Casi el 10% de los estadounidenses tiene diabetes, es decir, cerca de 29 millones padece de esta enfermedad crónica que afecta la capacidad del cuerpo para producir o utilizar adecuadamente la hormona que regula la glucosa en la sangre, la insulina.
No se puede ignorar que la diabetes tipo 2 suele estar acompañada de una o más condiciones de salud (obesidad, hipertensión, enfermedad cardiovascular) que pueden afectar aún más la capacidad de quien la padece, de defenderse apropiadamente del calor.
Varios estudios han examinado las consecuencias del calor en personas obesas y con condiciones de salud crónicas tales como hipertensión, enfermedades cardiovasculares y otras. En estas personas, el estrés por calor puede empeorar los niveles de actividad física ya limitados y aumentar la sensación de incomodidad, agravando síntomas específicos de estos problemas, explica una revisión publicada en la Biblioteca Nacional de Medicina de EE.UU.
Frente a la llegada de la temporada de calor, es importante tener en cuenta que recientemente, la diabetes se ha relacionado con alteraciones en la regulación del calor producido por ejemplo, frente a la actividad física en altas temperaturas. Si bien sigue siendo una nueva área de investigación, el tema de la diabetes y la exposición al calor despierta un interés particular a la luz del cambio climático y a la creciente prevalencia de las olas de calor.
Cuando el calor y el sobrepeso se suman
Los cambios en la composición corporal ocurren con la edad, de tal manera que los adultos mayores tienden a tener más grasa corporal y menos masa muscular que las personas jóvenes, y esto es más pronunciado en individuos con diabetes tipo 2.
Aunque estos cambios dependen de la actividad metabólica, la ingesta dietética y/o el nivel de actividad física, pueden tener un impacto importante en la capacidad fisiológica del cuerpo para disipar el calor.
Para algunas personas, el calor puede ser fatal. Quienes padecen de diabetes tipo 1 y 2 son particularmente vulnerables a los eventos de calor extremo, ya que representan un número desproporcionado de hospitalizaciones y muertes, informa la revisión mencionada arriba.
Muchas personas con una capacidad cardiovascular comprometida, incluyendo a muchas con diabetes tipo 1 y 2, pueden ser incapaces de responder apropiadamente al calor.
Es estrés térmico (cansancio por realizar ejercicio en altas temperaturas) puede alterar las propiedades de absorción y difusión de insulina, así como el funcionamiento normal de varias hormonas reguladoras de la glucemia, causando problemas agudos.
¿Por qué las personas obesas sufren más el calor?
Una persona obesa tiene una proporción más pequeña de superficie corporal respecto de la masa corporal necesaria para la evaporación eficaz del sudor que una persona más delgada de la misma altura, ya que esto no es proporcional a la superficie de la piel.
Además, la capacidad específica de eliminar calor que posee el tejido adiposo es menor que la de la masa libre de grasa. Por lo tanto, las personas con más grasa corporal almacenan más calor y padecerán un mayor aumento en la temperatura corporal.
Los científicos ya probaron las respuestas corporales en la gente y encontraron sorprendentes resultados. Un estudio examinó cómo eliminaban el calor del cuerpo durante el ejercicio bajo altas temperaturas los adultos mayores con sobrepeso, con y sin diabetes. Y se comprobó que los adultos mayores con diabetes tipo 2 almacenaron 1,5 veces más calor que sus contrapartes no diabéticas, y esto se atribuyó a las deficiencias relacionadas con la diabetes en la pérdida de calor.
Por lo tanto, las personas con diabetes deben tener un especial cuidado de exponerse a exigencias físicas en un entorno de altas temperaturas. Lo ideal es consultar con el profesional de salud sobre cómo protegerse, para no dejar de realizar ejercicio, una de las claves para ayudar a bajar el azúcar en sangre.
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