La diabetes y la depresión tienen una larga relación, que, sin embargo, aún no se entiende con certeza. Someterse a tratamientos para controlar la diabetes ¿puede generar estrés que devenga en depresión? Sufrir este trastorno mental ¿puede provocar malos hábitos de vida que desemboquen en diabetes? Aquí te contamos que dice la ciencia.
La diabetes es la séptima causa de muerte en todo el mundo. Ocurre cuando la insulina, una hormona que permite a nuestro cuerpo distribuir la glucosa (azúcar) entre las células para entregarles energía, no es suficiente (diabetes tipo 1) o no funciona adecuadamente (diabetes tipo 2).
Esto provoca que el azúcar permanezca en la sangre, acumulándose y causando graves problemas, como daños en la visión, nervios, riñones, corazón y cerebro. La Asociación Americana de Diabetes (ADA), estimó que en 2015 más de 30 millones de personas en EE. UU. (9.5% de la población) tenían diabetes.
La depresión es la principal causa de discapacidad en todo el mundo, según señala la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se trata de un trastorno mental frecuente que afecta por año a más de 300 millones de personas en el mundo y a 16 millones en EE. UU.
Aunque puede ocurrirle a cualquier persona, sin importar su edad, sexo o salud, los profesionales resaltan que nunca puede considerarse una "parte normal" de la vida. Tener diabetes aumenta la probabilidad de que una persona desarrolle depresión de dos a tres veces, pero solo entre el 25 y 50% de las personas con ambas afecciones reciben tratamiento.
Por este motivo, muchos especialistas se concentraron en desentrañar la relación que estas dos grandes afecciones comparten. Un ejemplo de esto fue el estudio del doctor Frank Hu, profesor de la Universidad de Harvard, que encontró que las enfermedades podrían fomentarse mutuamente.
En su trabajo, publicado en JAMA Networks, el especialista dio seguimiento a 55,000 enfermeras durante diez años, reuniendo datos a través de cuestionarios. Entre las más de 7,400 enfermeras que sufrieron depresión, existía un riesgo de desarrollar diabetes 17% más alto. Mientras tanto, las más de 2,800 que desarrollaron diabetes eran 29% más propensas a deprimirse.
Sobre esto, Hu explicó "Este estudio indica que estas dos dolencias pueden influenciarse entre sí, convirtiéndose así en un círculo vicioso. Así, la prevención primaria de la diabetes es importante para prevenir la depresión y viceversa".
Más evidencia
En 2014, durante la reunión anual de la ADA, en San Francisco, un estudio de la Universidad de California alertó sobre la común confusión entre el distrés que provoca la diabetes y la depresión. "Intentamos hacer una distinción entre el distrés por la diabetes y la depresión. Tener cierto nivel de distrés es parte del espectro de la diabetes", aseguró el autor Lawrence Fisher.
El distrés es el dolor emocional que se espera de alguien que tiene que gestionar una enfermedad crónica y exigente, como es el caso de la diabetes. Según los especialistas, sentirse culpable porque el azúcar en sangre no está controlado, y sentirse abrumado o avergonzado por la enfermedad es bastante típico.
Otro trabajo, publicado JAMA Psychiatry, encontró que la depresión y la diabetes son perjudiciales para el cerebro, y tener ambas afecciones puede aumentar significativamente el riesgo de demencia.
"Lo que esto busca decir es que necesitamos hacer un mejor trabajo para identificar tanto la diabetes como la depresión, y una vez registradas, tratarlas correctamente", dijo el doctor Dimitry Davydow, investigador del estudio y profesor asociado de psiquiatría y ciencias del comportamiento en la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington.
Su equipo analizó el riesgo de demencia entre 2.4 millones de personas en Dinamarca, que tenían depresión, diabetes tipo 2 o ambas, y los comparó con personas que no tenían ninguna de las dos condiciones. Sus resultados fueron claros: "La diabetes elevaba el riesgo de demencia en un 15%, la depresión en un 83% y las dos juntas en un 107%", aseguró Davydow.
La importancia del tratamiento
De la misma manera que estas enfermedades parecen fomentarse, también se las puede controlar con tratamientos simultáneos. En el estudio publicado en Annals of Family Medicine un equipo de investigadores analizó a 180 pacientes y halló que casi el 61% de los que recibieron la atención integrada combinada con un programa breve para ayudarles a cumplir con su régimen farmacológico, lograron mejores resultados en las pruebas de glucemia. Además, casi el 59% experimentó una reducción en los síntomas de depresión.
"Nuestros resultados demuestran que el tratamiento integrado para ambas afecciones, en combinación con un programa breve enfocado en el cumplimiento de los pacientes de atención primaria con diabetes tipo 2 y depresión, puede resultar en una mejora significativa de los resultados clínicos", explicó la doctora Hillary Bogner, profesora asistente de medicina familiar y salud comunitaria de la Facultad de Medicina Perelman y autora del estudio.
Sin embargo, lamentó que, aunque sus hallazgos expongan el vínculo entre ambos problemas, "en la práctica se implementan pocos programas integrados". Si bien esta declaración fue a finales de 2012, este déficit de atención parece mantenerse hasta el día de hoy, especialmente para los sectores de bajos recursos.
Por lo pronto, muchos especialistas coinciden en que la mejor manera de controlar ambas afecciones al mismo tiempo es con viejas y confiables opciones: ejercicio regular, buenos hábitos de sueño y alimentación, evitar el alcohol y el tabaco, y, sobre todo, no avergonzarse por su condición. Recurrir a grupo de apoyo y psicoterapias puede ayudar a despejar todo malestar.