¿Podría el sexo mejorar la salud de un paciente con Parkinson? Un nuevo estudio señala que sí, al menos en ciertos casos. Los autores monitorizaron a 355 pacientes y encontraron que los hombres que en etapa temprana fueron sexualmente activos experimentaron una progresión más "leve" de la enfermedad y una pérdida menos dramática de las habilidades motoras.
"Esto concuerda con los datos que muestran una estrecha relación entre la salud sexual y general, tanto en individuos sanos como en pacientes con enfermedades crónicas", señaló el equipo dirigido por la doctora Marina Picillo, profesora asistente en el Centro de Enfermedades Neurodegenerativas de la Universidad de Salerno, en Italia.
Nuestras neuronas utilizan un químico llamado dopamina para controlar el movimiento y la coordinación muscular. Cuando se presenta el mal o enfermedad de Parkinson, las neuronas que producen dopamina mueren lentamente. Sin este químico, las células que controlan el movimiento no pueden enviar mensajes apropiados a los músculos, por lo que resulta difícil controlarlos.
Actualmente casi 10 millones de personas padecen Parkinson a nivel mundial, y se calcula que para 2020 un millón vivirá con esta enfermedad sólo en EE. UU. Si bien su incidencia aumenta con la edad, aproximadamente un 4% de las personas con esta enfermedad fueron diagnosticadas antes de los 50 años. Además, los hombres tienen 1.5 veces más de probabilidades de verse afectados que las mujeres.
Esta enfermedad neurodegenerativa puede ser muy debilitante, y producir síntomas como temblores incontrolables, problemas para caminar, rigidez y encorvamiento, mareo o problemas de equilibrio y lentitud.
Además, no existe una cura o prevención contra el Parkinson, y los síntomas pueden ser difíciles de tratar.
Por este motivo, los investigadores del nuevo estudio decidieron analizar si una vida sexual activa podría ser de ayuda. Sus hallazgos se publicaron en European Journal of Neurology.
¿El sexo es una opción?
Los especialistas examinaron a 238 hombres y 117 mujeres que tenían alrededor de 57 años cuando fueron diagnosticados con Parkinson por primera vez. Al inicio del estudio, entre 2005 y 2006, se había calificado que todos tenían una enfermedad en "etapa temprana".
Todos se sometieron a pruebas de discapacidad motora y a evaluaciones de salud mental. Luego, completaron entrevistas de salud en que se les preguntó sobre sus hábitos de sueño, fatiga, dolor o apatía, salud cardíaca y respiratoria, problemas estomacales y urinarios, capacidad para concentrarse o recordar, y cambios de peso.
Además, se los consultó sobre su actividad sexual, incluyendo cantidad de relaciones y si sufrieron disfunción eréctil. Los resultados fueron los siguientes:
- Los hombres se mostraron dos veces más activos sexualmente que las mujeres. Dos tercios de los hombres dijeron que tenían relaciones sexuales, mientras que en las mujeres solo un tercio lo afirmó.
- Casi la mitad de los hombres se quejó por problemas de disfunción eréctil o de orgasmo.
- Todos los participantes redujeron su actividad sexual durante los dos años de seguimiento.
- Los hombres con actividad sexual mostraron una discapacidad motora menos grave y una mejor calidad general de vida, en comparación con aquellos que no tenían sexo. Sin embargo, las mujeres no mostraron el mismo efecto.
Sobre los hallazgos, los autores señalaron que las mujeres experimentan síntomas distintos de Parkinson que los hombres. También sostuvieron que la diferencia de los efectos del sexo podría deberse a que la muestra fue desbalanceada y que las mujeres "son menos propensas a hablar sobre los temas sexuales y genitales".
Sin embargo, el equipo de Picillo cree que estos resultados merecen la atención de los especialistas en trastornos del movimiento, quienes podrían considerar el historial sexual de un paciente como una herramienta para predecir o incluso influir en la progresión de la enfermedad de Parkinson.
El Dr. Adolfo Ramírez Zamora, de la Universidad de Florida, (quién no participó del estudio), señaló que "la asociación entre una vida sexual activa y la mejora en los síntomas motores y no motores es importante".
También explicó que la "hipersexualidad" es un "trastorno de control de los impulsos bien establecido y común" en los pacientes con Parkinson que toman ciertos tipos de fármacos, como pramipexol (Mirapex) o ropinirol (Requip).
Esto podría ayudarlos a activar un receptor del cerebro que sería el responsable de una mejor calidad de vida, y no el sexo como creen los autores del trabajo.
Más información sobre Parkinson: