El abuso de alcohol está relacionado con problemas graves de salud, y el hábito está en aumento en todas partes del mundo. Los mayores riesgos para la salud de las personas son fumar y beber alcohol, no consumir drogas ilegales, plantea un estudio internacional publicado en 2018 en Addiction.
En Estados Unidos las personas están bebiendo demasiado. Entre 2001-2002 y 2012-2013, la prevalencia del consumo de alcohol aumentó un 11,2% en el país, pasando de 65,4% a casi un 73%, según la Encuesta Epidemiológica Nacional sobre Alcohol y Condiciones Relacionadas.
Las consecuencias del abuso de alcohol para la salud son graves. Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) reportaron que el consumo excesivo de alcohol causó en promedio más de 88,000 muertes en los EE.UU. cada año entre 2006 y 2010. Además, el alcohol fue responsable de 1 de cada 10 muertes de adultos en edad laboral de entre 20 y 64 años.
Cada año, más del doble de personas mueren en EE.UU. debido al exceso de alcohol (88,0000) mientras que las muertes por heroína y sobredosis de medicamentos recetados con opiáceos suman 42,000, explica el Dr. Jamie Smolen, de la Universidad de Florida.
Smolen es un especialista en adicciones, y le preocupa cómo crece el consumo de alcohol a nivel social. “Como alguien que ha estudiado el trastorno por consumo de alcohol durante más de 15 años y que ha tratado a miles de pacientes que lo tienen, creo que es un problema de salud pública importante, aunque a menudo poco conocido” dice el Dr. Smolen, quien revela el siguiente informe aparecido en The Conversation.
Un lubricante social
El alcohol puede ser una manera rápida y fácil de entrar en el espíritu de una celebración. Y se siente bien. Después de dos copas de vino, el cerebro se activa a través de procesos neurobioquímicos complejos que liberan naturalmente dopamina, un neurotransmisor de gran importancia.
Cuando la molécula de dopamina se fija a su receptor ubicado en la superficie de una neurona, o célula cerebral básica, se produce un "zumbido". A menudo es anticipado antes de que el segundo vaso esté vacío.
Hay quienes, sin embargo, beben justo después del zumbido antes de la embriaguez. Para ellos, el cerebro comienza a liberar la misma dopamina placentera, no es diferente de lo que sucede en el bebedor ocasional, pero no se detiene allí. Y puede derivar en una compulsión para beber en exceso.
El consumo excesivo de alcohol, definido como beber 5 o más tragos para hombres y 4 para mujeres en la misma ocasión en al menos un día en los últimos 30 días, es una condición médica que daña el funcionamiento comparativo de los circuitos de placer en el cerebro.
Las tres etapas de la adicción
El proceso de adicción al alcohol implica un ciclo de tres etapas: intoxicación compulsiva, afecto negativo a la abstinencia y anticipación a la preocupación.
Comienza en las neuronas, el tipo básico de célula cerebral. El cerebro tiene un estimado de 86 mil millones de estas células, que se comunican a través de mensajeros químicos llamados neurotransmisores.
Las neuronas pueden organizarse en grupos y formar redes para realizar funciones específicas tales como el pensamiento, el aprendizaje, las emociones y la memoria. El ciclo de adicción interrumpe la función normal de algunas de estas redes en tres áreas del cerebro: los ganglios basales, la amígdala extendida y la corteza prefrontal.
Las interrupciones hacen varias cosas que contribuyen a continuar bebiendo. Estas redes son fundamentales para la supervivencia humana. Desafortunadamente para el bebedor compulsivo, quedan "secuestradas" y los atracones continúan incluso después de que los efectos nocivos hayan comenzado.
Debido a que los cerebros de los bebedores compulsivos sienten un intenso placer por el alcohol, existe una poderosa motivación para beber en exceso una y otra vez. Lo que puede comenzar como consumo excesivo de alcohol en fiestas para la recreación puede causar cambios neuro-adaptativos progresivos en la estructura y función del cerebro.
Entonces, el cerebro ya no está lo suficientemente bien como para funcionar normalmente (...). Y el bebedor es impulsivo y compulsivo.
Una enfermedad que puede ser tratada
La evidencia científica muestra que este trastorno puede ser tratado. La Administración de Drogas y Alimentos (FDA) ha aprobado tres medicamentos para el tratamiento que se deben ofrecer cuando sea apropiado.
Existe evidencia científica bien respaldada de que las terapias conductuales pueden ser también un tratamiento efectivo. Esto incluye servicios de apoyo de recuperación, como Alcohólicos Anónimos (AA).
Lo que es más importante es que el consumo excesivo de alcohol es un trastorno cerebral que causa una enfermedad crónica. No es diferente de la diabetes, el asma o la hipertensión.
Cuando se brinda atención integral y continua, los resultados de recuperación mejoran para el bebedor compulsivo.
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