Diarrea, estreñimiento, hinchazón, gases o acidez estomacal. Todos hemos experimentado en algún momento alguno de estos síntomas que indican problemas gastrointestinales. Generalmente, ocurren tras comer demasiado o algo que no nos sienta bien, y aunque suelen desaparecer después de un tiempo, se los puede evitar incorporando unas sencillas medidas.
Mantén una dieta equilibrada
Parece una obviedad, pero un aspecto muy importante para prevenir los problemas gastrointestinales es cuidar la alimentación. Los profesionales recomiendan evitar o limitar los alimentos grasosos, fritos, azucarados y difíciles de digerir, a la vez que se incorporan alimentos ricos en fibra, como frutos secos, cereales, y frutas, como cerezas, uvas, o pimientos.
También es útil incluir alimentos como pescado, aceite de oliva o aguacate, ya que son ricos en ácidos grasos omega-3, los cuales ayudan a estabilizar las paredes celulares y reducir la inflamación. Otra opción es recurrir a los probióticos, microorganismos que pueden encontrarse en yogures, kéfir, o leches fermentadas, y que ayudan a mantener el equilibrio de la "flora intestinal".
Hidrátate correctamente
Cuando hablamos de mantener una dieta saludable, solemos concentrarnos en lo que comemos, pasando por alto lo que bebemos. Las bebidas azucaradas, alcohólicas o energizantes interfieren con la absorción de nutrientes y contribuyen a la acidez, inflamación, diarrea o problemas hepáticos. Los expertos coinciden en que lo mejor es hidratarse correctamente, ya que el agua ayuda al cuerpo a eliminar desechos y toxinas.
La cantidad de agua que cada uno necesita puede depender de numerosos factores, como el nivel de actividad física, edad o ubicación geográfica y temperatura. Las recomendaciones generales indican que se debe beber 3.7 litros de agua al día o 15 vasos.
Incorpora comidas más pequeñas y frecuentes
Puedes prevenir la indigestión, hinchazón y acidez de estomacal cambiando la frecuencia con la que comes, sin aumentar la ingesta total de calorías. Por ejemplo, en lugar de tres "potentes" comidas al día, haz de cuatro a cinco, pero más pequeñas. También te puede resultar útil comerlas lentamente, tomándote el tiempo para masticar correctamente los alimentos. Esto te ayudará a sentirte satisfecho más rápido y a prevenir problemas digestivos que ocurren por comer en exceso.
Precauciones e higiene
La intoxicación alimentaria o enfermedad transmitida por los alimentos es una reacción que puede ocurrir cuando consumimos comida contaminada o en mal estado. Una de las causas más comunes por las que se contaminan los alimentos es la "contaminación cruzada" o transferencia de los organismos nocivos de una superficie a otra. Esto resulta más peligroso cuando se trata de alimentos crudos o listos para consumir, debido a que no necesitan cocción y por lo tanto no se logra eliminar a los microorganismos invasivos.
Para prevenir una intoxicación alimentaria y evitar problemas digestivos comunes, como náuseas, diarrea, dolores y calambres abdominales, debes: lavar bien tus manos con agua y jabón (antes y después de comer, antes de cocinar y después de ir al baño), lavar bien las verduras y frutas, cocinar bien las carnes, mantener limpios los ambientes para cocinar, y lavar bien tus utensilios de cocina.
El sobrepeso y la obesidad son afecciones que se asocian a distintos problemas para la salud, como hipertensión, colesterol alto, diabetes tipo 2, accidente cerebrovascular, enfermedad coronaria y mayor riesgo de muerte. Otra de sus consecuencias (especialmente cuando los kilos de más se concentran en la zona media) es el empeoramiento de los problemas digestivos, como acidez estomacal, inflamación o gases. Ten en cuenta estos consejos para lograr un peso saludable.
Haz ejercicio regularmente
El ejercicio regular contribuye significativamente a la prevención de problemas digestivos al mejorar la circulación sanguínea y promover un sistema inmunitario saludable. La actividad física también estimula el movimiento peristáltico en los intestinos, facilitando el proceso de digestión y evitando problemas como el estreñimiento. Además, el ejercicio reduce el riesgo de enfermedades como la obesidad, que está vinculada a trastornos digestivos como la enfermedad del hígado graso.
Controla los niveles de estrés
El control del estrés es crucial para mantener un equilibrio hormonal adecuado, ya que el estrés crónico puede afectar negativamente al sistema digestivo, al desencadenar respuestas inflamatorias y desequilibrar la microbiota intestinal, lo que puede conducir a problemas como el síndrome del intestino irritable. Practicar técnicas de manejo del estrés, como la meditación o el yoga, y dormir correctamente, pueden ayudar a prevenir complicaciones a largo plazo.
¿Cuándo debes consultar a un médico?
Aunque los problemas digestivos suelen desaparecer después de un tiempo, en ciertos casos pueden ser signos de una afección más grave, como síndrome del intestino irritable (SII), enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE), úlceras o cálculos biliares. Si presentas síntomas graves, como problemas para tragar, vómitos dolor abdominal severo, pérdida de peso inexplicable, o deposiciones con sangre, deberás buscar atención médica de inmediato.
Fuentes consultadas:
Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU., Clínica Mayo, Instituto Nacional de la Diabetes y las Enfermedades Digestivas y Renales.