Para evitar la rabdomiólisis no esperes hasta sentir sed
Por Hercilia Garnica
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El término rabdomiólisis viene del griego. Rabdo significa estriado, Mio músculo, y lisis degradación o destrucción. La rabdomiolisis es una patología provocada por exceso de ejercicio, entre otras causas, que se caracteriza por la destrucción del músculo estriado, lo que genera la liberación, al torrente sanguíneo, del contenido celular. Estos contenidos son potencialmente tóxicos. Esto puede inducir a un daño en los riñones.
Además de algunos síntomas no específicos como fiebre, vómitos, diarrea, náuseas y fatiga extrema, la indicación más clara es la aparición de músculos hinchados, blandos y doloridos. Los afectados informan de grave dolor muscular. Una pista definitiva es el color de la orina, que se vuelve marrón rojizo. Debes consultar al médico de inmediato. En este punto el fallo renal agudo es inminente o puede haber ocurrido.
Dolor y fatiga
Dos de los signos más importantes y llamativos de la enfermedad son el dolor y la fatiga intensa. Es la manera que tiene el cuerpo de decirte que ha llegado a su límite, no importa si entrenas o descansas. Realiza descansos si lo necesitas, utiliza la inteligencia y detente si te resulta demasiado. Pero, sobre todo, si encuentras signos graves consulta a tu médico. Porque más vale prevenir que curar.
Los primeros síntomas de una rabdomiólisis pueden aparecer al final de un entrenamiento o competición cuando el músculo está muy extenuado. Los signos más evidentes se manifiestan con calambres musculares y falta de fuerza o debilidad muscular, es decir, la sensación de que la musculatura no responde como debería hacerlo en condiciones habituales.
La sintomatología de la rabdomiólisis se prolonga más allá de las 72 horas. Como explica el Dr. Puig, “una de las señales visuales de alarma es observar un color rojizo y oscuro en la orina. Si esto ocurre, la persona debería acudir de inmediato al hospital para ser atendida. En este caso, se le realizaría un análisis para comprobar si hay hematíes en la orina o se trata de mioglobina”.
Escucha a tu cuerpo
Un atleta no puede frenar la progresión de la enfermedad por sí solo, por eso los remedios caseros como beber mucha agua no son de ayuda cuando la lesión ya está en proceso. En general cualquiera que entrene más allá de su límite, es decir sobre entrene e ignore las señales de advertencia como cansancio agudo o músculos doloridos, puede verse afectado. Si tu cuerpo necesita un descanso, escúchalo.
El entrenamiento inteligente es la única manera de fortalecer los músculos y el cuerpo como un todo y, por lo tanto, de reducir el riesgo de padecer rabdomiólisis. No obstante, la salud es lo primero y por esa razón es importante que no hagas ejercicio si tienes mucho dolor muscular. Si te ejercitas así, puedes dañar gravemente las fibras musculares y desencadenar una especie de traumatismo en ellas.
Si vas a entrenar debes evitar, a toda costa, consumir alcohol, drogas o medicamentos (fuertes). Tampoco debes hacer ejercicios si estás enfermo. Estas combinaciones, además de aumentar el riesgo de sufrir rabdomiólisis, se traducen en muchos más peligros para tu salud, que no siempre pueden calcularse. También has de evitar los esteroides.
Evita las temperaturas extremas
Procura no hacer ejercicio con temperaturas extremas, tanto frías como calientes. La carga en el cuerpo entero es demasiado grande si hace mucho calor o hay temperaturas bajo cero. Además de problemas circulatorios, inflamación de las vías respiratorias y desarrollo de enfermedades agudas, las circunstancias extremas no permiten que el cuerpo asimile los estímulos del entrenamiento con eficacia.
Hidrátate correctamente
Aunque el trastorno no tiene una alta incidencia entre deportistas, siempre es recomendable extremar las precauciones y prevenir a tiempo. Lo más importante es entrenar correctamente y prepararse físicamente. También es conveniente dosificar mucho los esfuerzos sobre todo cuando se está en unas condiciones de mucho calor y humedad y, lo más fundamental, hidratarse. Cuanto más líquido, menos posibilidades de intoxicación existirán.
El diagnóstico se realiza a través de un examen físico, pruebas de laboratorio que pueden incluir sangre y orina (examen de mioglobina urinaria, creatinina en orina, análisis que revele cilindros y sea positivo para hemoglobina) o pruebas musculares (electromiografía).
Tratamiento a tiempo
Un diagnóstico temprano y un tratamiento correcto son la clave para la recuperación total de la enfermedad y evitar daños permanentes. La administración a tiempo de abundantes líquidos, puede evitar el daño renal al expulsar de inmediato la mioglobina de los riñones. Cuando la insuficiencia renal se produce, es necesaria la diálisis para filtrar los productos tóxicos de desecho.
Fuentes consultadas
Clínica Mayo
Asociación de la Distrofia Muscular
Colegio Estadounidense de Reumatología
Dr. Josep Mª Puig Marí, jefe de sección de trasplantes del servicio de nefrología del Hospital del Mar de Barcelona