Frutas deshidratadas: concentración de nutrientes y calorías

Son fuente excelente de potasio, calcio, hierro y de provitamina A (beta-caroteno) y niacina o B3. La vitamina C, en mayor cantidad en la fruta fresca se pierde durante el desecado. Constituyen una fuente por excelencia de fibra soluble e insoluble, lo que le confiere propiedades saludables para mejorar el tránsito intestinal. El aprovechamiento del calcio de estos alimentos es peor que el que procede de los lácteos u otros alimentos.

La deshidratación o desecación de las frutas es otro proceso de conservación de alimentos conocido desde tiempos antiguos. La razón fundamental de su éxito radica en el hecho de que la pérdida de agua no permite que los microorganismos y enzimas proliferen. Además, la deshidratación reduce el peso de la fruta y facilita el almacenamiento de los productos.

Las frutas desecadas mantienen muchas de las condiciones de las frutas frescas, por ejemplo, el sabor y el color que normalmente mejoran en intensidad con respecto a su estado fresco; también aumenta su vida útil para el consumo, pero presentan una pérdida de vitaminas especialmente de las del tipo C y A.

La fruta desecada más conocida y comercializada es la uva pasa, tanto la verde como la oscura o tinta. Tiene un alto contenido de azúcar, pero también posee propiedades antioxidantes y, según algunos estudiosos, también anticancerígenas. La segunda más popular es la ciruela pasa, que se procesa con el hueso (semilla) o sin ella. A esta fruta también se le asignan propiedades antioxidantes, y funciones facilitadoras en casos de estreñimiento.

Los albaricoques o melocotones, también conocidos como “orejones”, son otras de las frutas deshidratadas más populares y se utilizan en la dieta de los deportistas por su poder energético. Los tomates deshidratados se usan en múltiples variedades en la cocina: ensaladas, pizzas, panes especiales y conservas con aceite de olivas y especias. Otros productos deshidratados son los higos, el mango, la piña, la guanábana, los plátanos y los bananos-

Sandra Sastoque, nutricionista, egresada de la Universidad del Atlántico, asegura que las frutas deshidratadas son muy importantes en el tratamiento de procesos digestivos, como por ejemplo el estreñimiento por su alto contenido de fibra. También ayudan a personas con hipertensión.

Hay una diferencia notable entre las frutas secas y las deshidratadas. Las primeras tienen la cáscara dura, son ricas en grasas insaturadas, tipo omega 3. El maní, los pistachos, la macadamia o las nueces son algunos ejemplos. Las segundas se producen al exponerlas a una fuente calórica para deshidratarlas. Dependiendo de su maduración, el proceso es más rápido.

Aunque el aporte de calorías de las frutas deshidratadas es mayor, según un estudio realizado en Budapest por los investigadores Daniel Gallaher y Adriana Kaliorra, las frutas desecadas contienen las mismas propiedades anticancerígenas que las frescas. De hecho, se comprobó que pueden detener la propagación de células cancerígenas, motivan la muerte de tejido canceroso y suprimen la inflamación.

El kiwi tiene excelente función laxante. La manzana ayuda al corazón y al proceso circulatorio. Tiene alto contenido de vitamina C. El plátano se recomienda para las úlceras de estómago y es una gran opción nutritiva. También previene calambres. La piña ayuda a reducir las afecciones de garganta y posee amplias propiedades antibióticas y anti inflamatorias

Cada 100 g de frutas desecadas o deshidratadas contiene:calorías: no supera las 320 calorías. Carbohidratos: elevada concentración de carbohidratos simples: entre 60 a 75 gramos. Proteínas: entre 1 y 4 g. Grasas: hasta 1.7 gramos- Hierro: moderada cantidad, importante para las personas que siguen dietas vegetarianas. Los orejones de durazno y el higo seco son los que mayor proporción presentan.

Son un excelente recurso en tratamientos de obesidad. Un puñadito puede reemplazar una fruta mediana. Las frutas desecadas regulan las hormonas que intervienen en las conductas alimentarias; se alcanzan menores niveles de grelina (hormona que estimula el apetito) y mayores niveles de leptina (hormona que inhibe el hambre).

La fruta tiene tres tipos de azúcar: fructosa, glucosa y una combinación de ambos que se llama sacarosa o "azúcar de mesa".Pero los azúcares en la fruta son menos densos que los de las golosinas- Esta diferencia es especialmente importante para las personas con diabetes. Eso la hace menos peligrosa para los diabéticos, que deben monitorear sus niveles de azúcar en sangre.

Alicia Crocco. licenciada en Nutrición, autora de Nutrir mi Embarazo, Ansiedad Vs. Saciedad, Creo & Adelgazo, entre otros- Nutricionista Lauri Wright, especialista en Salud Pública y vocera de la Academia de Nutrición y Dietética de Florida Elvira Isganaitis, una endocrinóloga pediátrica del Centro de Diabetes Joslin e instructora de la Escuela de Medicina de Harvard, en Estados Unidos. Sandra Sastoque, nutricionista, egresada de la Universidad