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Fútbol, más allá del Mundial
Por julioguzbra@hotmail.com
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Las piernas más exigentes
No sólo se trata de meter una pelota en la portería rival. Detrás de esta tarea, aparentemente sencilla, se esconde un gran sacrificio y esfuerzo traducido en muchas horas de trabajo y preparación. Te invitamos a conocer todo lo que hace un futbolista para dar el máximo en la cancha previo a la final del Mundial.
La entrega que un futbolista tiene suele ser impresionante. Sin importar el clima o una fuerte lesión, ellos se rompen el alma en la cancha. En alguna ocasión el delantero Leo Messi comentó: “Yo vivo para jugar al fútbol no por sus beneficios económicos, además juego por mi equipo y no para mí mismo”.
Varios futbolistas desquitan cada centavo de los millonarios sueldos que tienen y el desgaste físico no se hace esperar: se calcula que las pulsaciones por minutos de un jugador en un partido agotante puede alcanzar las 180, mientras que pueden llegar a correr entre 14 y 16 kilómetros en los 90 minutos de partido.
No sólo juegan once contra once en la cancha. Detrás de un equipo también se albergan equipos de profesionales. Nutricionistas, médicos, entrenadores y preparadores físicos se encargan de conseguir un estado óptimo físico y mental de los futbolistas.
Preparación física
Antes de salir al ruedo, los gladiadores del balompié son revisados por un equipo de fisioterapeutas. “En una plantilla de 20, entre 6 y 12 necesitan masajes para revertir las molestias y llevar a cabo con garantía el trabajo sobre el césped”, comenta José Luis Arjol, quien ha preparado a equipos como Zaragoza y el Oporto.
La importancia de andar al 100 en la cancha es una prioridad, tanto que una lesión no puede permitirse, por lo que se cuenta con aparatos y personal especializado para tratarla. Los jugadores son conscientes que si no se recuperan a la brevedad, detrás de ellos siempre habrá alguien más para ponerse en su lugar.
El terror de muchos
Podríamos decir que las rodillas de los futbolistas son la parte más importante para hacer su trabajo; sin embargo, una lesión como la rotura de ligamento cruzado anterior suele tener tristes repercusiones. “Deja al futbolista cinco o seis meses sin jugar”, comenta el Dr. Alfonso del Corral, médico del Real Madrid de 1994 a 2007.
Con la finalidad de rehabilitarse de una lesión los jugadores son capaces de todo. Como ejemplo, el ex jugador del Atlético de Madrid, Diego Costa, quien cuando se encontraba lesionado previo a la final de la Champions League viajó a Serbia para recibir tratamiento con placenta de yegua.
Buscan mejorar
De igual forma, el ex jugador español del Real Madrid Raúl, con la intención de dar lo mejor de sí en la cancha consiguió una cámara de hipoxia, la cual acondicionó en su casa. Este instrumento tiene la facultad de proporcionar oxígeno a los músculos y retrasar la sensación de cansancio. Los futbolistas saben que hay que dar más del 100.
Frente a esto, los jugadores se meten en una batalla entre el cuerpo y la mente. “No pueden oscilar entre la euforia y el pesimismo”, comenta Carlos Martínez, doctor en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte al periódico El País. Los entrenadores son quienes se encargan de darles un buen enfoque mental para superar adversidades.
Entrenamiento casi militar
La preparación de los futbolistas no sólo se lleva a cabo en la cancha. También se lleva a cabo en la piscina, con fisioterapeutas y en el gimnasio, en donde, según El País, tienen que realizar como mínimo 120 abdominales al día más otros ejercicios. Por otra parte, también observan vídeos de sus rivales a vencer.
Una de las partes del cuerpo clave a ejercitar son las piernas, para lo cual se sugiere realizar trabajos de fuerza y flexibilidad, agilidad, velocidad, resistencia. El gimnasio puede ser un buen lugar para lograrlo. La intención es ganar fuerza y potencia en los músculos de dichas extremidades.
Alimentación por igual
Llenar el tanque de combustible también es importante, por lo que los carbohidratos son los alimentos predilectos para brindar de energía al jugador: pasta, arroz y patatas, además de ser de fácil digestión proporciona a los músculos la potencia que necesitan. Cinco horas antes del partido muchos jugadores suelen comerlos.
Antes de hacer ejercicio
Previo a realizar alguna actividad física se recomienda consumir mucha proteína, la cual ayudará a la síntesis muscular durante el ejercicio. Esto contribuirá a que un jugador tenga un retraso de la fatiga y según la Biblioteca Nacional de Medicina, hay un menor riesgo de lesión muscular.
Chequeos
De la misma manera, la salud de los jugadores todo el tiempo es vigilada. Exámenes de sangre, de orina y de grasa corporal son de rigor. Por si no fuera suficiente, a diario tienen que pesarse y si se rebasan lo establecido el precio se paga con multas, pues tener sobrepeso puede derivar en algunas lesiones, advierten expertos.
El corazón y el pulso cardiaco de los deportistas también es revisado por lo que son sometidos a electrocardiogramas, ecocardiografías, así como a pruebas de esfuerzo cardiaco. De igual modo se revisan la eficiencia de los pulmones, músculos y huesos.
Energía al tope
Se calcula que en promedio un adulto ingiere entre 2,000 y 2,200 kilocalorías. En el caso de un futbolista, la ingesta debe de ser de entre 2,800 y 3,200 debido al desgaste físico que ocurre en los entrenamientos y en los partidos. No obstante, conforme se acerca el retiro el consumo debe disminuir.
Prohibiciones
Ser una estrella del fútbol también tiene sus limitaciones. En algunos clubes los jugadores tienen prohibido practicar deportes de alto riesgo, esquiar, montar a caballo o viajar en motocicleta, con la finalidad de evitar algún accidente que afecte a las piernas. No hay que olvidar que algunas piernas están valuadas en millones de dólares.
Y cuando son vacaciones, los futbolistas tienen prohibido tocar la pelota, ni siquiera de chiste. Y es que en sus piernas se acumulan la actividad de más de 40 partidos al año y más de seis horas al día de entrenamiento. Al fin de cuentas, los cuerpos también merecen su descanso, y después del Mundial un breve receso no caería nada mal.