El síndrome de fatiga crónica no mejora con el descanso

El síndrome de fatiga crónica es una enfermedad grave y de larga duración que afecta a muchos sistemas del cuerpo. Con mucha frecuencia, el síndrome dificulta la realización de actividades cotidianas, y a veces, incluso, es posible que ni siquiera puedas salir de la cama. Los síntomas aparecen y desaparecen, cambian con el tiempo, y en ocasiones pueden mejorar y otras veces empeorar.
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Empeora con la actividad física

El síndrome de fatiga crónica es un trastorno complejo caracterizado por fatiga extrema que no puede atribuirse a ninguna enfermedad preexistente. La fatiga puede empeorar con la actividad física o mental, y no mejora con el descanso. Esta afección también se conoce como “enfermedad sistémica por intolerancia al esfuerzo” o “encefalomielitis miálgica”. A veces, se abrevia “EM/SFC”.
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Disminuye la calidad de vida

Aunque no afecta directamente la esperanza de vida del paciente, el síndrome de fatiga crónica puede ser considerada una enfermedad grave debido a la forma como impacta en la calidad de vida de la persona. Hay diferencias entre poseer el síndrome de fatiga crónica y presentar a menudo fatiga. De hecho, solamente el 10% de los pacientes que se quejan de fatiga crónica efectivamente presentan criterios para el diagnóstico.
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Combinación de factores

Los científicos no saben qué causa el síndrome de fatiga crónica. Sospechan que puede haber más de una causa. Algunos expertos creen que el síndrome de fatiga crónica puede desencadenarse por una combinación de factores. Aunque existen muchas teorías, que van de las infecciones virales al estrés psicológico.
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Predisposición en algunas personas

Es posible que algunas personas nazcan con una predisposición al trastorno que después se desencadena por una combinación de factores. Los posibles desencadenantes comprenden: infecciones virales. Entre los virus sospechosos están el virus de Epstein-Barr, el virus del herpes humano 6 y los virus de la leucemia del ratón. Todavía no se ha encontrado un vínculo concluyente.
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Sistema inmunitario

El sistema inmunitario de las personas que tienen síndrome de fatiga crónica parece estar levemente afectado, pero no está claro si este deterioro es suficiente como para causar efectivamente este trastorno. También pueden presentarse niveles anormales en sangre de las hormonas que se producen en el hipotálamo, en la hipófisis o en las glándulas suprarrenales. Pero todavía se desconoce la importancia de estas anormalidades.
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Factores de riesgo

Los factores que pueden aumentar los riesgos de padecer síndrome de fatiga crónica son: la edad. El síndrome puede ocurrir a cualquier edad, pero afecta con más frecuencia a personas de entre 40 y 50 años. Las mujeres reciben el diagnóstico con mucha más frecuencia que los hombres. La dificultad de manejar el estrés puede contribuir a la aparición del síndrome de fatiga crónica.
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Señales importantes

Algunos de los signos y síntomas de la fatiga crónica son: fatiga, pérdida de memoria o concentración, dolor de garganta, agrandamiento de los ganglios linfáticos del cuello o las axilas, dolor articular o muscular sin causa aparente, dolores de cabeza, sueño no reparador, agotamiento extremo que dura más de 24 horas después de realizar ejercicio físico o mental.
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Varias pruebas médicas

Ninguna prueba individual puede confirmar un diagnóstico de síndrome de fatiga crónica. Es posible que necesites una variedad de pruebas médicas para descartar otros problemas de salud que tienen síntomas similares. El médico querrá saber con qué frecuencia tienes síntomas, qué tan serios son, cuánto tiempo han durado y cómo afectan tu vida. También indicará un examen completo de estado físico y mental, pruebas de sangre y orina, entre otras.
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Complicaciones posibles

Las posibles complicaciones del síndrome de fatiga crónica comprenden: depresión, aislamiento social, restricciones en el estilo de vida, aumento en las ausencias laborales por mareos, diarrea y alergias frecuentes que pueden afectar las ocupaciones cotidianas.

Evitar la estigmatización

A veces el examen físico suele ser normal. El paciente se queja de dolor, pero no se encuentra ninguna lesión, se queja de fiebre, pero el termómetro nunca la muestra, los ganglios linfáticos dolorosos son normales a la biopsia y la electromiografía no demuestra la debilidad muscular. Esta incapacidad en documentar las dolencias puede suponer que los pacientes finjan la enfermedad. Por eso hay que evitar la estigmatización.
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Psicoterapia y ejercicios

No existe cura para el síndrome de fatiga crónica y el tratamiento no siempre es satisfactorio. De todos los tratamientos ya probados, los que realmente proporcionan mejoría clínica son la psicoterapia y ejercicios físicos regulares. El ejercicio debe iniciarse con cargas muy ligeras, con lento y progresivo aumento a medida que el paciente tolera. A largo plazo, la práctica de ejercicios mejora mucho la calidad de vida.

Fuentes consultadas

Clínica Mayo Academia Americana de Médicos de Familia Sociedad Nacional de Esclerosis Múltiple Biblioteca Nacional de Medicina
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