Aprende a reconocer si sufres de fobia social

La fobia social (a veces denominada ansiedad social) es un tipo de problema de ansiedad. La timidez o inhibición exagerados se convierten en un miedo paralizante que hacen que te sientas incómodo en situaciones sociales cotidianas como saludar al vecino, ir al banco, comprar una medicina o hablar con algún desconocido porque crees que serás juzgado. Si estas situaciones te sobrepasan y te anticipas a ellas es posible que padezcas de fobia social.

Es probable que tu familia piense que solo sea timidez porque la mayor parte del tiempo te sientes cohibido y ansioso, tanto que no puedes hablar en público, hacer una exposición frente a tus compañeros de clases o socializar con amigos y vecinos en una plaza pública. Los expertos señalan que es probable que la causa no sea simplemente la timidez. Es posible que se trate de un trastorno denominado “fobia social”.

investigadores del Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos (NIH) examinaron tasas de timidez y de fobia social entre más de 10,000 adolescentes que participaron en una encuesta nacional. Casi la mitad de ellos dijeron que eran tímidos, pero apenas un 12% cumplió con los criterios para la fobia social en algún momento de sus vidas.

Si se trata de conocer gente nueva, hablar en público te paralizas por completo y esa timidez excesiva sale a la luz hasta un punto en que sientes vergüenza y ese sentimiento llega a interferir con tu vida diaria. En lugar de disfrutar de las actividades sociales convencionales, sufres y evitas al máximo cualquier contacto con el exterior. Es posible que ya no puedas comer delante de nadie o usar un baño público.

Sufrir de fobia social por mucho tiempo puede provocar que te sientas solo o decepcionado por haber perdido oportunidades de hacer amigos y divertirte. O de unirte a un club, ir a una fiesta o invitar a alguien a una cita. Es posible que, aunque sepas la respuesta, te quedes callado en clase cuando el profesor hace una pregunta, no quieras leer en voz alta tu tarea, te sientas incapaz de hacer una exposición.

La fobia social suele comenzar en la juventud y un médico puede diagnosticarla si has tenido síntomas durante por lo menos 6 meses. Sin tratamiento, la fobia social puede durar muchos años e incluso toda la vida. A veces puedes presentar consumo de alcohol u otra droga con el trastorno de ansiedad social.

Tu familia y tu mismo pueden constatar el trastorno si sientes mucha ansiedad cuando estás rodeado de otras personas y te cuesta trabajo hablar con ellas. Tienes temor de que te juzguen. Te preocupas mucho días o semanas antes de un evento donde habrá otras personas. Evitas lugares donde hay extraños. Te sonrojas, sudas o tiemblas cuando estás con gente diferente. Tienes náuseas o malestar en el estómago cuando estás en un sitio inusual.

Al igual que otras fobias, la fobia social es una reacción a algo que no es realmente peligroso; aunque la mente y el cuerpo responden como si lo fuera. Puedes experimentar mayor frecuencia de las pulsaciones y respiración acelerada. Eso forma parte de la respuesta de resistencia o huida de tu cuerpo. Son el resultado de una inyección de adrenalina.

A veces la fobia social es hereditaria, pero nadie sabe con seguridad por qué algunas personas la tienen y otras no. Los investigadores han descubierto que el miedo y la ansiedad involucran varias partes del cerebro y que la dificultad para interpretar la conducta de las demás personas puede activar la fobia social. Eso se traduce en las escasas habilidades sociales que algunas personas pueden padecer. Ante esos temores, prefieres aislarte.

Primero, habla con tu médico acerca de los síntomas y él debe asegurarse que esas señales no son causadas por algún problema físico. De ser así, es probable que te refiera a algún especialista en salud mental. Por lo general, la fobia social se trata con psicoterapia, medicamentos o una combinación de ambos. Te enseñan otras formas de pensar, comportarte y reaccionar ante distintas situaciones para que sientas menos ansiedad o temor.

Las personas con fobia social pueden aprender a manejar el miedo, desarrollar confianza y habilidades para enfrentar situaciones difíciles, además de dejar de evitar las cosas que les provocan ansiedad. Pero no siempre es sencillo. Superar la fobia social requiere de coraje y de un esfuerzo diario que implique ir más allá de lo que resulta cómodo, poco a poco. Es necesario el compromiso de avanzar en lugar de alejarse cuando hay inhibición.