Una cosa es preocuparse ante situaciones cotidianas complicadas otra es sentirse ansioso todos los días, por cualquier cosa. Si la ansiedad es una compañera de ruta en tu vida desde hace al menos seis meses, puedes padecer un Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG).
El 18 % de los adultos en EE.UU (aproximadamente 40 milliones entre 18 y 54 años de edad) sufre de problemas de ansiedad, según el Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH). Sin embargo, pocos lo saben. La mayoría anda por la vida intentando apaciguar los síntomas como pueden, sin saber que la ansiedad se puede tratar y mejorar.
Cuando hablamos de Trastornos de Ansiedad nos referimos a una enfermedad mental que produce un grado de ansiedad muy importante, que no se relaciona con el problema real que la persona está viviendo. No se trata de una preocupación esperable ante una realidad estresante sino algo sobredimensionado.
El trastorno generalizado de ansiedad es el más común de estos trastornos. Son personas que “no pueden parar” de preocuparse por todo, más allá de la realidad del problema. Esto interfiere con el desempeño normal de la persona, quien experimenta síntomas físicos, como taquicardia, hipertensión, dolor en el pecho y sudoración.
Hay tres puntos claves para distinguir la ansiedad patológica de la normal: si hay una causa que justifique el ataque, si ese estado tiene una duración prolongada y si afecta profundamente la vida del individuo. Es decir, si no hay un motivo aparente que justifique la ansiedad, si impide el desarrollo normal de las relaciones sociales y de la capacidad de trabajar y si dura más de seis meses, es patológico.
Todos pueden sufrir de Trastorno de Ansiedad Generalizada y quienes reportan esta enfermedad aseguran que la padecen de toda la vida. Es más frecuente en mujeres que en hombres, y afecta también a los niños y adolescentes.
La tensión o preocupación constante es el síntoma principal. Cualquier asunto puede ser factor de ansiedad: temas de pareja, trabajo, dinero, salud, exámenes, y cualquier otro problema. La persona que lo sufre es consciente del problema pero no puede controlarlo.
Otras complicaciones
Puede venir acompañado de dificultad para concentrarse, cansancio y fatiga, irritabilidad, problemas para dormir, inquietud, tensión muscular (temblor, dolor de cabeza) y problemas estomacales, como náuseas o diarrea.
Qué esperar de la consulta médica
Si crees que sufres de este trastorno o conoces a un familiar o amigo que lo padece, lo primero es pedir una cita con el médico, quien realizará un minucioso examen físico y psiquiátrico para descartar componentes orgánicos que puedan llevar a los mismos síntomas que la enfermedad mental y realizar un diagnóstico preciso.
Objetivos de la psicoterapia
El principal objetivo de una psicoterapia en este caso es lograr reducir los síntomas que impiden el normal desempeño de la persona en su vida cotidiana, laboral y social. En general, lo que mejor funciona es la combinación de medicamentos que reducen los síntomas de ansiedad con una terapia que permita trabajar el origen y el significado de los mismos.
Medicamentos contra la ansiedad
En general, para tratar la ansiedad se utilizan inhibidores de la recaptación de serotonina y la norepinefrina. También se pueden utilizar antidepresivos y ansiolíticos como benzodiazepinas como alprazolam (Xanax), clonazepam (Klonopin) y lorazepam (Ativan). Las benzos actúan sobre el sistema nervioso central produciendo un efecto calmante. El consumo prolongado de estos medicamentos puede generar cierta dependencia y por esa razón se recomiendan terapias breves.
Otros tratamientos
El llevar una vida saludable: realizar ejercicio, comer bien y descansar lo suficiente reduce los síntomas de ansiedad. Las técnicas de manejo del estrés, como la meditación también ayudan. Puedes recurrir a grupos de apoyo como complemento de la terapia y el tratamiento con medicamentos. La mayoría de los pacientes mejoran y logran controlar muchos de los síntomas.