Tomar aspirina todos los días puede reducir el riesgo de sufrir un ataque cardíaco o accidente cerebrovascular. Pero, aunque es beneficiosa para la mayoría de las personas, no es adecuada para todo el mundo y puede esconder graves efectos secundarios. Entérate en qué casos conviene y qué dicen los últimos hallazgos médicos sobre el tema:
Qué es la aspirina
La aspirina es un tipo de medicamento denominado salicilato. Se emplea para reducir la inflamación y la fiebre, normalmente producida por dolores de cabeza, menstruales, musculares, dentales, artritis o resfríos. También es común que los médicos las recetan para prevenir ataques del corazón o angina de pecho.
La aspirina es un agente antiplaquetario, esto quiere decir que impide que las plaquetas (células de la sangre) se adhieran unas a otras formando coágulos. Existen distintos tipos de aspirina con diferentes dosis, por lo que la cantidad que debas tomar podría variar según tu condición. Consulta al médico para que determine el consumo adecuado.
Analgésica
Cuando se utiliza como analgésica se aconseja tomarla cada 4 a 6 horas (por un máximo de 5 días). Es de absorción rápida, por lo que, luego de 20 a 30 minutos comenzará a ejercer sus acciones de alivio.
Amiga del corazón
La evidencia científica que respalda las propiedades cardioprotectoras de la aspirina es basta. Este medicamento sería capaz de reducir el riesgo de ataques cardíacos o cerebrovasculares debido a que obstaculiza la formación de coágulos, que pueden bloquear la circulación de la sangre a distintas partes del cuerpo y ocasionar problemas graves de salud, e incluso la muerte.
Se cree que tomar aspirina a diario podría reducir el riesgo general de cáncer, especialmente los tumores de colon o gastrointestinales. Las investigaciones más recientes informan que la aspirina "en cualquier dosis" puede reducir la incidencia de los pólipos, así como de pólipos avanzados. Actualmente, se investiga si también es capaz de reducir otros tipos de cáncer.
¿Reduce riesgo de demencia?
Durante años surgieron estudios que aseguraban que componentes de la aspirina desempeñaban un papel vital en la prevención de las enfermedades neurodegenerativas, como Alzheimer, Parkinson y enfermedad de Huntington. Lo cierto es que investigaciones recientes descartan estos supuestos y aseguran que tomar aspirinas a diario no impacta en la prevención del deterioro cognitivo leve o demencia.
La aspirina no se suele recomendar a menores de 16 años, debido a que puede aumentar el riesgo de trastornos mentales, estomacales y hepáticos, especialmente después de que el sistema inmune se haya visto comprometido, por ejemplo, por infecciones por virus. Pueden recetarse en niño bajo supervisión si tiene enfermedad de Kawasaki o para evitar que se formen coágulos después de una cirugía.
Advertencias
Aunque popularmente se asocia la ingesta diaria de aspirina a la prevención de problemas cardiovasculares, recientes estudios aseguran que las personas sanas no deben hacerlo. Incluso su uso regular se ha visto envuelto de controversia. Por ello, antes de tomar cualquier decisión, procura consultar a un profesional de la salud.
Otros medicamentos podrían aumentar o disminuir los efectos de las aspirinas. Por eso, se debes comunicar al doctor todos los fármacos, suplementos o hierbas que se estén consumiendo con fines medicinales. Los expertos resaltan los siguientes: ibuprofeno, ketoprofeno, naproxeno, y medicamentos para la presión arterial o diabetes.
Incluso en dosis bajas, la aspirina puede provocar acidez o malestar estomacal, fiebre, mareos y vómitos, reacciones alérgicas, zumbidos de oídos, y, en el peor de los casos, alucinaciones y confusión grave. Recuerda comunicarle al doctor si eres anémico, asmático, hemofílico, sufres de gota, hipertensión, enfermedad estomacal, renal o hepática, o planeas tener un embarazo.
No es la panacea
Las autoridades y profesionales de la salud resaltan que las personas no deben creer que la aspirina es una tarjeta para "quedar libre de las enfermedades cardíacas", permitiendo continuar o profundizar hábitos de vida malsanos, como fumar, comer productos procesados, y ser sedentario.
Fuentes consultadas
Asociación Estadounidense del Corazón, Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU., Clínica Mayo, Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre.