Esta zona erógena femenina ha dividido a la comunidad científica en los últimos años, situándolos en dos bandos opuestos. Y las preguntas comunes son muchas: ¿Existe? ¿Lo tienen todas las mujeres? ¿Dónde está ubicado? Conoce las opiniones de especialistas y los estudios sobre el punto más discutido.
El origen
Desde que en 1950, el ginecólogo alemán Ernest Gräfenberg lo describiera como "una zona erógena muy definida" en la pared anterior de la vagina, la búsqueda del punto G femenino ha suscitado mucha polémica. Después de 63 años, todavía no hay acuerdo pleno sobre el tema.
El Dr. Tim Spector y la psicóloga Andrea Burri, del Kings College de Londres, encuestaron en 2010 a 1,804 mujeres. Les preguntaron: “¿cree tener en la pared anterior de su vagina una pequeña zona del tamaño de una moneda, sensible a la presión? La mitad respondió que sí y la otra mitad que no.
Spector declaró que mediante ese estudio surgió que no se halló la evidencia de una zona fisiológica, sino de algo más genérico. “Podría ser que existieran un centenar de puntos G y que cada mujer tuviera el suyo propio. Creo que es mucho más útil hablar sobre esto”, declaró el investigador.
No todos piensan igual. En su libro “La Ciencia del Orgasmo” el Dr. Barry R. Komisaruk, y la profesora Beverly Whipple, no sólo afirman que existe, sino que hasta detallan cómo buscarlo exactamente, dando instrucciones precisas de posiciones para encontrarlo, otorgándole otra dimensión al tema.
El punto G sería el responsable de un tipo de orgasmo muy intenso, diferente del que produce la estimulación del clítoris. Sara Nasserzadeh, psicoterapista sexual y autora de “Orgasm Answer Guide” (John Hopkins University Press, 2009), dice que las mujeres pueden buscarlo estimulándose a sí mismas.
¿Se ve en una ecografía?
El científico Emmanuele Jannini, de la Universidad de L'Aquila, en Italia, publicó en 2008 un estudio afirmando que era posible encontrar el punto G en las mujeres con una ecografía. Pero muchos médicos dicen que ese espacio, rico en fibras, vasos y nervios, es una parte interna del mismo clítoris.
"El orgasmo clitoriano es algo que está garantizado en todas las mujeres saludables si saben cómo estimularlo. Pero el vaginal no es tan frecuente. Y en muchos casos, la culpa de la ausencia de este orgasmo, se debe precisamente a la ausencia del punto G, que es anatómico", dijo el Dr. Jannini.
El cirujano Pierre Foldes, quien desarrolló una técnica quirúrgica para la reconstrucción del clítoris en las mujeres que sufren mutilación genital, declaró a The Independent: "la sexualidad femenina no puede generalizarse y reducirse a un sí o a un no, hay una cierta variabilidad en el tema".
Sheryl Kingsberg, profesora del departamento de biología de la Universidad Case Western, en Cleveland, EEUU, cree que los grupos feministas no tendrían por qué sentirse ofendidos si el punto G realmente existiera. "Cuantas más zonas erógenas haya, mejor para la mujer. Las mujeres son muy variadas", declaró.
Exista o no, en la polémica del punto G hay un punto en que todos los expertos coinciden. "Las investigaciones de la sexualidad femenina carecen de fondos suficientes y por ello no hemos avanzado mucho en 50 ó 60 años", aseguró el Dr. Spector, del Kings College de Londres.
Sara Nasserzadeh, terapeuta psicosexual de Reino Unido, recomienda cuidado: "hay gente que promete a las mujeres que con inyecciones de botox, pueden intensificar la estimulación sexual del punto G, por lo que obtendrán más placer" pero aclara que pueden ser falsos tratamientos y además, peligrosos.
“El punto G ha sido difícil de identificar porque es el cambio fisiológico de una estructura anatómica, similar al que se produce al tragar o al orinar, es algo así como un pezón” dijo el Dr. Irwin Goldstein, director de medicina sexual del Hospital Alvarado en San Diego, California.
En 2011, un El Dr. Adam Ostrzenski, de Florida, EEUU, ha logrado lo que parecía imposible: practicó una disección de siete horas en el cadáver de una mujer y luego de examinar las capas del tejido que compone las paredes vaginales, encontró un pequeño cuerpo en forma de racimo.
"Se trata de tejido eréctil, de un tercio de pulgada de largo, ubicado en el interior de la vagina, arriba del meato urinario. Durante la excitación, puede endurecerse dando lugar a una pequeña protuberancia, además, es muy sensible, como el resto de los tejidos eréctiles", dijo el Dr. Ostrzenski.
Muchos expertos creen que el debate de la existencia del punto G ejerce presión sobre las mujeres. La recomendación de la Dra. Stephanie Buehler, del Instituto Buehler de terapia sexual, es que “sin importar si el punto G existe o no, las mujeres no deben dejar de buscarlo”.
¿Muchos puntos G?
La Dra. Buehler se aleja de la polémica y apuesta al estímulo: "Sin importar la opinión de los especialistas sobre el punto G, las parejas deben seguir explorando. Puede que con ayuda de nuestra pareja, encontremos otros puntos mucho más interesantes en nuestra anatomía", aseguró.