Cómo prevenir los cálculos renales

Los cálculos renales son conocidos por causar un intenso dolor que aparece y desaparece súbitamente. Este puede comenzar desde la zona abdominal o el costado de la espalda y extenderse hasta la zona de la ingle, los testículos o vagina. Si bien es una afección muy común, existen maneras de prevenirla o controlarla, aquí te contamos cómo hacerlo:
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También conocidos como piedras, los cálculos renales son depósitos sólidos de minerales y sales que se forman cuando la orina se concentra. Pueden aparecer en uno o ambos riñones, sus dimensiones varían (desde un grano de arena hasta una perla) y normalmente se eliminan del cuerpo sin ayuda médica. Se estima que el 10% de la población los padece en algún momento de su vida
Si bien no existe una sola causa definida, distintos factores aumentan el riesgo de padecerlos. Puede crearse un entorno ideal para la formación de cálculos si la orina posee calcio, oxalato y ácido úrico en exceso, junto a una insuficiencia de sustancias que impidan que se cristalicen.
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Los cálculos renales se caracterizan por los intensos dolores que provocan. Estos se generan cuando el cálculo se desplaza del riñón al uréter (conexión con la vejiga). Pueden sentirse por oleadas en la cintura, en la parte trasera debajo de las costillas, en la zona inferior del abdomen y en la ingle. El dolor puede cambiar a medida que la piedra se traslada por las vías urinarias.

También puede experimentarse dolor durante la micción, que puede ser de color rosado, rojizo o marrón. Esto causa un desagradable olor y una necesidad constante de orinar, pero en pequeñas cantidades. Si existe una infección, también se puede padecer fiebre y escalofríos.
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Cómo prevenirlos

En muchos casos, la experiencia de los cálculos renales puede repetirse si no se adoptan medidas preventivas. Aproximadamente la mitad de las personas que los han tenido, vuelven a padecerlos luego de cinco o siete años. Puedes seguir estos consejos para evitar su formación:

Bebe mucha agua

El consumo extra de agua diluye las sustancias en la orina que provocan las piedras. Trata de beber entre dos y tres litros al día, con el objetivo de permanecer hidratado y mantener la orina diluida. Puede ser útil incluir algunas bebidas cítricas, como la limonada y el jugo de naranja, ya que el citrato en estas bebidas ayuda a bloquear la formación de cálculos.

Bebe mucha agua
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Ten en cuenta el calcio

La deficiencia de calcio puede generar un aumento de oxalato, lo que produce cálculos. Para evitar esto, asegúrate de ingerir una cantidad apropiada del mineral, proveniente de fuentes naturales, ya que los suplementos pueden ser perjudiciales. Los mayores de 50 años deben recibir 1.000 mg de calcio diarios, junto a vitamina D, para ayudar al cuerpo a absorber el exceso.

Controla el sodio

Una dieta con alto contenido de sodio puede causar cálculos renales, ya que aumenta la cantidad de calcio en la orina. Las pautas actuales sugieren limitar la ingesta diaria de sodio a 2.300 mg, aunque, si el sodio ha contribuido a los cálculos renales en el pasado, intenta reducir tu ingesta a 1.500 mg. Esto también permitirá controlar la presión arterial y ayudar al corazón.

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Limita las proteínas animales

Las carnes rojas, de aves, huevos y mariscos, aumentan el nivel de ácido úrico y reducen los niveles de citrato, por lo que pueden provocar cálculos renales. Si eres propenso a padecerlos, limita el consumo de estos alimentos y reemplázalo por vegetales, granos o semillas.
Limita las proteínas animales
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Evita estos alimentos

La mayoría de los frutos secos, remolachas, chocolate, espinacas y té son ricos en oxalato, mientras que las coles son ricas en fosfato, lo que contribuye a la aparición de cálculos. En caso de ser propenso a las piedras, evita estos alimentos o reduce su consumo.

Otros riesgos

Es poco probable que otros alimentos y bebidas provoquen cálculos renales, a menos que su consumo sea extremadamente alto. Algunos estudios demostraron que consumir altas dosis de vitamina C en forma de suplementos, aumenta el riesgo de padecerlos. Esto puede deberse a que el cuerpo convierte la vitamina C en oxalato. Recuerda consultar a tu médico antes de comenzar a tomar cualquier tipo de suplemento.

Fuentes consultadas:

Biblioteca Nacional de Medicina de EE.UU., Clínica Mayo, Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, Instituto Nacional de la Diabetes y las Enfermedades Digestivas y Renales (NIH), Organización Mundial de la Salud (OMS).
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