Si eres el tipo de persona que no puede comer sin una buena porción de salsa picante, un nuevo estudio publicado hoy en la revista médica Hypertension te tiene buenas noticias: Es posible que los alimentos picantes no solo agreguen un poco de sazón a tus comidas, sino que también pueden estar mejorando tu salud.
Los investigadores de Third Military Medical University en Chongquing, China, analizaron las preferencias de sabores y la salud de 606 personas en ese país, y encontraron que a quienes les gustan los alimentos picantes, no solo prefieren alimentos menos salados, sino que comieron un aproximado de media cucharada menos por día que las personas a las que no les gustan. Aún mejor, tu presión sanguínea fue más baja en 8 mmHg sistólica (el número más alto de la lectura); y 5 mmHg diastólica (el número más bajo).
Además, cuando el equipo analizó las tomografías cerebrales de humanos y ratones después de comer tanto sal como capsaicina, el componente activo de los chiles picantes, notaron que ambos ingredientes mostraron respuestas similares en regiones del cerebro que perciben el sabor salado. Los alimentos picantes pueden engañar al cerebro y hacerlo pensar que los alimentos están más salados de lo que en realidad están, según el reporte de los investigadores.
Estos resultados "pueden proporcionar una nueva estrategia para prevenir la hipertensión inducida por la sal,” dice el doctor Zhiming Zhu, Ph.D., profesor de medicina cardiovascular y metabolismo, y director del Centro para tratar la hipertensión y enfermedades metabólicas en el Hospital Daping en Third Military Medical University.
Una simple intervención sobre la sal
Por décadas, los oficiales de salud pública han advertido que el consumo excesivo de sodio (el mayor componente de la sal de mesa) puede aumentar el riesgo de presión arterial alta o hipertensión, que puede conducir a desarrollar una enfermedad cardíaca o a tener un ataque cerebral. Un impactante 90% de estadounidenses consume un promedio de 3,400 miligramos de sodio cada día, casi 50% más que el máximo recomendado por día de 2,300 miligramos, según las Recomendaciones alimenticias para los estadounidenses.
El estudio no demostró que comer alimentos picantes ayude a reducir la presión sanguínea, dice el Doctor Richard D. Wainford Ph.D., profesor asociado de farmacología y medicina del Instituto Cardiovascular Whitaker en la Escuela de medicina de la Universidad de Boston. Sin embargo, sí sugiere que agregar un poco de picante a la dieta puede ayudar a mantenerse dentro de los límites recomendados del consumo de sodio.
Las estrategias de salud pública que buscan que las personas reduzcan su consumo de sodio tienen un gran reto, dice Wainford, porque las personas tienden a buscar los sabores salados. "Hacer que alguien deje de hacer algo que le gusta es increíblemente difícil", dice. "Agregar algo que es rico o placentero a sus alimentos puede ser más fácil para la población en general".
Para las personas que disfrutan de los alimentos picantes, o incluso a quienes no les gustan pero que les pueden llegar a gustar con el tiempo, este estudio ofrece un caso convincente de que comer más de esto puede ser una buena alternativa para los que les ha sido muy difícil reducir la sal, dice Wainford.
Los nuevos hallazgos también concuerdan con investigaciones previas, dice Wainford, que han mostrado que la capsaicina aumenta la sensación del sabor salado, y brinda protección contra enfermedades cardiometabólicas como la obesidad.
Y aunque la investigación estuvo bien diseñada, dice Wainford, debe ser repetida entre diversos grupos de personas para garantizar que los resultados son universales. También es necesario realizar estudios a más largo plazo para ver si agregar alimentos picantes a la dieta puede en realidad disminuir la presión sanguínea.
Sin embargo, ni los autores del estudio ni Wainford consideran que haga daño agregar alimentos o ingredientes picantes a su dieta diaria de forma regular. "Hasta donde yo sé, no hay consecuencias de salud negativas por agregar alimentos picantes a la dieta", dice Wainford, "y además, puede haber un beneficio potencial".
No obstante, hay personas con ciertos problemas digestivos que deben limitar su consumo de alimentos picantes, como la gastritis: que es cuando el recubrimiento estomacal está inflamado o irritado y puede causar dolor, eructos, sangrado abdominal y nauseas. Habla con tu médico si no estás seguro de que incorporar alimentos picantes a tu dieta sea una buena idea.
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