Un factor que contribuye a la tasa de suicidio anual de más de 40 mil personas al año en Estados Unidos es que hasta a los profesionales más entrenados les cuesta entender cuándo una persona ha llegado a un nivel de crisis lo suficientemente grave como para terminar con su vida. Pero los investigadores de la Universidad de Indiana dicen haber realizado un avance importante para mejorar la prevención del suicidio.
En un trabajo publicado en Psiquiatría Molecular, los científicos explicaron que descubrieron biomarcadores sanguíneos que, combinados con los resultados obtenidos en un cuestionario de salud mental, pueden predecir con el 92 por ciento de precisión si una persona tiene un alto riesgo de suicidio o de ideación (tener pensamientos acerca de cómo matarse).
El examen sanguíneo por sí mismo pudo identificar la ideación de suicidio en un 72 por ciento, mientras que la precisión del cuestionario fue del 85 por ciento, comentaron los co-autores.
“Hace una década, no se habían descubierto biomarcadores objetivos para las enfermedades mentales,” expresó Alexander Niculescu III, MD, Ph.D., profesor de psiquiatría de la Universidad de Indiana, director del Laboratorio de Neurofenomenología, y principal autor de este estudio. “Pero durante los últimos diez años hemos intentado encontrar cambios moleculares, o diferentes huellas genéticas que indiquen enfermedades mentales.”
Si bien existen investigaciones previas en esta área, dijo Niculescu, este estudio, que evaluó a 217 participantes masculinos quienes ya estaban siendo tratados por trastornos mentales en hospitales para veteranos, es el más completo hasta la fecha.
Lo importante de este trabajo es que se trata de buscar una señal biológica que indique a los especialistas que una persona puede, en algún momento de su vida, desarrollar esquizofrenia o trastorno bipolar, aun cuando no presente signos de patología, los ayudaría a desarrollar un plan preventivo antes que surja la enfermedad.
La intervención temprana es más fácil que tratar la enfermedad una vez que aparece, dicen los doctores, y la identificación de biomarcadores también los ayudaría a decidir qué drogas podrían formar parte del tratamiento más efectivo para el paciente.
Además de basarse en las investigaciones anteriores, Niculescu dijo, “Pudimos identificar una serie de nuevos y poderosos biomarcadores y describir de qué manera pueden usarse conjuntamente con las apps que identifican a las personas que tienen alto riesgo de suicidio y de qué manera pueden usarse como herramienta preventiva de intervención temprana para evitar esas tragedias”, agregó en un reportaje.
Aunque este estudio se focalizó solo en determinar el riesgo de suicidio, la meta es tener más biomarcadores de diagnóstico específicos que puedan predecir una futura enfermedad mental. En la actualidad, un obstáculo que provoca confusión es que se ven los mismos grupos de biomarcadores en personas con diferentes tipos de trastornos; este examen no diferencia entre depresión, esquizofrenia o trastorno bipolar, por ejemplo. Pero confían de que en pocos años, los exámenes de biomarcadores van a usarse en la medicina clínica.
Sin embargo, solo dos años atrás, algunos expertos consideraron que la búsqueda de biomarcadores de enfermedades mentales era inútil, en parte porque los trastornos psiquiátricos son muy complejos. Y algunos dicen que la idea de que este estudio de relativa importancia muestre la relevancia de los biomarcadores en el diagnóstico clínico en un futuro cercano es pura ilusión.
“Obviamente este es un estudio bien conducido y potencialmente importante, y puedo ver rotundamente cómo la genética o las anomalías bioquímicas variables pueden cambiar nuestra manera de pensar y volvernos suicidas,” dijo Peter Kinderman, MA, Ph.D., profesor de psicología clínica en el Instituto de Salud psicológica y Sociedad de la Universidad de Liverpool en un reportaje al ser consultado por el tema.
“Pero, además de ser un escéptico de la lógica, que lo soy, soy escéptico del poder predictivo que este estudio describe. Ya sabíamos que si simplemente les preguntamos a las personas si se sienten suicidas, podemos confiar en lo que nos dicen en ocho de 10 casos. Si agregamos el examen de sangre, el número puede aumentar a 9 de 10, si creemos en este estudio. Lo que no muestra un avance sorprendente en un sentido práctico”, explicó.
Este examen puede usarse en escenarios acuciantes, como por ejemplo salas de emergencia, comentó Niculescu, pero sería más útil si se lo utilizara en estudios rutinarios: “Es mucho más útil someter a las personas a revisiones médicas antes de que presenten síntomas graves, para ver quien corre riesgos. Además, cuanto antes se detectan los problemas, más fácil es la intervención. Si se conocen los riesgos de antemano, se puede cambiar el estilo de vida, reducir los niveles de estrés o usar medicación”.