Está probado que ser generoso y solidario nos hace más felices, pero ahora los científicos quisieron ir más allá y saber cuándo empieza realmente ese cambio a nivel mental.
Y han descubierto que incluso pensar en hacer el bien tiene beneficios reales que mejoran el estado de ánimo y que se puede observar a nivel cerebral.
En un nuevo estudio publicado en Nature Communications, investigadores de la Universidad de Zurich, en Suiza dijeron a 50 personas que recibirían alrededor de $ 100 durante unas pocas semanas. Y le pidieron a la mitad de las personas que se comprometieran a gastar ese dinero en sí mismos, y a la otra mitad, que lo gastaran en un conocido o familiar.
Los científicos querían ver si simplemente el compromiso de ser generoso era suficiente para que la gente sea más feliz.
Así que antes de gastar el dinero, los invitaron a todos al laboratorio y les pidieron que pensaran en un amigo al que le gustaría dar un regalo y cuánto gastarían hipotéticamente.
A continuación, realizaron exploraciones de resonancia magnética funcional (MR) para medir la actividad en tres regiones del cerebro asociadas con el comportamiento social, la generosidad, la felicidad y la toma de decisiones.
Las opciones y la actividad cerebral de los participantes parecían depender de cómo se habían comprometido a gastar el dinero antes. Aquéllos que habían accedido a gastar dinero en otras personas tendían a tomar decisiones más generosas durante todo el experimento, en comparación con quienes habían sido invitados a gastar en sí mismos. También tenían más interacción entre las partes del cerebro asociadas con el altruismo y la felicidad, e informaron mayores niveles de felicidad después de que el estudio terminó.
El valor de los pequeños obsequios
La otra cosa curiosa que observaron los investigadores es que no importaba tanto la medida de lo que se regalaba: planear regalar un poco de dinero tuvo los mismos efectos sobre la felicidad que regalar mucho.
Los resultados podrían sugerir que las personas no deben sentir culpa si gastan poco en un regalo. "Al menos en nuestro estudio, la cantidad gastada no importa", dijo a Time el autor principal Philippe Tobler, profesor asociado de neuroeconomía y neurociencia social. "Vale la pena tener en cuenta que incluso las pequeñas cosas tienen un efecto beneficioso, como traer café a los compañeros de la oficina por la mañana" agregó.
Todavía no está claro cuánto tiempo duran estos sentimientos cálidos después de ser generosos. Pero otras investigaciones sugieren que la generosidad como un hábito regular puede influir en el bienestar a largo plazo y hacernos felices, señalaron los autores del estudio.
Además, otros estudios han demostrado que las personas mayores que son generosas tienden a tener una mejor salud, dijo Tobler, y hay evidencia científica de que gastar dinero en otros puede ser tan eficaz en la reducción de la presión arterial como la medicación o el ejercicio. "Además, hay una asociación positiva entre ayudar a los demás y la esperanza de vida, tal vez porque ayudar a otros reduce el estrés" lo que podría llevar a alargar la vida, concluyó el experto.