Lo que comenzó como un impulso adolescente por una situación nerviosa, el simple hecho de arrancarse un pedacito de piel, luego se transformó en una obsesión.
Día tras día, Ángela Hartlin, de 29 años, empezó a los 14 a pellizcarse la piel de la cara y todo el cuerpo y tirar de ella hasta quitarla, lo que iba dejando marcas y heridas peligrosamente abiertas.
Ella no sabía que padecía de dermatilomanía (en inglés compulsive skin picking) una enfermedad mental muy rara que lleva a tener conductas repetitivas sobre el propio cuerpo.
Ángela pasó días enteros encerrada porque no quería que nadie la viera así, con sus marcas, y abandonó la universidad, convirtiéndose en prisionera en su propia casa. Al aislarse se deprimió y esto la llevó a lacerarse cada vez más, algo que se puede observar en sus piernas en la foto, debajo.
La joven canadiense descubrió que su mal llamado dermatilomanía, es desconocido y muy raro, con sólo dos organizaciones a nivel mundial que luchan contra él: Trichotilomania Learning Center (TLC) y la Red de Apoyo BFRB de Canadá.
Los médicos también estaban desconcertados y dijeron a la joven que nunca se recuperaría, y ella cayó en un pozo de depresión, e incluso intentó suicidarse. Pero por casualidad, un día encontró a otra persona en Internet que padecía de la misma enfermedad, y poco a poco Ángela empezó a investigar, y ya no se sintió tan sola.
Ángela se transformó en una vocera activa de lo que significa este trastorno y fue llevando su testimonio a varios lugares, incluyendo conferencias públicas, aparición en decenas de medios de comunicación, y es actualmente presidenta de un Comité de Apoyo local de la BFRB.
Al salir a la luz su caso, Ángela recibió apoyo y ayuda psicológica, y fue tan crucial para ella que pudo superar la enfermedad, escribió el libro Forever Marker, donde cuenta su desgarradora historia en primera persona, y en febrero de 2015 se casó (foto debajo).
Dejó atrás las marcas del pasado. Actualmente vive con su esposo en Ontario, Canadá, y sigue siendo una activa colaboradora y defensora de la difusión de este trastorno.
El trastorno de pellizcar la piel (también conocido como dermatilomanía o SPD) es un problema grave e incomprendido. Lleva a las personas que lo sufren a tocar en forma repetitiva, frotar, arañar, arrancar su piel o clavarse objetos en un intento de eliminar pequeñas irregularidades o imperfecciones.
Puede ocurrir cuando una persona experimenta ansiedad, miedo, excitación o aburrimiento. El comportamiento puede afectar negativamente las relaciones sociales, de trabajo y familiares de una persona.
Aunque a menudo se produce por sí solo y sin relación con otros trastornos físicos o mentales, es importante identificar si pellizcar la piel es un síntoma de otro problema que necesita tratamiento.
Por ejemplo, podrían estar detrás trastornos dermatológicos o autoinmunes, trastorno dismórfico corporal, trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), abuso de sustancias o problemas del desarrollo (como el autismo) o un cuadro de psicosis, informa la organización especializada TLC, que lucha contra la dermatilomanía.
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