En Alemania se registró un caso llamativo de hipertrigliceridemia grave que puso a los médicos frente a una difícil decisión. Un hombre de 39 años tenía tanta grasa en su sangre que ésta se volvió espesa y pálida (del color de la leche) y podría haber perdido la vida si los profesionales de salud no hubieran recurrido a un tratamiento abandonado hace miles de años: la sangría.
Este hombre de 39 años de edad llegó al servicio de urgencias con náuseas, vómitos, malestar general, dolor de cabeza y un estado que se deterioraba rápidamente. Tenía diabetes mellitus y antecedentes de colelitiasis (cálculos que bloquean los cálculos biliares) y colecistitis (cálculos en la vesícula).
Pero lo más complicado era su hipertrigliceridemia, que se caracteriza por los altos niveles de moléculas de triglicéridos en la sangre. Su valor de triglicéridos ascendía a 18,000 mg/dL, 36 veces más alto que el valor que se considera muy alto, que es de 500 mg/dL.
Cuando la sangre se torna espesa y grasosa puede tener dificultades para pasar a través de los vasos sanguíneos más finos, disminuyendo el flujo sanguíneo a determinadas zonas del organismo y provocando una enfermedad grave llamada síndrome de hiperviscosidad. Las personas afectadas pueden experimentar dificultad respiratoria, dolor de cabeza, mareos y confusión, y pone en peligro la vida, tal como en el caso del paciente mencionado.
Para estas situaciones, los médicos aplican una técnica llamada plasmaféresis, que consiste en utilizar una máquina para filtrar la grasa de la sangre y luego volver a transfundirla a la misma persona. Sin embargo, cuando lo intentaron, la máquina se atascó debido a los niveles extremadamente altos de grasa en la sangre, informaron los científicos del Hospital Universitario de Colonia en Alemania, al publicar el caso en Annals of Internal Medicine.
Los médicos intentaron la plasmaféresis por segunda vez, pero la máquina seguía obstruida. Fue entonces cuando decidieron extraer la sangre manualmente a través de un método antiguo y en desuso llamado sangría, en un intento de salvar la vida del hombre. Extrajeron un litro de la sangre del hombre y lo reemplazaron con glóbulos rojos y plasma de un donante. Esto llevó a una disminución en los niveles de triglicéridos, y los animó a seguir practicando este proceso para nivelar los valores.
Dos días después, los niveles de triglicéridos del paciente eran lo suficientemente bajos como para que la máquina de plasmaféresis funcionara sin obstrucciones. Y cinco días después, los médicos pudieron extraer el tubo de respiración del paciente, quien comenzó a recuperarse.
¿Qué es la sangría?
Es una antigua técnica en la que extrae cierto volumen de sangre del cuerpo, que se remonta al Antiguo Egipto hace unos 3,000 años y fue una de las formas comunes de tratamiento en la antigüedad.
Sin embargo, hoy en día se considera una forma anacrónica como tratamiento, que causó mucho más daño que bien.
La sangría como práctica curativa -que realizan algunos curanderos indígenas- consiste en sacar la “sangre mala”. La salida de la sangre se provoca mediante punciones subcutáneas con objetos cortantes y es una importante técnica aún vigente en la terapéutica de los diversos grupos mayas, particularmente entre de Yucatán y Quintana Roo, en México, informa la Biblioteca Digital de la Medicina Tradicional Mexicana.
En este extraño y grave caso sin precedentes, la técnica ayudó a salvar la vida de una persona. Los investigadores afirman que esto demuestra cómo la sangría podría tener un extraño lugar en la medicina del siglo XXI, para cuando no hay otras opciones disponibles.
Los Dres. Philipp Koehler y Matthias Kochanek, autores del estudio, dijeron a Live Science que nunca antes habían visto un caso como éste. “El nuevo informe sugiere que, si no se puede realizar la plasmaféresis, la sangría convencional con reemplazo de fluidos (sangre y líquido) puede ser una alternativa efectiva para los pacientes con triglicéridos extremadamente altos".
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