Ser optimista puede ser más importante de lo que crees. El pensamiento positivo no solo puede ayudarte a llevar tu día a día con mejor humor y buen disposición para enfrentar situaciones, también puede tener un impacto importante en tu salud. Y hay evidencias que así lo demuestran.
Las personas con antecedentes de enfermedad del corazón que tenían una actitud positiva tuvieron un tercio menos de probabilidades de sufrir un ataque cardíaco u otro evento cardiovascular que aquellas con una visión más negativa. Incluso en aquellas personas positivas con antecedentes familiares de mayor riesgo de enfermedad arterial coronaria, tenían 13% menos de probabilidades de tener estos eventos que los negativos.
Estos fueron los hallazgo de la investigación de una especialista de Johns Hopkins que estudió el efecto del pensamiento positivo en un plazo de cinco a 25 años. La evaluación se hizo a través de una encuesta que consideraba aspectos como los niveles de alegría, energía, ansiedad y de satisfacción con la salud y la vida en general.
Otros estudios que han evaluado la relación del pensamiento positivo en la salud han encontrado efectos similares en otras áreas. Uno de ellos fue llevado a cabo por la Escuela de Salud Pública de Yale y concluyó que las personas mayores con alto riesgo de demencia y creencias positivas sobre la edad tenían casi 50% menos de probabilidades de desarrollar la enfermedad que quienes tenían creencias negativas.
Cómo impacta el pensamiento positivo
Hay estudios que han encontrado que las emociones negativas pueden debilitar la respuesta inmune. Por otro lado, hay evidencias de que sugieren que una actitud positiva mejora los resultados y la satisfacción con la vida en condiciones como lesiones cerebrales traumáticas, accidentes cerebrovasculares y tumores cerebrales.
Entre las posibles explicaciones que propone Lisa R. Yanek, la autora de Johns Hopkins, es que que las personas que son más positivas pueden estar mejor protegidas contra el daño inflamatorio del estrés. Otra posibilidad es que la esperanza y el positivismo ayuden a las personas a tomar mejores decisiones de vida y salud, y se centren más en los objetivos a largo plazo.
Para Yanek, lo que se tiene claro es que hay un fuerte vínculo entre positivismo y salud. Agrega la autora que que, aunque una personalidad positiva es algo con lo que se nace y no algo que se pueda cambiar de manera inherente, se pueden tomar medidas para mejorar la perspectiva y reducir los riesgos de enfermedad cardiovascular y mejorar la salud en general.
La especialista sugiere, por ejemplo, trabajar la resiliencia, que es la capacidad de adaptarse a situaciones y pérdidas negativas. Para fortalecer este rasgo y lograr tener una actitud positiva recomienda estos pasos:
- Mantener buenas relaciones con familiares y amigos.
- Aceptar que el cambio es parte de la vida.
- Actuar sobre los problemas, en lugar de esperar que simplemente desaparezcan o que se resuelvan solos.
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