Tal vez conozcas al héroe griego Odiseo, también llamado Ulises. Según la epopeya La Ilíada, él tuvo la idea de fabricar el Caballo de Troya y luego atravesó una serie de aventuras e infortunios que lo mantuvieron alejado de su hogar, Ítaca, durante 10 años.
Con el tiempo, este personaje fue tomado como referencia para elaborar distintas obras literarias, teatrales, musicales, teatrales y cinematográficos. El ámbito de la medicina no se quedó fuera de esto, ya que en el año 2002 especialistas del ámbito de la psicología describieron el Síndrome de Ulises o enfermedad del migrante.
Se trata de una variante extrema del duelo migratorio, que se caracteriza por los efectos físicos y mentales que pueden causar los procesos de adaptación en personas que deciden o se ven obligadas a migrar.
No es un problema característico de una edad o nacionalidad específica y puede generar una serie de problemas crónicos, como migrañas intensas, insomnio, fatiga y dolor gástrico.
El desarrollo de este síndrome depende de las estrategias y recursos que cada uno dispone para hacer frente al cambio de entorno, aunque también existen otros motivos que pueden profundizarlo.
Quién acuñó el término, Joseba Achotegui, psiquiatra y profesor de la Universidad de Barcelona, reconoció algunos de ellos:
- Separarse de los seres queridos.
- Dificultad para encontrar nuevas oportunidades.
- Luchar por sobrevivir (cómo alimentarte, dónde dormir y de qué trabajar en una nueva ciudad o país).
- Sentimientos de vulnerabilidad por la carencia de derechos.
- Amenazas constantes de detención y expulsión.
Un ejemplo del síndrome de Ulises se presentó en Psychology Today, dónde la Dra. en filosofía Susi Ferrarello, consultó a diferentes migrantes si se sentían en casa dónde se encontraban actualmente o si deseaban volver a su país natal.
La experta señaló "La respuesta siempre fue la misma: "Ahora no me siento como en casa y tampoco creo que mi país sea un hogar. No puedo sentirme como en casa en ningún lugar".
Una problemática creciente
Según informa la Organización Mundial de la Salud (OMS), vivimos en la época de mayor migración de personas en la historia:
- Existen más de 1,000 millones de migrantes en el mundo. Esto representa a 1 de cada 7 personas.
- 258 millones son internacionales.
- 763 millones son internos.
- 65 millones son desplazados por la fuerza.
- Según Achotegui, 50 millones de ellos padecen síndrome de Ulises.
El derecho de toda persona a disfrutar del más alto nivel posible de salud física y mental está establecido en la Constitución de la OMS de 1948.
Existen estándares y convenciones internacionales para proteger los derechos de los migrantes y refugiados, incluido su derecho a la salud. Sin embargo, muchos carecen de acceso a servicios médicos.
Además, las instituciones de salud advierten que este aumento acelerado del movimiento población tiene severas consecuencias para la salud pública.
Cómo ayudar
Según los especialistas, hacer visible esta situación y los efectos que puede desencadenar, es un primer paso indispensable.
Ferrarello consideró que la mejor manera de ayudar a las personas que padecen estas condiciones es a partir de renovar el significado de la palabra "hogar".
"El hogar se convirtió en una utopía que cava un espacio vacío en el pecho de los migrantes. Creo que ese espacio debe llenarse con un nuevo significado antes de que las llamas de su pasión por la superación personal y la exploración los queme desde adentro. Un nuevo hogar satisfactorio puede ser creado desde esa conciencia", explicó la experta.
Para Joseba Achotegui, poner nombre a lo que atraviesan los migrantes tiene un objetivo que escapa a lo académico. Es una manera de acercar y facilitar la atención sanitaria y mostrar las emociones y vivencias que atraviesan quienes se encuentran en situaciones de desamparo.
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