Cuando una persona cercana está triste le aconsejamos que salga y se divierta, que haga cosas gratificantes, de alguna forma le estamos proponiendo que se olvide y piense en otra cosa. Y a la mayoría de nosotros, nos consuelan con las mismas frases.
Pero ¿es esa la mejor forma de salir de la tristeza? Los científicos dicen que no: la presión social para sentirse optimista puede hacer que la persona se sienta abrumada, mientras que abrazar y aceptar sus estados de ánimo más oscuros, puede realmente hacer que se sienta mejor a largo plazo, según una nueva investigación de la Universidad de California en Berkeley (UC).
"Encontramos que las personas que habitualmente aceptan sus emociones negativas experimentan luego menos emociones negativas, lo que culmina en una mejor salud mental", dijo el autor principal del estudio, Iris Mauss, profesor asociado de psicología en la UC en Berkeley.
En este punto, los investigadores sólo pueden especular sobre por qué aceptar las emociones negativas puede desactivarlas, como las nubes oscuras que pasan rápidamente frente al sol y luego quedan fuera de la vista.
"Tal vez si usted tiene una actitud de aceptación hacia las emociones negativas, no les está dando tanta atención", dijo Mauss. "Y tal vez, si estás constantemente juzgando tus emociones, la negatividad puede amontonarse" agregó.
La aceptación cobra un gran sentido. El estudio, publicado en Journal of Personality and Social Psychology, probó el vínculo entre la aceptación emocional y la salud psicológica en más de 1,300 adultos en el Área de la Bahía de San Francisco y el área metropolitana de Denver, en EE.UU.
Los resultados sugieren que las personas que comúnmente se resisten a reconocer sus emociones más oscuras, o a juzgarlas con dureza, pueden terminar sintiéndose más estresadas psicológicamente.
Por el contrario, hallaron los investigadores, aquéllos que por lo general permiten que sentimientos tan sombríos como la tristeza, la decepción y el resentimiento tengan su curso, reportaron menos síntomas de trastorno de humor que quienes los critican o intentan alejarlos, incluso después de 6 meses.
"Resulta que la forma en que nos acercamos a nuestras propias reacciones emocionales negativas es realmente importante para nuestro bienestar general" dijo el autor principal del estudio, Brett Ford, profesor asistente de psicología de la Universidad de Toronto, en Canadá. "Las personas que aceptan estas emociones sin juzgarlas o tratande cambiarlas, son capaces de lidiar con su estrés con más éxito" señaló.
Tres estudios para analizar comportamientos
Se llevaron a cabo tres estudios separados sobre diversos grupos, tanto en el laboratorio como en línea, y se tomaron en cuenta la edad, el género, el estatus socio-económico y otras variables demográficas.
En el primer estudio, más de 1,000 participantes llenaron las encuestas calificando cuánto estaban de acuerdo con declaraciones tales como "Me digo a mí mismo que no debería estar sintiendo la forma en que me siento". Y resultó que aquéllos que, por regla general, no sentían que los malos sentimientos eran tan negativos, mostraron niveles más altos de bienestar que sus pares con menos aceptación.
En el segundo, en un entorno de laboratorio, más de 150 participantes debían entregar un video grabado de 3 minutos a un panel de jueces como parte de una solicitud de trabajo simulada, divulgando sus habilidades de comunicación y otras calificaciones. Se les dio 2 minutos para prepararse. Después de completar la tarea, los participantes evaluaron sus emociones sobre la prueba.
Como era de esperar, el grupo que típicamente evitó aceptar sus sentimientos negativos, reportó más angustia que sus compañeros que sí los aceptaban.
En el estudio final, más de 200 personas escribieron sobre sus experiencias más perturbadoras durante un período de 2 semanas. Cuando fueron encuestadas acerca de su salud psicológica a los 6 meses, las que normalmente evitaban las emociones negativas reportaron más síntomas de trastorno del estado de ánimo que sus compañeros que no se juzgaban mal.
A continuación, los investigadores planean estudiar factores como la cultura y la crianza para comprender mejor por qué algunas personas aceptan más los altibajos emocionales que otras.
"Preguntando a los padres sobre sus actitudes y sobre las emociones de sus hijos, podemos ser capaces de predecir cómo sus hijos se sienten acerca de sus emociones, y cómo eso podría afectar la salud mental de ellos", dijo Mauss.
Además de Mauss y Ford, Oliver John en UC Berkeley y Phoebe Lam de Northwestern University son coautores del artículo. La investigación fue financiada por el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento de EE.UU. (NIH).