Popularmente se cree que nuestra personalidad podría estar moldeada o determinada por el orden de nacimiento. Esto quiere decir que existirían diferencias en nuestra conducta dependiendo si somos hijos únicos, primogénitos o los más pequeños. Pero, según nuevas evidencias, esto no sería así.
En su libro "Born to Rebel", el psicólogo Frank J. Sulloway reconoció que los niños primogénitos dirigen la atención y recursos de sus padres, mientras que sus hermanos deben luchar para asegurarse un lugar.
Ralph Hertwig, psicólogo del Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano en Berlín, consideró esta idea como "plausible e intuitiva", aunque no encontró pruebas en su estudio que la respalden.
Su colaborador, Tomás Lejarraga, director del Laboratorio de Ciencia de la Decisión de la Universidad de las Islas Baleares de España, afirmó "Parece haber un consenso creciente de que el orden de nacimiento no influye en la personalidad de una manera que puede medirse en la edad adulta".
Durante su investigación trabajaron con una encuesta de 11.000 hogares alemanes y una evaluación que midió el comportamiento de riesgo de 1,500 personas a través de entrevistas y experimentos.
Utilizaron alrededor de 40 pruebas psicológicas, donde preguntaron a los participantes desde su forma de conducir, pasando por sus decisiones a la hora de apostar o al tener relaciones sexuales "Es uno de los intentos más exhaustivos para medir la preferencia de riesgo", dijo Lejarraga.
Los autores concluyeron que ninguna de las medidas de comportamiento seleccionadas mostró una relación creíble entre el orden de nacimiento y rasgos definidos en la personalidad.
Muchos casos
Según Rodica Damian, psicóloga social de la Universidad de Houston, una de las razones por las que la idea de que el orden de nacimiento influye en la personalidad se mantuvo, es que los científicos sociales lucharon para publicar "efectos nulos", es decir, resultados que no muestran relaciones significativas entre los temas analizados en un estudio.
Una publicación de The Washington Post, recopiló trabajos que contradicen la hipótesis de orden de nacimiento:
- Un estudio publicado en 2015 por Stefan Schmukle, psicólogo de la Universidad de Leipzig en Alemania, evaluó el orden de nacimiento de aproximadamente 20,000 personas en los Estados Unidos, Alemania y Gran Bretaña. El equipo encontró que esta condición no alteró ninguno de los 5 rasgos generales de personalidad (apertura, conciencia, extroversión, amabilidad y neuroticismo).
- En su estudio, Damian analizó a más de 370,000 estudiantes de secundaria. También concluyó que el orden de nacimiento no influye en los 5 rasgos generales de personalidad. Según la autora, el tamaño de la muestra era "más grande que todas las muestras de los últimos 100 años juntas".
Los estudios de Schmukle y Damian encontraron evidencia de que el orden de nacimiento influye ligeramente en la inteligencia. Los primogénitos, en promedio, tenían una ventaja de uno o dos puntos de cociente intelectual.
"Aunque el orden de nacimiento no parece dar forma a personalidades adultas, no somos inmunes a él. Gracias a las costumbres culturales de la primogenitura, los primogénitos pueden hacerse cargo del negocio o la fortuna familiar", dijo Damian.
Schmukle reconoció que suele confundirse el orden de nacimiento con la edad. Esto puede apreciarse, por ejemplo, con la conciencia, que aumenta durante la adolescencia hasta la edad adulta temprana.
"No es sorprendente que, cuando se miran las diferencias dentro de las familias, los primogénitos sean más conscientes que sus hermanos. Pero quita la edad de la imagen, y el efecto desaparece", dijo el autor.
Si bien los hallazgos no son definitivos, muchos especialistas coinciden en que la posibilidad de que el orden de nacimiento influya en las personalidades, sea durante la infancia. Pero, esos efectos desaparecerían cuando las personas se convierten en adultos.
Más información sobre personalidad: