Nombrar no es un simple acto anecdótico, sino todo un proceso, dicen los psicólogos. Existen elementos familiares e históricos que contribuyeron a la elección de ese nombre, por otro lado está la apropiación del nombre de manera individual y la significación personal que tuvo para quién o quiénes decidieron ponerlo. Un nuevo estudio aporta algo más: relaciona el nombre con la conducta.
Sobre una encuesta a 63 mil niños , los investigadores llegaron a la conclusión de que había nombres que se relacionan con chicos que se portan mejor que otros. Entre las chicas mejores portadas los nombres más frecuentes fueron Amy, Georgia, Emma, Charlotte, Grace, Sophie, Abigail, Hannah, Emily y Alice. Entre las peores Ella, Bethany, Eleanor, Olivia, Laura, Holly, Courtney, Amber, Caitlin y Jade.
Para los varones, las estadísticas indicaron que los que resultaron ser los que mejor se portaron y los más amables fueron los que se llamaban Jacob, Daniel, Thomas, James, Adam, Harry, Samuel, Jack, Oliver y Ryan. Por el contrario, los que se portaban peor fueron Joseph, Cameron, William, Jake, Joshua, Jamie, Lewis, Benjamin, Ethan y Luke.
Por otro lado, el economista Gregory Clark, analizó los nombres de los estudiantes de la Oxford University y calculó la probabilidad de que personas con ciertos nombres concurran a dicha universidada, a través del análisis de más de 14 estudiantes entre 2008 y 2013. Entre los nombres más comunes en la mencionada universidad se encontraron Eleanor, Stacey. Peter, Connor, Simon Bradley, Anna y Katherine.
Sin embargo, todos estos estudios carecen de mucho fundamento más que el anecdotario y la descripción de características personales y la incidencia de los nombres.
Elegir un nombre tiene varias implicancias a considerar. Durante años los investigadores aseguraron que un nombre extraño trae complicaciones. Sin embargo, en un trabajo reciente el psicólogo Richard Zweigenhaft, de Guilford College en Estados Unidos considera que no hay ningún efecto negativo en tener un nombre extraño, rebatiendo algunos argumentos que aseguran que las personas con nombres raros suelen ser más conflictivas.
Otras investigaciones aseguran que quienes tienen un nombre raro y especial suele tener mejor control de sus impulsos por tener que explicar tantas veces cómo se escribe su nombre y qué significa.
Nombre e identidad
"En la elección del nombre de pila hay siempre un acto de creación que se recrea constantemente, a medida que el niño podrá hacer suyo su nombre. Sólo en el curso de ese proceso el nombre se convertirá realmente en nombre propio. ...En el nombre de pila, sobredeterminado, se condensan y entrecruzan las cadenas asociativas de los sueños de los padres respecto del niño que quisieran tener.Juan Eduardo Tesone, escritor argentino autor del libro 'En las huellas del nombre propio'.
Cuando el nombre dado se constituye en un modelo de identificación para la persona desde que es un niño, favorece en la conformación de su identidad. Esto se expresa a través de la aceptación, del orgullo, la satisfacción, la conformidad, el reconocimiento y la satisfacción entre otros, dicen los expertos.
Sin embargo, cuando el nombre no es aceptado socialmente puede incidir negativamente en la identidad de la persona generando malestares psicológicos como la negación, el complejo, culpabilización a los padres, la inconformidad, y sentimientos de inferioridad que no son buenos para el bienestar emocional del niño, quien puede llegar a omitirlo o preferir ser llamado por algún apodo.
Debemos ser conscientes que la elección de un nombre tiene que ver con la construcción de la identidad y es útil en el contexto de un tratamiento psicológico analizar el significado de ese nombre y el motivo de la elección.