Un bostezo, una moda e incluso un ideal, los humanos tendemos a imitar o simular las actividades y comportamientos de los demás, ya sea de manera consciente o inconsciente, pero ¿por qué sucede este fenómeno?
Una reciente investigación encontró evidencias que permitiría entender mejor la empatía y los fenómenos de contagio emocional y conductual.
La empatía es un proceso más complejo que ponerse en el lugar de otro, muchos profesionales explican que se trata de una sensación que nos motiva a compartir y comprender las emociones y preocupaciones de los demás.
Existen "conductas contagiosas" poco saludables, como es el caso de la ecopraxia, cuando se copian involuntariamente los movimientos de alguien, y la ecolalia, cuando se repite o "hace eco" de lo que dijo alguien.
Para comprender estos funcionamientos sociales, distintas investigaciones analizaron la empatía y otras "conductas contagiosas" y encontraron que funcionaría como una herramienta de aprendizaje que fomenta los vínculos cooperativos o de parentesco.
Sin embargo, los profesores Fabrizio Mafessoni y Michael Lachmann decidieron examinar si la empatía y otros mecanismos similares podían desarrollarse en ausencia de un contexto social que requiera cooperación. Sus hallazgos se publicaron en Scientific Reports.
Algo más que cooperación
La investigación consistió en analizar diferentes formas de actuar, o como los autores denominaron, "estrategias de lectura mental", frente a situaciones donde la información social podía ser insuficiente para conocer el comportamiento de otras personas.
Según los expertos, estas estrategias podrían evolucionar, mejorando la capacidad de los individuos para comprender las acciones de los demás.
Para ello, los investigadores explicaron "Exploramos un modelo teórico de juego para la evolución de las estrategias de lectura mental, que se utiliza para predecir y responder al comportamiento de los demás".
Al aplicar su modelo, principalmente desarrollado para la evolución de la empatía y el contagio emocional, los investigadores observaron que un individuo puede coordinarse con alguien que está observando, incluso cuando hacerlo no le proporciona ningún beneficio.
Además, señalaron que los humanos, como otros animales sociales, se involucran en estrategias de lectura mental de forma espontánea, "constantemente ejecutando simulaciones de lo que otras mentes podrían estar haciendo y no solo para fomentar una cooperación".
Los investigadores creen que la empatía, y otros mecanismos similares, se desarrollaron simplemente como una herramienta para visualizar lo que piensan y sienten otros miembros de la misma especie.
Manfessoni afirmó que sus resultados encontraron que "el mismo origen de la empatía puede estar en la necesidad de comprender a otros individuos".
Lachmann, por otro lado, explicó que este estudio "cambia por completo la forma en que pensamos sobre los humanos y los animales, ya que encontró una explicación común para un gran conjunto de fenómenos de simulación emocional y de comportamiento".
También se preguntaron si las especies o individuos que más simulan eran capaces de mostrar una mayor cooperación impulsada por la empatía.
A partir de esto, los autores pretenden indagar en el futuro si participar en comportamientos simulativos con el fin de entender que piensan los demás, también podría favorecer vínculos de parentesco o cooperación.
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