Es la habilidad de sentir o imaginar la experiencia emocional de otra persona. Y esto, según se explica en el estudio “El desarrollo de la empatía: cómo, cuándo y porqué”, del Departamento de Psicología de la Universidad de Miami, es una importante parte del desarrollo social y emocional.
En el trabajo, en las relaciones personales, incluso con un desconocido, tener empatía nos ayuda a comunicarnos mejor con los demás. Roman Krznaric, fundador de "La escuela de vida", en Londres, y autor de "Empatía: porqué importa y cómo conseguirla", enumeró algunos consejos para tener más empatía.
Las personas con mucha empatía tienen una curiosidad insaciable sobre los extraños. Ellos hablarán con la persona que está junto a ellos en un bus, con esa curiosidad natural que tenemos desde niños. Las personas con mucha empatía encuentran que los demás siempre son más interesantes que ellos mismos, pero no están ahí para interrogarlos. Como dice el historiador Studs Terkel: “No seas un examinador, sólo muestra tu interés".
Basta de hablar sobre el clima
Cultivar la curiosidad va mucho más allá de hablar sobre el frío que hace o el calor insoportable, es tratar de entender el mundo a través de la cabeza de la otra persona. Tip: intenta proponerte el desafío de tener una conversación con un extraño cada semana. Esto requiere coraje.
2. Desafía los prejuicios y encuentra cosas en común
Estamos muy acostumbrados a ponerle etiqueta a la gente. “Madre sobreprotectora”, “religioso fundamentalista” y esto nos impide apreciar la individualidad del otro. Para tener más empatía hay que eliminar nuestros propios prejuicios y empezar a hacer foco en lo que nos une con los demás, más que en lo que nos separa.
3. Prueba la vida de otra persona
Como dice el proverbio nativo americano, “camina una milla en los mocasines de otro hombre antes de criticarlo”. Por ejemplo, si siempre criticas a tu vecino que sale a caminar al amanecer, hazlo un día. Probablemente descubrirás que es una experiencia maravillosa empezar así el día. O, incluso, a lo mejor puedas tener una conversación con tu vecino y te explique que es el único horario que tiene para hacer ejercicio.
Si tienes prejuicios religiosos, derríbalos
Este ejercicio es tanto para un ateo como para alguien practicante de cualquier credo: si tienes prejuicios con alguna religión en particular, concurre a su iglesia, sinagoga o templo. Como dice el filósofo John Dewey, “toda nuestra educación genuina viene a través de la experiencia”.
Hay dos tipos de tratos para ser una persona empática: uno es convertirse en un experto en el arte de escuchar. Tal como señala el psicólogo Marshall Rosenberg, “es nuestra habilidad de estar presente en lo que le está pasando al otro y escuchar los sentimientos y las necesidades únicos de esa persona.
Pero escuchar no es todo
El segundo tipo de trato es hacernos más vulnerables. Para ello, debemos sacarnos las máscaras y revelar nuestros sentimientos al otro. Así podremos crear un lazo empático fuerte. La empatía es un camino de doble circulación que, en su mejor forma, se construye a través de la mutua comprensión, al intercambiar sentimientos y experiencias de nuestra propia vida.
5. Inspira a los demás y promueve un cambio
Se podría pensar que la empatía es algo individual, pero no lo es: puede ser un fenómeno de las masas que exige cambios fundamentales en la sociedad. Un ejemplo fueron los movimientos contra la esclavitud en el siglo XVIII y XIX, de ambos lados del Océano Atlántico. Los que luchaban por la abolición basaron su esperanza no en textos sagrados sino en la empatía del ser humano.
¿Las mujeres tienen más empatía?
En cuestión de perdonar, no hay diferencias de género. Pero al analizar la empatía -la capacidad de sentir o imaginar la experiencia emocional de otra persona- las mujeres tienen mayor capacidad, según demostró el estudio realizado por Loren Toussaint, del Departamento de Psicología del Luther College, en Decorah, y el Dr. Jon R. Webb, del Departamento de Psicología del East Tennessee State University, Johnson City.
6. Desarrolla tu imaginación
Tal como explica Roman Krznaric, también necesitamos aprender a tener empatía con aquellos que no comparten nuestros gustos o ideas o con nuestros “adversarios”. Según el autor, esto es una forma de mejorar nuestra tolerancia social. De hecho, es la única forma de llegar a un acuerdo si lo necesitamos por cuestiones de trabajo o incluso con un vecino.
Lo que no deberías decir nunca
Si quieres acompañar a alguien que está enfermo o que tiene a un familiar grave, evita estas frases: “yo conozco lo que sientes” y compararse con uno mismo. En realidad, según explica la Dra. Gail Gross, profesora de "Empatía", “uno no sabe lo que está´ atravesando la otra persona”. También sugirió evitar decir: “Es una prueba de Dios” o “Hierba mala nunca muere”.
Frases que hieren
Palabras como las mencionadas antes no tienen sensibilidad y empatía. Para decir algo que consuele, hace falta tener compasión y empatía, no por lo que eres tú, sino por dónde estás. En esa situación, todo se trata de tu amigo o de tu familiar, no de tí. Por eso, tal vez simplemente puedas preguntar: “Hay algo que pueda hacer para ayudar?”. En situaciones complicadas siempre viene bien una mano en la casa o en llevar o traer a alguien.
Fuentes consultadas:
Greater Good, Universidad de Berkeley http://greatergood.berkeley.edu/article/item/six_habits_of_highly_empathic_people1
Departamento de Psicología, Universidad de Miami
http://www.psy.miami.edu/faculty/dmessinger/c_c/rsrcs/rdgs/emot/McDonald-Messinger_Empathy%20Development.pdf