Los niños que tienen una conexión cercana con la naturaleza desarrollan menos ansiedad y menos trastornos de comportamiento como hiperactividad, dice una nueva investigación. El estilo de vida urbano es causa de efectos negativos en la salud mental de los pequeños, aunque estos podrían mejorar.
Vivir en ciudades es una de las razones principales de que los niños lleven un estilo de vida poco saludable en el que no hay espacio para el juego activo en sitios naturales ni buenos hábitos alimenticios. Los efectos negativos de la vida urbana se manifiestan también en la salud mental de los pequeños que pueden tener ansiedad, estrés y depresión, incluso desde la edad preescolar.
Investigaciones recientes muestran que pasar tiempo en la naturaleza puede traer muchos beneficios para la salud de los niños, y muchos programas ambientales en todo el mundo están tratando de disminuir el déficit de la naturaleza, bajo la supervisión de la Organización Mundial de la Salud. Pero la realidad es que aunque estén disponibles, muchos padres se abstienen de llevar a sus hijos a espacios verdes.
"Notamos una tendencia en la que los padres evitan la naturaleza. La perciben como sucia y peligrosa, y sus hijos desafortunadamente adoptan estas actitudes. Además, las áreas verdes a menudo son poco acogedoras con señales como ‘Manténgase fuera del césped’”, dijo Tanja Sobko de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Hong Kong. Y lo cierto es que aumentar el contacto con la naturaleza trae beneficios a su salud mental.
Sobko y Gavin Brown, director de la Unidad de Análisis de Datos Cuantitativos de la Investigación de la Universidad de Auckland, emprendieron una investigación para demostrar el vínculo entre la naturaleza y la salud mental de los niños. El primer paso fue desarrollar un cuestionario para padres que identificó cuatro áreas que reflejan la relación niño-naturaleza: el disfrute de la naturaleza, la empatía por la naturaleza, la responsabilidad hacia la naturaleza y la conciencia de la naturaleza.
Tras hacer entrevistas y aplicar el cuestionario, encontraron que los niños cuyos padres vieron que tenían una conexión más cercana con la naturaleza también tenían menos angustia, hiperactividad, dificultades de comportamiento y emocionales y, además, mejoraron su conducta social. Los niños que tomaron mayor responsabilidad hacia la naturaleza tuvieron menos dificultades con sus compañeros.
El nuevo cuestionario se probó con la herramienta de Fortalezas y Debilidades, una medición bien establecida del bienestar psicológico y los problemas de conducta de los niños. En el estudio participaron 493 familias con niños de entre 2 y 5 años.
El estudio, publicado en la revista PLOS ONE, es parte de Play & Grow, un programa basado en las investigaciones de Sobko que busca promover la alimentación saludable y el tiempo de juego activo con niños en edad preescolar, al conectarlos con la naturaleza. El plan está siendo adoptado por universidades de diversos países.
El siguiente paso del Sobko y su equipo es afinar aún más las futuras intervenciones. Dice el experto que “la nueva y emocionante extensión de este trabajo es probar el efecto de la exposición de los niños a la naturaleza y los cambios en su microbiota intestinal”.
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