Reúne a un grupo de niños para una fiesta, córtales un pastel y dale refrescos y, antes de que te des cuenta, rebotarán en las paredes, ¿no? No exactamente.
Mientras que muchos padres juran que el azúcar hace que sus hijos se vuelvan hiperactivos, un importante cuerpo de investigación muestra que no existe un vínculo entre los dos. Aquí especialistas de la Academia Americana de Dietética y Nutrición, aclaran la verdad detrás del mito.
El origen del mito
El mito de la hiperactividad del azúcar se basa en un único estudio de mediados de la década del 70 en el que un médico eliminó el azúcar de la dieta de un niño y mejoró el comportamiento del pequeño.
Desde entonces, se han realizado más de una docena de estudios más grandes y ninguno de ellos ha encontrado que el azúcar causa hiperactividad.
El mito es tan poderoso a nivel popular que los padres juran que ese efecto existe. En un estudio específico, los investigadores descubrieron que es más probable que los padres digan que sus hijos están demasiado activos cuando piensan que han consumido azúcar. Se les pidió a los padres que evaluaran la hiperactividad de su hijo después de consumir una bebida con azúcar. Un dato desconocido para los padres era que la bebida proporcionada no contenía azúcar, pero ellos aún calificaron a su hijo como hiperactivo.
Puedes pensar que tu hijo está actuando frenético durante su fiesta de cumpleaños debido a los bocadillos dulces que consume, pero en realidad el niño puede estar muy conectado por la emoción de jugar y estar con sus amigos.
Los expertos dicen que se debe hacer un balance del entorno del niño antes de culpar a los dulces por la hiperactividad o mal comportamiento.
Lo que si es verdad sobre el azúcar
Aunque no provoque hiperactividad, hay otras razones por la que debes estar preocupado con la cantidad de azúcar que come tu hijo. Cuando los niños se llenan de alimentos endulzados con azúcar, tienen poco apetito por alimentos más saludables que necesitan sus cuerpos en crecimiento, como frutas, verduras, cereales integrales, proteínas magras y lácteos bajos en grasa.
Es sabido que los estadounidenses consumen demasiada azúcar. Pero la afinidad por los dulces empieza ya en la infancia, y algunos bebés y niños pequeños consumen una cantidad de azúcar añadido que excede el nivel máximo recomendado incluso para los adultos, según un estudio de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de EE. UU. (CDC).
Hallaron que el 60% de los bebés de entre 6 y 11 meses consumían en promedio casi una cucharadita de azúcar añadido al día; de 12 a 18 meses, 5.5 cucharaditas y de 19 a 23 meses la cifra trepaba a más de 7 cucharaditas de azúcar.
Los límites diarios recomendados de azúcar añadido son 6 cucharaditas o menos al día para niños de 2 a 19 años y para las mujeres adultas, y 9 cucharaditas o menos al día para los hombres adultos.
Comer alimentos con azúcar añadido puede influir en las preferencias alimentarias de un niño en el futuro. Y el azúcar se ha asociado con la obesidad, el asma, la caries dental y los factores de riesgo de la enfermedad cardíaca, como el colesterol alto y la hipertensión, indicaron los autores del estudio.
Si bien no necesitas restringir por completo las cosas dulces (practica el equilibrio y la moderación), puedes ofrecerlas estratégicamente. Por ejemplo, en lugar de galletas y leche, prueba un plátano y un vaso de leche con chocolate bajo en grasa. O cubre un tazón pequeño de helado o yogurt congelado con bayas frescas. De esa forma, todos obtienen sus postres, y también un poco de nutrición, aconseja la Academia Americana de Dietética y Nutrición.
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