El imprevisto evento de un embarazo en una adolescente suele alterar la vida de los jóvenes, al menos por un tiempo, porque los obliga a tomar la que posiblemente sea la decisión más angustiosa de su vida. ¿Llevar al bebé a término, como lo elige el 50 % de las adolescentes embarazadas? ¿O poner fin al embarazo?
En cualquier caso, los embarazos en adolescentes responden a varios factores, principalmente, asociados a la pobreza y al entorno familiar, como hogares fracturados, ausencia de comunicación con los padres y falta de información sobre métodos de prevención.
Las consecuencias de un embarazo precoz son variadas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) detalla que la mejor edad para tener bebés se da entre los 20 y 35 años y no así en edades comprendidas en el ciclo adolescente (10 – 19 años) porque el cuerpo de las menores aún no está preparado para traer una nueva vida. Es por esta razón que este tipo de concepciones son más riesgosas para las madres y los bebés.
Las complicaciones durante el embarazo y el parto son la segunda causa de muerte entre las muchachas de 15 a 19 años en todo el mundo.
Cada año, unos 3 millones de muchachas de 15 a 19 años se someten a abortos peligrosos.
Los bebés de madres adolescentes se enfrentan a un riesgo considerablemente superior de morir que los nacidos de mujeres de 20 a 24 años.
Los recién nacidos de madres adolescentes tienen una mayor probabilidad de registrar peso bajo al nacer, con el consiguiente riesgo de efectos a largo plazo.
Muchos problemas de salud están especialmente asociados a consecuencias negativas del embarazo adolescente, como por ejemplo, la anemia, la malaria, el VIH y otras infecciones de transmisión sexual, las hemorragias puerperales y diversos trastornos mentales, como la depresión.
Las adolescentes embarazadas son más propensas a fumar y consumir alcohol que las mujeres mayores, hábitos estos que pueden acarrear muchos problemas para el niño, también después del parto.
Menores de edad
América Latina y el Caribe es la segunda región del mundo con la tasa más alta de embarazos adolescentes, con 66,5 nacimientos por cada 1,000 chicas de entre 15 y 19 años, solo superada por África subsahariana.
Así lo indica un informe publicado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa).
La mayoría de los países con las tasas más elevadas de fecundidad adolescente en la región están en América Central, encabezados por Guatemala, Nicaragua y Panamá.
En el Caribe, son República Dominicana y Guyana los que tienen los índices más elevados; y en América del Sur, Bolivia y Venezuela registran las mayores tasas.
“Es una expresión de falta de protección de los adolescentes jóvenes. Muchos de estos embarazos son resultado de violaciones”, afirma Sonja Caffe, asesora regional en salud adolescente de la OPS.
Por su parte, la directora regional de Unicef, Marita Perceval, añade que muchas jóvenes tienen que abandonar el colegio debido al embarazo, lo que genera impactos a largo plazo en su educación o futuro laboral.
“Las madres adolescentes están expuestas a situaciones de mayor vulnerabilidad y a reproducir patrones de pobreza y exclusión social”, confirma Perceval.
Uno de los temas que más preocupa a las organizaciones internacionales es la mortalidad materna, pues según sus cálculos, en 2014 fallecieron cerca de 1.900 adolescentes y jóvenes por problemas de salud durante el embarazo, el parto y el posparto.
Entre tanto, el informe subraya los grupos poblacionales con más probabilidad de embarazo precoz: menores sin educación o solo con educación primaria, y niñas y adolescentes indígenas o de comunidades rurales o pobres.
Consecuencias emocionales
De acuerdo con la Academia Estadounidense de Psiquiatría del Niño y del Adolescente, los niños nacidos en Estados Unidos de madres adolescentes corren el riesgo de tener problemas de largo alcance en muchos aspectos importantes de la vida, incluyendo el fracaso en la escuela, la pobreza y las enfermedades físicas o mentales.
Las madres adolescentes también corren el riesgo de tener ellas mismas estos problemas.
El embarazo durante la adolescencia presenta normalmente una crisis para la niña que está en estado y para su familia. Las reacciones más comunes incluyen la ira, la culpabilidad y el negarse a admitir el problema. Si el padre es joven también y se involucra, es posible que las mismas reacciones ocurran con su familia.
Las adolescentes que están embarazadas pueden privarse de asistencia médica durante su embarazo, lo que resulta en un riesgo mayor de tener complicaciones médicas.
Estas adolescentes embarazadas necesitan comprensión especial, atención médica e instrucción-especialmente acerca de la nutrición, las infecciones, el abuso de sustancias y las complicaciones del embarazo.
También necesitan aprender que fumar, tomar bebidas alcohólicas y usar drogas pueden hacerle daño al feto que se está desarrollando. Todas las adolescentes embarazadas deben recibir atención médica durante la primera etapa del embarazo.