Lo que comen los niños durante sus primeros 1,000 días de vida puede tener un impacto significativo para su desarrollo neurológico óptimo, señaló la Academia Americana de Pediatría (AAP) en una reciente declaración.
Ciertos nutrientes, que incluyen proteínas, zinc, hierro, colina, folato, yodo, grasas poliinsaturadas y vitaminas A, D, B6 y B12, ayudan en el desarrollo saludable del cerebro, destacó el Comité de Nutrición de la AAP. Los niños cuyas dietas carecen de estos nutrientes clave pueden experimentar problemas de por vida en la función cerebral.
"La base estructural del cerebro, junto con miles de millones de células cerebrales y trillones de conexiones entre ellas, se construyen durante este sensible período de tiempo. Los nutrientes clave proporcionan los componentes básicos necesarios para que el cerebro de un niño pueda crecer y desarrollarse normalmente", dijo Sarah Jane Schwarzenberg, autora principal de la declaración y miembro del comité ejecutivo de Comité de Nutrición de AAP.
Estas estructuras y procesos incluyen los sistemas sensoriales (especialmente auditivos y visuales), el hipocampo (aprendizaje y memoria), mielinización (velocidad de procesamiento) y los sistemas de neurotransmisores monoamina (efecto, recompensa). Incluso la corteza prefrontal (planificación, atención, inhibición, multitarea) y los circuitos cerebrales involucrados en el desarrollo social tienen un rápido desarrollo en los primeros 1,000 días.
Aunque el neurodesarrollo continúa a lo largo de la vida de una persona sana, a la edad de 2 años el cerebro ha experimentado una reestructuración tremenda. Muchos de los cambios de desarrollo que se espera ocurran durante este período no podrán ocurrir en la vida posterior.
Acceso inadecuado a los nutrientes
Hay poblaciones en Estados Unidos que tienen un acceso inadecuado a los nutrientes o sólo tienen acceso a nutrientes de baja calidad, señala la AAP. Un hogar con inseguridad alimentaria, tal como lo define el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), es aquel en que "el acceso a una alimentación adecuada está limitado por la falta de dinero y otros recursos".
En 2015, 6.4 millones de hogares experimentaron en el país una falta de alimentos adecuada causada por el costo o la falta de otros recursos. Los investigadores describieron que el 36.8% de las familias con niños que nacen en hogares empobrecidos (menos del 185% de la línea de pobreza) tenían inseguridad alimentaria; pero los cambios sociales repentinos (por ejemplo, el divorcio, la pérdida de trabajo) pueden introducir la inseguridad alimentaria en los hogares que no están empobrecidos.
Pautas para una correcta nutrición
Comer bien antes de que nazca un niño puede tener un impacto en su desarrollo cerebral. Los expertos recomiendan seguir una dieta saludable antes de la concepción y durante el embarazo, para favorecer el desarrollo saludable del cerebro.
Una vez que nace un bebé, los padres, médicos y los cuidadores pueden ayudar a promover el desarrollo saludable del cerebro al continuar asegurándose de que obtengan niveles suficientes de nutrientes clave. La AAP recomienda:
- Lactancia materna. Los médicos deben alentar y apoyar a las mujeres para fomentar la lactancia materna, que proporciona nutrientes que no se encuentran en la leche de fórmula. La academia recomienda la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses de edad, si es posible, y la continuación después de la ingesta de sólidos por lo menos durante el primer año.
- Programas de apoyo nutricional. La AAP insta a los pediatras a abogar a nivel local, estatal y federal para fortalecer los programas de nutrición con un enfoque en la nutrición materna, fetal y neonatal. Los proveedores de atención médica deben saber cómo derivar a las familias a las despensas de alimentos y otros recursos locales.
- Promover la elección de alimentos saludables. Los pediatras y otros proveedores de servicios de salud infantil pueden recomendar alimentos que aportan los nutrientes esenciales para el desarrollo del cerebro durante momentos particularmente importantes. Esto incluye hablar con las familias sobre qué alimentos son "saludables" y ricos en nutrientes esenciales, y no sólo alternativas a la comida chatarra.
"La investigación continúa demostrando el papel fundamental que desempeña la nutrición temprana en el desarrollo del cerebro. Una de las formas más inteligentes en que podemos aumentar las posibilidades de los niños de tener la vida más sana y productiva posible es asegurándonos de que reciban los alimentos que necesitan”, apuntó la doctora Schwarzenberg.