Según investigadores de cardiopatía y ataque cerebral, las señales están muy claras para los adultos jóvenes hispano-estadounidenses.
Si las tendencias preocupantes de salud continúan, podrían ser más enfermizos que sus padres y sus abuelos cuando tengan la misma edad, incluso más pronto.
Los hispano-estadounidenses de cualquier raza tienen entre las tasas más altas de factores de riesgo para cardiopatía y ataque cerebral, como por ejemplo la obesidad, el colesterol alto no controlado, la presión alta no controlada y la diabetes no controlada. Los niños hispano-estadounidenses tienen entre las tasas más altas de obesidad, y tienden más a desarrollar diabetes tipo 2 que los niños de raza blanca.
Un futuro preocupante
Considerando que 42 millones de hispanos y latinos tienen menos de 45 años de edad, las implicaciones de salud a largo plazo son alarmantes.
“Podemos esperar un aumento sustancial en el número de personas hispanas que sufren de enfermedad de corazón y ataque cerebral si no prestamos atención y resolvemos el problema”, dijo Salvador Cruz-Flores, M.D., jefe del departamento de neurología en la Facultad de Medicina Paul L. Foster del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad Texas Tech en El Paso.
Según las cifras más recientes de la Oficina del Censo, hay más de 57 millones hispano-estadounidenses y representan la minoría étnica más grande del país. Los pertenecientes al grupo demográfico de menos de 45 años representan casi tres cuartos de esa población – una proporción significativamente más alta a comparación con sus pares de raza blanca y de raza negra.
“En la gran mayoría de los casos, podemos marcar la diferencia para revertir la tendencia en la calidad de salud pobre – pero tenemos que empezar en una edad temprana”, dijo Carlos J. Rodriguez, M.D., un profesor de medicina y ciencias de salud pública en la Facultad de Medicina de la Universidad de Wake Forest.
Riesgo de cardiopatía y ataque cerebral
Los peritos en el tema dicen que es difícil calcular el riesgo de cardiopatía y ataque cerebral en hispanos porque no hay suficiente información longitudinal de salud. También se dificulta estudiar las enfermedades en esa población porque existen muchos subgrupos étnicos con diferencias socioeconómicas entre y dentro de los mismos.
El cardiólogo Enrique García-Sayán, M.D. dijo que una herramienta de uso común para calcular el riesgo de una persona de desarrollar cardiopatía o ataque cerebral no es fiable para uso con los pacientes hispanos porque se desarrolló usando información de personas de raza blanca y de raza negra, y es posible que no calcule correctamente el riesgo en hispanos.
Y los pacientes no se deberían formar una idea equivocada sobre su riesgo por las cifras de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades que muestran que los hispano-estadounidenses viven por lo menos tres años más que los estadounidenses de raza blanca y de raza negra.
“El punto es que no debemos subestimar la importancia de cardiopatía en hispanos”, dijo García-Sayán, profesor adjunto de medicina cardiovascular en el Centro de Ciencias de la Salud de UT en Houston.
Un estudio que está proporcionando información es el Hispanic Community Health Study/Study of Latinos, conocido como SOL.
Riesgos según el país de origen
Alguna de la información de más importancia del estudio, que empezó hace una década, muestra que la cardiopatía y el ataque cerebral afectan a los grupos étnicos hispanos de forma distinta, dijo Rodriguez, autor principal de un reporte de la American Heart Association de 2014 sobre cardiopatía y ataque cerebral en hispanos en Estados Unidos.
Por ejemplo, los hallazgos de un estudio de 2014 en el que se usaron estadísticas de SOL mostraron que la diabetes era más común en mexicano-estadounidenses – el grupo étnico hispano más grande del país – y puertorriqueños, a comparación con los suramericanos.
Los resultados de otro estudio indicaron que la obesidad era más común en puertorriqueños y menos común en suramericanos, mientras en otro estudio se determinó que los dominicanos y los puertorriqueños tienden más a tener presión arterial alta que los hispanos de otra herencia.
Panorama de salud en adultos hispanos
Entre adultos hispanos, Rodriguez dijo que un análisis preliminar no publicado de un estudio auxiliar de SOL sugiere que, a comparación con sus pares de raza blanca y de raza negra, los hispanos tienen un índice más alto de presión arterial alta, de diabetes, de obesidad y de otras condiciones que pueden conllevar a la cardiopatía o al ataque cerebral.
Según un informe de SOL de 2013, los factores de riesgo tienden a ser más comunes entre los hombres jóvenes que en las mujeres. Por ejemplo, los hombres de 18 a 44 años tienden más a fumar, tener colesterol alto y ser prediabéticos que las mujeres hispanas de la misma edad.
Para prevenir o controlar los factores de riesgo de cardiopatía o ataque cerebral en la comunidad hispana joven, los peritos dicen que es crítico que esas personas tengan acceso a servicios de salud preventivos.
Ya que los hispanos tienden a tener menos ingresos que otros estadounidenses y tienen una tasa alta de adultos sin seguro médico, el sector público y el sector privado deben hacer más para que los servicios básicos de salud sean más asequibles para los estadounidenses de escasos recursos, dijo Cruz-Flores.
Dijo que todos deben jugar su papel como corresponde, y apuntó que los grupos que promueven el cuidado de la salud y los departamentos de salud federales, estatales y locales, deben continuar las campañas para educar a las personas sobre los riesgos y consecuencias de la enfermedad del corazón y el ataque cerebral. Y los doctores de cabecera deben tomarse el tiempo para conocer más sobre la situación económica de sus pacientes, porque la condición económica impacta la calidad de la dieta de la persona y qué medicinas pueden pagar.
Pero al final de cuentas, dijo García-Sayán, los pacientes deben responsabilizarse de la calidad de su salud.
“No debo estar viendo a personas en sus 30 años [con enfermedadescardiovasculares]”, dijo. “Las tasas que estamos viendo de obesidad y diabetes e hipertensión son, en parte, un resultado directo de un estilo de vida pobre en esta comunidad”.