Qué causa el sangrado entre períodos

Sangrar cuando no se tiene el período menstrual suele ser motivo de preocupación: no poder predecir cuándo ocurrirá puede causar ansiedad y no saber por qué pasa puede alterar los nervios. La mayoría de las veces es posible tratarlo, pero para hallar una cura, primero debe conocerse qué lo está ocasionando.

El sangrado entre períodos es una causa común de consulta ginecológica. Este es un síntoma del sangrado uterino anormal (que también puede manifestarse como períodos extremadamente abundantes) y, como su nombre lo indica, ocurre en esos días cuando no corresponde tener la menstruación.

Qué causa el sangrado entre períodos
Desde alteraciones hormonales hasta enfermedades como el cáncer pueden influir. | Foto: GETTY IMAGES

Puede ocurrir a cualquier edad, pero es más común cuando se acerca la menopausia o después de tener relaciones sexuales. El primer paso es asegurarse de que la sangre realmente proviene de la vagina y no del recto o la orina; esta confirmación puede hacerse insertando un tampón en la vagina.

Es importante acudir a un especialista de inmediato si el sangrado intermenstrual ocurre sin motivo aparente, si hay dolores o molestias y especialmente si se está embarazada. El médico practicará los exámenes necesarios para determinar la causa.

El Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos atribuye el sangrado intermenstrual a varios factores, el primero son los problemas de ovulación ocasionados por el síndrome de ovario poliquístico o el hipotiroidismo. Otra causa común son las alteraciones hormonales causadas por ciertos anticonceptivos orales, más aún si se toman con irregularidad o se dejan de tomar abruptamente.

Los fibromas y pólipos, que son tumores benignos que se forman del tejido muscular del útero, causan irregularidades en el período. Si se padece de algún trastorno de sangrado, como la hemofilia; un embarazo ectópico, y los dispositivos intrauterinos, también puede haber manchado ocasional.

Las infecciones urinarias o de transmisión sexual son otras de las posibles causas del sangrado, así como la inflamación del cuello uterino, el cáncer de cuello uterino, la endometriosis, la perimenopausia, un aborto espontáneo, el estrés, haber tomado un anticoagulante y las lesiones producidas por relaciones sexuales o traumatismos. La Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos dice que luego de practicarse un examen pélvico o una biopsia cervical también puede ocurrir.

Para llegar al diagnóstico

La mayor dificultad del diagnóstico es la diversidad de posibles causas. Es probable que se practiquen varias evaluaciones para poder determinar el motivo del sangrado como una ecografía vaginal, un examen de sangre para revisar la función tiroidea y ovárica o cultivos cervicales para verificar si hay infecciones. En algunos casos podrían requerirse exámenes como biopsias, citología vaginal e histeroscopia.

Hacer un seguimiento de cuándo ocurre la hemorragia, con qué frecuencia y cuánta sangre se pierde puede ayudar al médico a diagnosticar. Una vez definido el motivo, se podrá aplicar el tratamiento más conveniente.

Posibles tratamientos

Si no se ha determinado la causa, será imposible aplicar un tratamiento efectivo. Este se basará en lo que está originando el sangrado entre períodos.

En muchos casos el tratamiento puede ser algo tan simple como cambiar de anticonceptivo oral, si la causa es hormonal, o tomar un antibiótico recetado por el mismo ginecólogo, si se trata de una infección. Si la sangre es causada por resequedad vaginal, ayudará el uso de un lubricante para prevenir daños durante la actividad sexual.

Si la causa del sangrado es un pólipo o mioma, posiblemente se tendrá que hacer una cirugía. Pero si el origen es un padecimiento como el cáncer, se remitirá a otro especialista para iniciar la respectiva terapia.

El sangrado entre períodos no puede prevenirse, pues son muchas las posibles causas. Lo que sí se puede hacer son pruebas de detección de cáncer de cuello uterino (papanicolaou) para verificar si hay algo inusual en ese tejido; la Sociedad Americana contra el Cáncer recomienda que las mujeres comiencen a hacer este examen a partir de los 21 años de edad.

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