Manzana para la diarrea y el estreñimiento

La manzana es rica fuente de vitaminas A, B, C y D, de minerales como el calcio, sodio, magnesio, potasio, fósforo, zinc y hierro. Además, contiene una alta proporción de fructosa (azúcar de las frutas), y pectina, un tipo de fibra soluble que, de acuerdo con el prestigiado sitio de Natural Medicines, ayudaría a darle consistencia a las heces para tratar la diarrea y el estreñimiento.

La pectina (se encuentra en la piel y en la pulpa de manzanas frescas), actúa como una esponja que al mezclarse con los líquidos del intestino forma una especie de sustancia gelatinosa que hace que las heces líquidas o flojas, propias de los procesos diarreicos, se vuelvan más espesas. Además, actúa como una especie de escoba intestinal para combatir el llamado síndrome del intestino perezoso, una enfermedad que provoca estreñimiento.

Manzana para la diarrea y el estreñimiento
| Foto: THINKSTOCK

En la sabiduría popular, uno de los remedios caseros más recomendados por las abuelitas para cortar la diarrea rápidamente, es consumir manzanas asadas o cocidas. La cocción hace que la manzana sea más digerible y de fácil asimilación. Para preparar este remedio puedes cortar en trozos grandes un par de manzana (no retires la piel) y ponerlas a hervir entre 5 y10 minutos. Otra opción es prepararla al horno, dejándola entera, con la piel (pincha con un tenedor para que no explote) y cocinarla durante unos 20 minutos.

Si la comes cruda y con piel te será útil para tratar el estreñimiento, ya que así aprovecha su riqueza en fibra insoluble, que favorece la actividad intestinal.

Natural Medicines refiere que la manzana tiene también un compuesto llamado quercetina, que se cree previene los infartos de miocardio, las enfermedades en los ojos y la artritis. La quercetina podría ayudar a controlar el asma, las molestias estomacales y la acidez crónica. Otros compuestos encontrados en la manzana llamados fitoquímicos fenólicos podrían proteger el cerebro de daño que puede conducir a enfermedades como Alzheimer y Parkinson. No obstante, se necesita más evidencia científica para asegurarlo.

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