Cambiar una hora el reloj ¿afecta la salud?

Cada año, el primer domingo de marzo a las 2 am, EE,UU, adelanta una hora sus relojes, hasta noviembre, cuando los atrasa y se vuelve al horario “oficial”. Y no es porque se esté tratando de imitar a Tony y Douglas, los viajeros de la serie “El túnel del tiempo”, sino en adhesión al Daylight Saving Time (DST), horario de verano, Tiempo de Aprovechar la Luz del Día", o como se lo quiera llamar. 

La idea original fue sugerida en 1784 por Benjamin Franklin en su ensayo “Un proyecto económico para reducir el costo de la luz”, que se lo habría enviado al editor de “The Journal of Paris”. Un poco en broma, sugirió que los parisinos podrían gastar menos velas si la gente saliera de sus camas más temprano para aprovechar la luz natural. Franklin era un fanático de aprovechar la luz del día, y se le atribuye el refrán: “Acostarse temprano y levantarse temprano, hace a un hombre sano, rico y sabio.”

Pero aunque se cambien los relojes, el cuerpo en principio no lo reconoce ya que tiene su propio ciclo natural de 24 horas, conocido como ritmo circadiano. Y se puede ver afectado al dormir una hora más o menos que las habituales con estos cambios de reloj. En el segundo caso, por ejemplo, se pierde una valiosa hora de sueño, difícil de recuperar. Y al principio puede resultar extraño tener que cenar a plena luz del día, o que suene el despertador en medio de la penumbra, cuando el día anterior ya había algo de claridad. 

El cerebro tiene una especie de “gran reloj” que sincroniza las horas de sueño, las ideales para hacer ejercicio y las mejores para comer. Según el Instituto Nacional General de Ciencias Médicas (NIH), este reloj biológico está formado por más de 20,000 células nerviosas, que se encuentran en el hipotálamo, una región del cerebro, justo por encima de los nervios ópticos, donde está la cruz de los ojos. Los científicos afirman que las alteraciones en esta “máquina” serían responsables de varias enfermedades.

Investigadores de los Institutos Gladstone, en San Francisco, California, descubrieron que una proteína importante está a las órdenes directas del reloj circadiano y afirman que éste ayuda a mantener la salud general metabólica del cuerpo. Este reloj interno se divide en períodos de casi 25 horas, que son casi un día, o “circa-diano”, de ahí su nombre. Este ritmo es muy sensible a los ritmos de la luz, la temperatura y la disponibilidad de alimentos y, también influye en el metabolismo. 

Estos cambios de horario arbitrario tienen sus ventajas desde el punto de vista económico o práctico, pero pueden alterar los ciclos de sueño-vigilia, la liberación de hormonas, la temperatura y otras funciones corporales importantes. Sus desajustes están relacionados con trastornos del sueño, como el insomnio, además de la depresión, el trastorno bipolar y el trastorno afectivo estacional, informan los Institutos Nacionales de Salud (NIH).

Más sobre el DST

La idea del cambio de horario fue propuesta al Parlamento inglés en 1907, y en Estados Unidos fue adoptada en forma voluntaria por algunos estados. Otros no lo hicieron y en un momento hubo diferentes horarios en lugares con pocas millas de distancia. El caos cesó con la unificación de 1966, cuando el Congreso hizo el acta llamada Uniform Time Act", o el Acta de Unificación Horaria. 

En la actualidad hay cerca de 70 países en el mundo que utilizan el cambio de horario, a excepción de los que viven cerca del Ecuador, ya que el día y la noche tienen la misma duración durante todo el año. Otros países como China y Japón nunca lo implementaron, y otros como Argentina y Uruguay, lo hicieron en un momento pero lo declinaron en la actualidad.