¿Eres de esas personas que recurren a una siesta para mejorar la energía, concentración o estado de ánimo? Según una nueva investigación no serían sus únicos beneficios, ya que también podría reducir los niveles de presión arterial.
Casi la mitad de los adultos estadounidenses tienen presión arterial alta, aunque la mayoría no lo sepa debido a que no siempre se presentan signos o síntomas. Esta condición, que afecta en mayor medida a caucásicos e hispanos, con el tiempo puede aumentar el riesgo de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares (ACV).
Existen muchas maneras de mantener nuestra presión a raya, como hacer ejercicio, dieta, reducir el consumo de sodio, alcohol, tabaco y café. Los investigadores del Hospital General Asklepieion en Voula, Grecia, encontraron otra opción que añadir a la lista: dormir una siesta.
Uno de los autores, el Dr. Manolis Kallistratos, presentará los hallazgos en la 68ª Sesión Científica Anual del American College of Cardiology, que este año se lleva a cabo en Nueva Orleans, EE.UU., entre el 16 y 18 de Marzo.
"La siesta parece disminuir los niveles de presión arterial en la misma magnitud que otros cambios en el estilo de vida. Por ejemplo, la reducción de la sal y el alcohol puede disminuir los niveles de presión arterial de 3 a 5 milímetros de mercurio (mmHg)", informó el Dr. Kallistratos.
Los investigadores analizaron a 212 participantes que tenían una presión arterial media de 129.9 mmHg.
De acuerdo con las pautas del Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre (NHLBI), una persona tiene presión arterial alta si sus lecturas de presión arterial sistólica (presión durante un latido cardíaco) son 140 mmHg o más altas, y sus lecturas de presión arterial diastólica (presión entre latidos del corazón) son 90 mmHg o más altos.
Los voluntarios tenían en promedio 62 años y, cerca de 1 de cada 4 de ellos, fumaba, padecía diabetes o ambas condiciones.
Los beneficios de la siesta
Kallistratos y su equipo dividieron a los participantes en dos grupos: uno que tomó siestas durante el mediodía y otro que no recurrió a ellas.
Para obtener mediciones precisas a lo largo del día, los investigadores pidieron a los voluntarios que utilizaran dispositivos ambulatorios para el control de la presión arterial. Durante 24 hs. consecutivas, registraron los siguientes aspectos:
- Presión arterial de los participantes.
- Velocidad de la onda del pulso (mide la rigidez de las arterias).
- Duración de las siestas al mediodía.
- Opciones generales de estilo de vida (como el consumo de alcohol y la actividad física).
- También ajustaron factores como edad, sexo y medicamentos recetados.
Los investigadores encontraron que el grupo que tomó una siesta tuvo una caída de 5.3 mmHg en la presión arterial sistólica, lo cual, explicaron los investigadores, es lo máximo que alguien podría esperar cuando toma medicamentos para la presión arterial o realiza ciertos cambios en el estilo de vida.
El equipo agregó que cada 60 minutos adicionales de siesta la presión arterial sistólica se reducía en promedio 3 mmHg cada 24 hs. Según Kallistratos tomar dosis bajas de medicamentos para la presión arterial puede disminuir los niveles entre 5 y 7 mmHg.
"Estos hallazgos son importantes porque una caída en la presión arterial tan pequeña como 2 mmHg puede reducir el riesgo de eventos cardiovasculares, como un ataque al corazón, hasta en un 10%", dijo Kallistratos.
Los investigadores afirmaron que este estudio deberían sentar una base para que las personas se entreguen a las siestas del mediodía con menos sentimiento de culpa.
"Obviamente no queremos animar a las personas a dormir horas durante el día pero, no deben sentirse culpables si pueden tomar una siesta corta, ya que ofrece beneficios para la salud", dijo Kallistratos.
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