Simulan el cordón umbilical para reducir estrés de niños prematuros

Nacer con un peso extremadamente bajo, es decir, ser considerado un bebé prematuro, parece aumentar el riesgo de desarrollar problemas de salud mental en la adultez.

 Pero ese riesgo se puede disminuir mediante la reducción de la exposición al acoso y al estrés familiar durante la niñez y la adolescencia, según se desprende de una nueva investigación.

Simulan el cordón umbilical para reducir estrés de niños prematuros
Pulpos tejidos al crochet simulan el cordón umbilical y son puestos al lado de los bebés prematuros (foto de www.etsy.com)

El estudio, basado en bebés prematuros con pesos entre 2.2 libras (1 kilo) o menos al nacer, y que salió publicado en la revista The Journal of Child Psychology and Psychiatry, determinó que nacer con un tamaño realmente pequeño y ser expuesto a todo ese estrés, puede predisponer a las personas a desarrollar depresión y ansiedad en un momento posterior de la vida, según determinó el autor del estudio, Ryan Van Lieshout, profesor asistente de psiquiatría y neurociencias conductuales en la Universidad de McMaster, en Ontario, Canadá.

Con el respaldo de los Institutos Canadienses de Investigación sobre la Salud y del Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano de Estados Unidos, el equipo del estudio revisó datos de unos 40 años.

Los datos ofrecían detalles sobre casi 180 niños nacidos con un peso extremadamente bajo que nacieron entre 1977 y 1982, y que sobrevivieron hasta la adultez. Su estado de salud mental en la adultez se comparó con el de 145 adultos que nacieron con un peso normal.

Van Lieshout y sus colaboradores anotaron que las investigaciones previas habían sugerido que los que nacen con un peso extremadamente bajo parecen enfrentarse a un riesgo más alto que el promedio, de desarrollar una enfermedad mental más adelante.

Los investigadores dijeron, por ejemplo, que la angustia de afrontar la situación de cuidar a un bebé prematuro, con frecuencia expone al niño a una ansiedad materna, una depresión y un estrés familiar considerables, lo que se traduce en la posibilidad de que esos recién nacidos sean más vulnerables al tipo de acoso que todos los niños y los adolescentes con frecuencia confrontan mientras crecen.

Y esa vulnerabilidad podría a su vez aumentar su riesgo de desarrollar problemas de salud mental en la adultez.

Tentáculos de colores

De esa preocupación por el carácter vulnerable de los bebés prematuros surgió la terapia de simular un cordón umbilical con coloridos pulpos de ganchillo o crochet que son colocados en las incubadoras de los recién nacidos. La idea es que los tentáculos se conviertan en un punto de agarre que les recuerde el útero materno. 

El objetivo es que los cefalópodos faciliten el reflejo de prensión, un acto primitivo de los bebés que se desarrolla mientras están en el útero y el cual se mantiene durante los primeros meses de vida.

También se espera que al tocar los tentáculos los recién nacidos logren calmarse y se evita que los bebés jueguen o desconecten otros tubos y material médico esencial de la incubadora.

La idea surgió en Dinamarca y desde entonces se ha implementado en las unidades de neonatos de hospitales de varios países, como Reino Unido, Estados Unidos y recientemente México.

La especialista en Neonatología y profesora asociada de la Universidad de California, Valencia Walker, aclara que nunca se podrá replicar por completo la sensación de estar en el útero materno, pero se intenta conseguirlo y los pulpos son una vía.

Sin embargo, señaló que no hay estudios científicos que lo corroboren, y que los pulpos de punto están siendo utilizados "de forma empírica".

Una posición similar ha manifestado el presidente de la Sociedad Española de Neonatología, Máximo Vento. Reconoce que la iniciativa surgió de una forma espontánea, y al principio se pensaba que los muñecos de ganchillo podrían ser útiles en la estimulación para desarrollar capacidades sensoriales.

Sin embargo, el experto rechaza que se haya demostrado que los peluches de punto tengan algún beneficio positivo. No hay ningún estudio clínico serio, evaluado y contrastado que lo pruebe, precisa.

El especialista recordó que en otros países, como Suecia, Noruega o Canadá, se ha limitado extraordinariamente la introducción de elementos no esterilizados dentro de las incubadoras por el peligro de la infección, y que los pulpitos de ganchillo "no pueden esterilizarse de forma completa", lo que podría incrementar gravemente los riesgos a los que están expuestos

Mejor frecuencia cardíaca

Una enfermera de la unidad de neonatos del hospital Frimley Park Hospital, de Surrey, Inglaterra, asegura, por su parte, que los pulpos calman a los bebés, que no se desesperan por tirar de los tubos, y eso redunda en su frecuencia cardíaca y en los niveles de oxigenación.

A ese hospital, específicamente, llegan pulpos tejidos, de un tamaño muy pequeño, y donados por un grupo local de artistas.

En España también adoptaron la misma terapia que surgió en Dinamarca con la idea de que la morfología de los pulpos les recuerden al cordón umbilical y eso los ayude a mejorar la respiración y a regular su ritmo cardíaco, así como a obtener mayores niveles de oxígeno en la sangre.

El propósito final es proporcionar un ambiente adecuado al recién nacido, que permita no sólo la curación de las patologías, sino también su desarrollo emocional, la organización de su sistema nervioso y la aparición de un vínculo con sus padres.

Una supervisora de neonatos en un hospital en Galicia aclaró que “los pulpitos no salvan vidas, no son una medicina, simplemente ayudan a tranquilizar y colaboran en la recuperación de los bebés.

También sirven de consuelo a los padres, porque los progenitores sienten que sus pequeños están recibiendo los mimos y cariños que ellos no pueden darles al estar en una incubadora”.

En México iniciaron la campaña de "Pulpos con causa", tejidos por mujeres que están en prisión, y que participan en el proyecto de la fundación La Cana, coordinado por el voluntariado del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

La iniciativa empezó en el Hospital General de Zona 1A de Venados, en Ciudad de México, pero está previsto que se extienda a otros centros del IMSS. Los pulpos son esterilizados en el hospital, es decir, son lavados a 60 grados y deben estar realizados con las medidas y materiales indicados.

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