El bebe tiene una abertura en su abdomen por donde sale el cordón umbilical que lo une a la placenta. A través de ella recibe los nutrientes y oxígeno que necesita. Una vez que nace respira y se nutre por sí solo, y como ya no necesita este cordón, se debe eliminar. Para ello se sujeta con una pinza especial y se corta; el procedimiento es indoloro y deja como resultado el llamado “muñón umbilical”.
La Biblioteca Nacional de Medicina de los Institutos Nacionales de la Salud de EE.UU. explican que entre los 5 y los 10 días, éste muñón se debe secar y caer. Mientras tanto es necesario limpiar la zona utilizando solo agua y gasas. En algunas clínicas y hospitales se recomendaba limpiarlo con algodón mojado en alcohol, pero los investigadores hallaron que cicatriza más rápido y sin infección si no recibe este tratamiento.
Durante estos dìas no se debe bañar al bebé sumergiéndolo en una tina con agua. La higiene de su cuerpito se debe realizar solo con esponja para evitar la humedad en la zona del muñón.
Los restos de cordón se deben caer de manera natural, tras lo cual quedará una pequeña herida que cicatriza en un par de días. Nunca hay que tirar de él, ni aunque este pendiendo apenas de un hilo ya que se podría iniciar un sangrado activo, donde cada vez que aparece una gota de sangre, se limpia y aparece otra.
Si esto llegara a ocurrir, es necesario llamar al pediatra de inmediato. Si el muñón del bebé no se ha caído en 4 semanas, hay que hacer una consulta con el pediatra porque puede deberse a un problema anatómico del bebé o a alguna deficiencia de su sistema inmunológico.
Una costumbre latina tradicional es ponerle una faja al bebé una vez se le ha caído el cordón, y hasta ponerle una moneda apretando el ombligo para que le quede para dentro. Esto no es recomendable porque apretar el vientre del bebé podría causarle molestias estomacales, y ponerle un objeto sobre el ombligo podría originar una infección.
Es muy importante mantener la zona limpia y seca, y para ello conviene doblar la parte superior del pañal hacia abajo, para que el muón quede expuesto al aire y no entre en contacto con la orina. De hecho, hay muchos pañales para recién nacidos que ya vienen precortados a tal efecto.
Además de cuidar la higiene hay que vigilar que no haya una infección. Es poco frecuente pero en el caso de ocurrir, se podría diseminar rápidamente a otras zonas del pequeño cuerpo del bebé. Los síntomas son la aparición de secreciones amarillentas con mal olor en la zona del muñón, o un enrojecimiento, hinchazón e hipersensibilidad. En ese caso es necesario consultar al médico, especialmente si el pequeño no quiere comer, tiene más de 100.4ºF de fiebre (38º C), está aletargado o tiene un tono muscular flácido.
Algunas veces, una vez que se seca y se cae el muñón umbilical, quedan algunos fragmentos de piel nudosa y puede haber supuración de fluido claro o amarillo. Se conocen como "granulomas umbilicales" y si no desaparecen por sí solos se debe consultar al médico para que indique un tratamiento.