Uno de los grandes problemas de salud pública en EE.UU. y en el mundo es la obesidad, que lleva a padecer enfermedades cardíacas y metabólicas graves, y que se relaciona con al menos 12 tipos diferentes de cáncer.
Es preocupante que en EE.UU. la obesidad en los adultos haya aumentado cerca de un 40% en 2015-2016, frente a un 34% en 2007-2008, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC). Eso significa que 2 de cada 5 adultos actualmente es obeso.
Pero ¿qué es lo que causa la obesidad? Hay investigaciones que apuntan a los genes y otras la relacionan a la herencia familiar.
Esto es cierto, son dos factores que contribuyen a que la grasa se acumule en el cuerpo, pero según una investigación británica recién publicada, más de dos tercios de los problemas de sobrepeso se deben a la dieta, mientras que menos de 1 de cada 5 casos es hereditario o genético.
El papel de los intestinos en la obesidad
Se sabe que el riesgo de desarrollar enfermedades es mayor entre las personas que tienen más grasa visceral: es la grasa abdominal que rodea los órganos vitales.
Y los científicos del King College de Londres querían explorar cómo las reacciones químicas en el intestino, principalmente causadas por lo que las personas comen, afectan la forma en que la grasa se acumula en el cuerpo.
El estudio -publicado en la revista Nature Genetics- se realizó mediante el análisis de las heces de 500 pares de gemelos, donde se observaron los cambios en las bacterias intestinales en relación de los alimentos consumidos. Al hacerlo, descubrieron cómo esos cambios afectan la forma en que el cuerpo almacena la grasa.
Los científicos hallaron que sólo el 17.9% de los procesos intestinales que controlan el almacenamiento de grasa en el cuerpo son causados por factores hereditarios, lo que sugiere que la gran mayoría de las personas puede controlar su peso a través de la dieta y el estilo de vida.
¿Y cómo se regula la actividad intestinal? el 67.7% está controlada por el medio ambiente del intestino, es decir, está formado por la comida y la bebida que las personas consumen. Son éstas las razones más importantes que conducen a la diferencia en la forma en que el cuerpo digiere y almacena grasa.
En otras palabras, las conclusiones de este estudio sugieren que deberíamos dejar de echarle la culpa a los genes y a la herencia familiar. Al comprender cómo las diferentes reacciones químicas en el intestino son las que cambian la forma en que el cuerpo procesa la grasa corporal, significa que las personas pueden evitar el sobrepeso a través de su dieta.
Los científicos británicos esperan que sus hallazgos faciliten las vías hacia tratamientos de obesidad personalizados donde se utilicen los alimentos como tratamiento.
Las heces revelan la verdad oculta
El Profesor Tim Spector, director del King's College London's Twin Research Group, dijo a Dailymail: "Este apasionante trabajo realizado en heces de gemelos muestra la importancia para nuestra salud y el peso de los miles de químicos que producen los microbios (bacterias) intestinales en respuesta a los alimentos.
"Saber que están controlados en gran medida por lo que comemos en lugar de nuestros genes, es una gran noticia, y abre muchas formas de utilizar los alimentos como medicina” agregó.
Otro gran paso fue que pudieron identificar los biomarcadores que causan acumulación de grasa en la cintura. Creen que quizá estas sustancias puedan servir de guía en el futuro como tratamiento contra la obesidad.
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