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La exposición de una mujer al DDT podría afectar a la salud actual de su nieta

MIÉRCOLES, 14 de abril de 2021 (HealthDay News) -- Un pesticida que se prohibió hace mucho podría estar teniendo efectos de salud que abarcan generaciones, sugiere un estudio reciente.

El problema es el DDT, un pesticida que antes era de uso común que se prohibió en Estados Unidos en 1972. Sin embargo, esa prohibición no fue el final de la historia.

La exposición de una mujer al DDT podría afectar a la salud actual de su nieta

El DDT se encuentra entre los contaminantes orgánicos persistentes, un grupo de compuestos que se descomponen con lentitud y permanecen en el ambiente durante años. Entonces, las personas pueden seguir expuestas al DDT a través de la cadena alimenticia, en particular los productos grasos de origen animal.

Además, la exposición al DDT en el útero se ha vinculado con una variedad de problemas de salud a largo plazo, lo que incluye a la obesidad y a ciertos tipos de cáncer.

El nuevo estudio va incluso más allá, señalaron los investigadores.

Encontró que las mujeres jóvenes cuyas abuelas tenían unos niveles más altos de DDT durante el embarazo eran más propensas a ser obesas que sus pares. También fue más probable que comenzaran a menstruar antes de los 12 años, lo que apunta a unos efectos hormonales.

Este es el primer estudio que sugiere que el impacto del DDT podría abarcar tres generaciones, comentó la investigadora sénior, Barbara Cohn, directora de estudios en salud infantil y del desarrollo del Instituto de Salud Pública, en Berkeley, California.

El DDT se considera un "disruptor endocrino", lo que significa que es capaz de interferir con la actividad hormonal del cuerpo.

En estudios anteriores, el equipo de Cohn encontró que los niveles de DDT de las mujeres en el embarazo en la década de los 1960 podría afectar a la salud a largo plazo de sus hijos. Entre los hijos adultos, los expuestos a DDT en el útero han mostrado unos riesgos relativamente más altos de obesidad, cáncer de mama, cáncer de testículo y otras afecciones de la salud.

Pero, ¿cómo se verían afectadas las nietas por la exposición de sus abuelas al compuesto? Las madres son el vínculo potencial, explicó Cohn.

Todos los óvulos que una mujer tendrá a lo largo de su vida se forman durante su desarrollo fetal, dijo Cohn. Esto significa que sus óvulos (incluso los que se convertirán en sus futuros hijos) pueden verse afectados por las exposiciones de la abuela.

Si el DDT, de hecho, influye en el desarrollo de los óvulos de las mujeres, no está claro cómo. El compuesto no necesariamente tendría que provocar una mutación genética, apuntó Cohn. Hay unas modificaciones más sutiles que pueden suceder, anotó, que afectan a la actividad genética sin cambiar al código genético en sí.

Pero, por ahora, se desconoce el "cómo".

Otros investigadores afirmaron que los hallazgos son significativos.

"Nuestra exposición a estos compuestos persistentes se debe tomar en serio", comentó Kurunthachalam Kannan, profesor de pediatría de la Facultad de Medicina Grossman de la NYU, en la ciudad de Nueva York.

Kannan, que no participó en la investigación, estudia los efectos de salud potenciales de los contaminantes químicos.

Advirtió que el nuevo estudio no puede probar que la exposición al DDT de las abuelas aumentara las probabilidades de obesidad y menstruación temprana de las nietas. Los investigadores carecían de información sobre la dieta, así que no está claro qué importancia podría haber tenido como factor, apuntó Kannan.

Más allá de esto, dijo, hay muchos compuestos que se creen que disrumpen la actividad hormonal, y es probable que las nietas estuvieran expuestas a un rango más amplio de éstos que sus abuelas.

Según la Sociedad Endocrina (Endocrine Society), los disruptores endocrinos incluyen a otros contaminantes orgánicos persistentes, sobre todo pesticidas y compuestos industriales como los PCB y las dioxinas. Además, los disruptores endocrinos pueden aparecer en casa, en la forma de compuestos en los plásticos, las lociones, el maquillaje y otros productos del hogar, incluso los ftalatos, los parabenos y el bisfenol A.

Entonces, una pregunta más abarcadora es si la exposición a unas "dosis pequeñas" de muchos de esos compuestos disruptores endocrinos podría ser un factor en la obesidad y otros resultados de la salud, planteó Kannan.

Sue Fenton, investigadora del Instituto Nacional de Ciencias Ambientales de EE. UU., que ayudó a financiar el estudio, se hizo eco de ese punto.

"No se trata tanto sobre el DDT como sobre los contaminantes orgánicos persistentes", comentó Fenton.

La obesidad se ha convertido en una crisis en Estados Unidos y muchos países industrializados más, afirmó, y es importante comprender si las exposiciones a las sustancias químicas es un factor contribuyente.

Los nuevos hallazgos, que se publicaron el 14 de abril en la revista Cancer Epidemiology, Biomarkers & Prevention, provienen de un estudio que comenzó a reclutar a mujeres embarazadas en el Área de la Bahía de California en 1959. El equipo de Cohn analizó los datos de 365 nietas adultas de esa primera generación.

En general, las mujeres jóvenes cuyas abuelas estaban en el tercio superior de niveles de DDT (que se midieron en su sangre durante el embarazo) tenían más del doble de probabilidades de ser obesas, en comparación con aquellas cuyas abuelas estaban en el tercio inferior de DDT.

Pero esto solo sucedió si las abuelas habían tenido un peso normal. Si las abuelas habían tenido sobrepeso u obesidad, un DDT más alto no se vinculó con un riesgo más alto de obesidad en sus nietas, mostraron los hallazgos.

No está claro qué significa esto, dijo Cohn. Como el DDT se almacena en la grasa, es posible que la grasa corporal adicional de las abuelas redujera la exposición de sus hijas en el útero, anotó.

Por otro lado, el peso de las abuelas no afectó al vínculo entre una exposición alta al DDT y la menstruación temprana en las nietas. Esto, señaló Cohn, sugiere que es algo más complicado que "solo un tema de almacenamiento".

Se mostró de acuerdo en que los hallazgos abarcan más que al DDT en sí.

La epidemia de obesidad sucedió con tal rapidez que no puede relacionarse con cambios en la vulnerabilidad genética, apuntó Cohn. Y aunque con frecuencia se culpa a la dieta, otras exposiciones amplias también podrían estar influyendo, añadió.

Más información

La Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. ofrece más información sobre los contaminantes orgánicos persistentes.

Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

FUENTES: Barbara Cohn, PhD, director, child health and development studies, Public Health Institute, Berkeley, Calif.; Sue Fenton, PhD, U.S. National Institute of Environmental Health Sciences, Research Triangle Park, N.C.; Kurunthachalam Kannan, PhD, professor, pediatrics, NYU Grossman School of Medicine, New York City; Cancer Epidemiology, Biomarkers & Prevention, April 14, 2021, online

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