Este contenido ha sido archivado y puede no estar actualizado

Expertos opinan sobre el nuevo centro de pronóstico de enfermedades infecciosas de los CDC

VIERNES, 22 de abril de 2022 (HealthDay News) -- El pasado diciembre, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. celebraron una detallada sesión informativa para advertir a los funcionarios de salud pública sobre una variante emergente de la COVID, llamada ómicron.

Los funcionarios fueron increíblemente específicos, aseguró Lori Tremmel Freeman, directora ejecutiva de la Asociación Nacional de Funcionarios de Salud de los Condados y Ciudades (National Association of County and City Health Officials), y predijeron que la ómicron llegaría a Estados Unidos en cuatro semanas, y que su intensidad aumentaría en seis semanas.

Expertos opinan sobre el nuevo centro de pronóstico de enfermedades infecciosas de los CDC

Y todo sucedió de forma muy parecida a la predicción.

"Fue impresionante, y de verdad es lógico que este sea el tipo de vigilancia que debe ocurrir para que podamos comenzar a comprender cómo los brotes futuros nos afectarán", comentó Freeman.

El pronóstico sobre la ómicron se considera como el primer éxito real del nuevo Centro de Pronóstico y Análisis de Brotes (CFA) de los CDC, que busca convertirse en el equivalente al Servicio Meteorológico Nacional para las enfermedades infecciosas.

Las autoridades de salud pública y los expertos en enfermedades infecciosas están entusiasmados con el lanzamiento del centro, que se anunció formalmente esta semana, pero que se ha estado forjando desde el verano pasado.

"Me emociona mucho la idea de que los datos nos guíen", señaló el Dr. Georges Benjamin, director ejecutivo de la Asociación Americana de Salud Pública (American Public Health Association). "Durante la pandemia, tuvimos muchas dificultades, y dependimos de muchos datos del sector privado. Si se hace de forma correcta, esto permitiría al gobierno proveer unas proyecciones mucho mejores" sobre los futuros brotes.

El anuncio del nuevo centro llega en medio de una abarcadora revisión de las operaciones de los CDC, de un mes de duración, ordenada por la directora de la agencia, la Dra. Rochelle Walensky, como respuesta a la crítica del público a la actuación general de la agencia ante la pandemia de COVID.

Con 200 millones de dólares de financiación inicial, el CFA ha comenzado a desarrollar un equipo de análisis de brotes de primera categoría, con la misión de desarrollar evidencias más rápidas y valiosas para predecir las tendencias en las enfermedades infecciosas, dijo la agencia en su anuncio.

Los datos llegan 'de la forma y en el momento que quieren'

Hoy en día, cuando se trata de las enfermedades infecciosas, los CDC dependen de un sistema de reunión de datos del todo voluntario, anotó el Dr. William Schaffner, director médico de la National Foundation for Infectious Diseases.

"No han recibido unos datos de una completitud ni con la rapidez suficientes para rastrear la pandemia, y para hacer unas predicciones razonables sobre lo que sucede en el futuro próximo", lamentó.

Los datos sobre las enfermedades infecciosas comienzan con casos individuales, cuando los pacientes acuden a hospitales y consultorios médicos para el tratamiento, aclaró Schaffner. Estos casos se reportan a las autoridades de salud pública de la ciudad o el condado, que envían los datos a los departamentos de salud estatales, que entonces remiten los datos a los CDC.

En cada etapa, los médicos y los funcionarios de salud pública reúnen y envían unos datos muy necesarios sobre los brotes "de la forma y en el momento en que quieren, y como puede imaginarse, con distintos grados de precisión", dijo Schaffner.

El sistema de reportes también se ve entorpecido por una tecnología obsoleta. En algunos lugares, los funcionarios de salud pública todavía utilizan máquinas de fax o llamadas telefónicas para reportar los datos sobre las enfermedades infecciosas, apuntó Freeman.

"Se puede ver que es un sistema en que los CDC pueden convencer, pueden persuadir, a veces pueden mejorar con financiación, pero están más bien al final de un sistema voluntario de múltiples etapas", comentó Schaffner.

"¿Nos sorprende que los datos tarden mucho en pasar por ese sistema? ¿Nos sorprende que la calidad de los datos varíe entre los 50 estados?", preguntó. "Alguien tiene que pensar en algo original y plantear que hay que hacer algo al respecto. Que esto no funciona en el siglo XXI".

Como resultado de este sistema fragmentado, al final unos expertos externos de la Universidad de Washington y la Universidad Johns Hopkins asumieron el liderazgo para rastrear las tendencias de la COVID en Estados Unidos y en todo el mundo durante la pandemia de COVID, apuntó Benjamin.

Espera que el CFA se asocie con estas operaciones de rastreo de enfermedades infecciosas de las universidades.

"Han estado reuniendo unas cantidades increíbles de datos, y todos hemos utilizado estos datos en los últimos dos años", dijo Benjamin.

También hay otros socios potenciales con planteamientos incluso más innovadores, aseguró Schaffner.

Por ejemplo, Google intentó una vez rastrear y predecir la actividad de la influenza en Estados Unidos al analizar las búsquedas relacionadas con la gripe, anotó Schaffner. Unos problemas de privacidad hicieron que Google abandonara la iniciativa en 2015, pero el concepto sigue siendo válido.

Schaffner también señaló a la compañía de salud digital Kinsa, que reparte termómetros gratis a personas que toman su temperatura a diario y envían sus mediciones mediante una aplicación de celular.

Los directivos de Kinsa piensan que pueden prever los brotes de gripe en las comunidades, y potencialmente incluso en vecindarios específicos, al rastrear el momento en que muchas personas comienzan a desarrollar fiebre, dijo Schaffner.

"Los CDC deben comenzar a hablar con este tipo de personas", enfatizó. "Ninguno de estos ejemplos provee toda la respuesta, pero quizá haya una forma de incorporar lo que yo llamo 'sistemas de radar' que ya están disponibles".

Los sistemas de radar pueden detectar los blips, y estos blips pueden ser ventajosos, anotó Schaffner.

"No se puede saber si se trata de un avión enemigo o amigo hasta que se obtiene más información, pero detectar esos blips lo antes posible ofrece una ventaja", aseguró. "Y esto es lo que esos sistemas de Google y Kinsa son. Son el radar que detecta los blips que hay, a los que se puede entonces dirigir una investigación más sofisticada".

Se necesitan expertos de salud pública locales

El Dr. Daniel McQuillen, presidente de la Sociedad Americana de Enfermedades Infecciosas (Infectious Diseases Society of America), dijo que el CFA también debe desarrollar la capacidad de rastreo de las enfermedades de los funcionarios de salud pública de la comunidades.

"Aunque el liderazgo que este centro puede proveer es esencial, es igual de importante contar con expertos en cada comunidad que puedan ser los socios locales para dar seguimiento a los datos específicos de su áreas, servir como mensajeros de salud de confianza en sus comunidades, y gestionar las oleadas y necesidades locales en el terreno", planteó McQuillen en una declaración por escrito. "Lamentablemente, casi un 80 por ciento de los condados de EE. UU. carecen de un médico de enfermedades infecciosas".

Freeman comparó esta nueva iniciativa con la forma en que el Servicio Meteorológico Nacional desarrolló sus operaciones a mediados del siglo XX.

"En la década de los 1950, había ciudadanos científicos con estaciones meteorológicas, que en esencia reportaban el tiempo de forma regular desde donde estuvieran en el país, y de verdad ayudaron a desarrollar los pronósticos que tenemos ahora mediante un esfuerzo del todo voluntario", dijo.

Este tipo de esfuerzo local puede aunarse con transmisiones de datos sobre las infecciones de otros países, para ayudar a Estados Unidos a predecir los brotes y a rastrearlos a medida que ocurren, observó Freeman.

"Durante toda la pandemia, las pistas sobre lo que podía potencialmente ocurrir en Estados Unidos siempre estaban por delante de nosotros, ¿no?", dijo Freeman. "No sé si, durante esta pandemia, alguna vez experimentamos algo antes que el resto del mundo. Otros países desarrollados, como Israel, en realidad pasaban estas experiencias antes que nosotros. Así que tuvimos una oportunidad única de comprender lo que nos sucedería y utilizar esa información para estar más preparados".

Pero Freeman añadió que estos análisis mejorados no significarán nada si Estados Unidos no fortalece también su capacidad de responder a los brotes predichos.

Freeman recuerda la desesperación que ella y otros sintieron cuando los CDC predijeron el brote de ómicron con tal precisión.

"Lo primero que pensé es que no estábamos preparados", lamentó Freeman. Las pruebas rápidas de COVID seguían escaseando, las tasas de vacunación se estancaban, y había una escasez de los tratamientos para prevenir que las personas enfermaran de gravedad.

"Contar con información es magnífico, pero hay que poder actuar rápido con ella", añadió Freeman. "De cualquier forma hay que tener recursos disponibles para responder de forma adecuada y rápida. Si se piensa en el momento en que supimos que la ómicron quizá venía de camino y el nivel de impacto, para mí, al día siguiente debimos haber movilizado todos los recursos que teníamos".

Más información

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. ofrecen más información sobre el Centro de Pronóstico y Análisis de Brotes.

Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com


FUENTES: Lori Tremmel Freeman, MBA, chief executive officer, National Association of County and City Health Officials, Washington, D.C.; Georges Benjamin, MD, executive director, American Public Health Association, Washington, D.C.; William Schaffner, MD, medical director, National Foundation for Infectious Diseases, Bethesda, Md.; U.S. Centers for Disease Control and Prevention

Comparte tu opinión