AHA News: Muchas personas latinas saben poco de su historial familiar médico, y eso podría arriesgar su salud

JUEVES, 22 de junio de 2023 (American Heart Association News) -- En el consultorio, las preguntas acerca del historial de salud familiar de una persona pueden ayudar a los profesionales médicos a determinar el riesgo de desarrollar afecciones crónicas, entre ellas enfermedad cardíaca, presión arterial alta y diabetes.

Pero muchas personas latinas, especialmente si son inmigrantes, raramente hablan sobre el historial de salud familiar o tienen registros del mismo. Los motivos no son muy bien comprendidos, pero los estudios sugieren que las influencias culturales –dinámica familiar, estigma, miedo y secretismo– pueden crear barreras.

AHA News: Muchas personas latinas saben poco de su historial familiar médico, y eso podría arriesgar su salud

"Es común que cuando los pacientes hispanos/latinos vienen a la clínica y les preguntas, '¿Cuál es tu historial médico anterior?', o les preguntas si hay algún historial familiar de cualquier tipo de malignidad o cáncer, ellos no sepan", dijo la Dra. Olga Garcia-Bedoya, directora médica del Institute for Minority Health Research en la Universidad de Illinois, en Chicago.

Saber el historial médico de padres, abuelos, hijos, hermanos y otros familiares cercanos es un elemento importante de la atención preventiva, dijo ella. Aunque las causas de las enfermedades pueden variar, las similitudes genéticas en las familias pueden proporcionar a los profesionales del cuidado de la salud una imagen más completa de la salud de una persona, así como indicios precoces sobre riesgos de salud posibles –y prevenibles.

Sin embargo, en la comunidad latina, el historial de salud familiar por lo general carece de información, a menudo debido a circunstancias fuera del control de los pacientes, dijo Garcia-Bedoya.

Por ejemplo, en el caso de las personas que han llegado recientemente a Estados Unidos, es posible que nunca hayan hablado sobre su historial de salud familiar antes de emigrar, especialmente si provienen de áreas rurales donde es difícil tener acceso a la atención médica, dijo ella.

En Estados Unidos, más del 40% de los adultos hispanos experimentan obesidad, según las estadísticas de la American Heart Association. Los adultos hispanos también tienen una probabilidad 50% mayor de desarrollar diabetes tipo 2 que otras razas y etnias, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, o CDC por sus siglas en inglés. La diabetes y la obesidad son factores que contribuyen a la enfermedad cardíaca, la principal causa de muerte en Estados Unidos.

"Y sabemos que la diabetes tiene una predisposición familiar", dijo Garcia-Bedoya. "Si tu mamá, papá o hermanos tienen diabetes, por supuesto que tu riesgo será mayor".

En tales casos, saber la historia de diabetes de una familia puede proporcionar considerable información genómica, dijo ella. "Desde el punto de vista clínico, eso es importante porque la diabetes puede prevenirse. Si la detectamos en las etapas precoces, podemos evitar el uso de medicamentos, además de que hay modificaciones en el estilo de vida que pueden retrasar la progresión de la enfermedad".

Las personas latinas mayores que han pasado menos tiempo en los Estados Unidos por lo general tienen menos probabilidad de estar totalmente conscientes de su historial médico familiar que aquellas nacidas en Estados Unidos o que han vivido en este país por más tiempo, dijo ella. Esto significa que no tendrán información de salud de sus antepasados para compartirla con sus hijos.

Las percepciones sobre la atención médica preventiva difieren entre las generaciones, dijo Garcia-Bedoya. Las generaciones más jóvenes tienden a priorizar la salud mental y ven la prevención como la incorporación de comportamientos del estilo de vida, como la buena forma física y la nutrición, dijo ella.

Si esa mentalidad sobre la prevención se traduce o no en el registro activo de su historial de salud familiar puede ser algo difícil de precisar. En una encuesta a 224 adultos latinos jóvenes, publicada en el 2013 en la revista Health Education & Behavior, solo el 18% dijo que había recopilado información sobre el riesgo de cáncer de sus familiares para crear un historial de salud familiar sobre el cáncer, y solo el 16% compartió información sobre el riesgo de cáncer hereditario con los miembros de su familia. Los autores del estudio dijeron que las bajas tasas de comunicación podrían ser el resultado de que muy pocos adultos latinos jóvenes estén familiarizados con la idea de crear un historial de salud familiar, o de la importancia del mismo para sus propios comportamientos relacionados con la salud.

La asesoría y las pruebas genéticas podrían ser una opción para las personas latinas que carecen de un historial de salud familiar. Pero, aunque una prueba de ADN puede ser un valioso predictor de riesgos para la salud, también tiene limitaciones, dijo Garcia-Bedoya.

Por ejemplo, las pruebas genéticas podrían predecir ciertas afecciones de salud, pero tal vez no exista un tratamiento disponible, por lo que las personas no están seguras de las acciones a seguir en base a esos resultados, dijo ella. "Debemos observar y monitorear cómo progresará las cosas".

Suzette Bielinski, epidemióloga genética en Mayo Clinic, en Rochester, Minnesota, dijo que las pruebas genéticas pueden ser beneficiosas en ciertas áreas. "Por ejemplo, yo consideraría quizás las terapias del cáncer como una buena victoria en ese sentido".

Pero, dijo ella, las pruebas genéticas, además de que pueden ser costosas, por lo general están dirigidas hacia enfermedades raras. "Simplemente no realizamos exámenes rutinarios para la genética de enfermedades crónicas comunes" porque las directrices para exámenes normales, como los exámenes de azúcar en la sangre o el colesterol, por lo general hacen un buen trabajo, dijo Bielinski.

Cuando se trata de afecciones crónicas que pueden conducir a enfermedad cardíaca –incluso hipertensión, obesidad y diabetes– la detección temprana y la intervención son "el camino correcto", dijo Bielinski. Y aunque tener un historial de salud familiar puede ser útil, las pruebas para presión arterial alta, colesterol alto y otras afecciones pueden ser igualmente eficaces, dijo ella.

Los adultos deben hacerse exámenes de la presión arterial alta con cada consulta médica regular, o una vez al año si su presión arterial es normal, según recomendaciones de la AHA, que también recomienda exámenes de colesterol cada cuatro a seis años a partir de los 20 años de edad, o con mayor frecuencia para aquellos con riesgo elevado de enfermedad cardíaca y derrame cerebral. La American Diabetes Association recomienda exámenes de la diabetes a partir de los 35 años, o más temprano para aquellos con riesgo elevado.

Para las personas que carecen de un historial de salud familiar, siempre es una buena idea crear uno, dijo Garcia-Bedoya. Ella recomienda hablar con los padres, tíos, hermanos y otros familiares cercanos. Se debe registrar dónde viven, cualquier condición médica que tengan y a que edad fueron diagnosticadas. Los CDC ofrecen consejos sobre cómo recolectar dicha información.

Una vez que se ha registrado un historial de salud familiar, las personas deben compartirlo con su médico de atención primaria, dijo Garcia-Bedoya. Y para las personas que no conocen su historial de salud familiar, los profesionales médicos deben dedicarles tiempo para explicar qué es y por qué importa. Deben ser receptivos con los pacientes, en especial con los inmigrantes recientes, quienes tal vez no estén tan familiarizados con el concepto de historial de salud familiar, dijo ella.

"Tenemos que ser respetuosos", dijo Garcia-Bedoya. "Necesitamos hacer preguntas, necesitamos comprender y debemos tener empatía".

American Heart Association News hace reportajes acerca de noticias del corazón y el cerebro. Las opiniones expresadas en este artículo no necesariamente reflejan la postura oficial de la American Heart Association. American Heart Association, Inc. es el propietario o el titular de los derechos de autor, y todos los derechos están reservados.

Por Lourdes Medrano, American Heart Association News

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