Los carbohidratos son la gasolina del cuerpo. Los comemos en todas sus variedades. Si no los consumes, el cuerpo sufre. Pero si consumes en cantidades por encima de lo recomendado, pueden hacerte daño.
Actualmente, hay una epidemia de obesidad y diabetes debido a que nos estamos excediendo con los carbohidratos, entre otros hábitos nada saludables.
Pero no siempre fue así. Los expertos en nutrición de Cleveland Clinic revelan detalles curiosos de cómo fue cambiando (para mal) nuestra alimentación. “Durante la mayor parte de nuestros 8 millones de años en el planeta, comimos una dieta muy rica en plantas. Como cazadores-recolectores, comimos alrededor de 800 especies de plantas diferentes, junto con animales salvajes y peces salvajes” expresan.
No comimos granos o frijoles hasta hace unos 12,000 años. No comimos productos lácteos (a menos que pudiéramos ordeñar un tigre dientes de sable, que era bastante difícil).
No comíamos azúcar a menos que encontráramos un panal de miel donde las abejas la fabricaban. Descubrimos que solo podíamos hacerlo en raras ocasiones (y resultó ser bastante doloroso).
Nuestra dieta era mucho más rica en nutrientes, mucho más rica en fibra, tenía muchas más vitaminas y minerales, y tenía niveles más altos de grasas omega-3 .Y era muy, muy baja en azúcar y almidón, dicen los expertos.
Como nos hemos cambiado a una dieta que es predominantemente rica en carbohidratos, principalmente a base de trigo y el maíz, combinados con aceite de soja refinado, y eso incluye muchos alimentos procesados, nos hemos encontrado en un aprieto: estamos en medio de la mayor epidemia de obesidad y diabetes en la historia de la raza humana.
Lamentablemente, estamos conectados para comer azúcar cada vez que podemos, porque el azúcar nos permite almacenar grasa.
Eso nos sirvió bien como cazadores-recolectores hace millones de años. Pero no nos sirve hoy.
Detener el círculo vicioso
El azúcar es adictivo. Nuestras papilas gustativas están muy estimuladas por eso. Activa la respuesta de dopamina en nuestros cerebros, dándonos un poco de placer por un momento.
La mala noticia es que, mientras más sobrepeso tengamos, más azúcar y almidón necesitamos para estimular ese centro de placer. Se convierte en un círculo vicioso.
La buena noticia es que, a pesar de que se necesita un poco de tiempo, nos podemos ir desenganchando del azúcar y el almidón.
¿Sabías que hay dos tipos de carbohidratos?
Los complejos o 'buenos': que se encuentran en los alimentos no procesados, de granos enteros, las frutas, los vegetales y legumbres.
Los simples o 'malos': presentes en los alimentos procesados o granos refinados, como las harinas blancas, el arroz blanco, el azúcar blanco, los panes, los dulces y pasteles. Estos carbohidratos simples contribuyen al aumento de peso, las enfermedades cardiovasculares y la diabetes.
5 consejos para incorporar carbohidratos “buenos”
Pon en práctica estos consejos de los expertos de la Universidad de Harvard para incorporar hidratos de carbono saludables en tu dieta.
- Comienza el día consumiendo granos enteros: un cereal caliente como avena tradicional (no la instantánea).
- Come panes integrales como snack o durante las comidas.
- Ve más allá de los panes integrales y prueba con agregar granos enteros a una ensalada (como quinoa o arroz integral).
- Opta por la fruta entera en lugar del jugo de la fruta solamente: una naranja tiene mucho más fibra y casi la mitad de azúcar que un vaso de 12 onzas (354.88 ml) de su jugo.
- Rechaza las papas y acepta los frijoles y otras leguminosas (lentejas, garbanzos, alubias, arvejas) porque son una fuente excelente de hidratos de carbono de absorción lenta.
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