Hacia fines de 2020, cerca de 63 millones de adultos mayores eran beneficiarios de Medicare, programa creado para proteger la salud de las personas de 65 años y más, y para algunas con ciertas discapacidades.
Todos ellos están inscriptos en la parte A, que se denomina Medicare original o tradicional, y que cubre la atención hospitalaria; y la mayoría en la parte B, que se encarga de la atención ambulatoria. La parte A generalmente es gratuita, la B tiene una prima que para 2019 ha sido de $135 mensuales.
Al resto de los planes de Medicare se los conoce como suplementarios. Son: la parte C, conocida como Medicare Advantage que ofrece cobertura adicional, como atención de la vista y la audición, dentistas, y servicios de bienestar; y la parte D, que es el plan de medicamentos recetados. Ambos tienen cuotas mensuales.
Finalmente, se ofrece la opción de Medigap, otro seguro complementario de Medicare que ayuda a pagar por deducibles y copagos. Para tener un plan de Medigap, se debe ser beneficiario de un plan de Medicare tradicional A o B. Esta póliza también tiene una cuota mensual que oscila entre $110 y $460.
El costo promedio de la prima de un plan de Medicare Advantage es $29.
Del total de beneficiarios de Medicare, el 19% no tiene un seguro complementario, y, según expertos, no es la mejor idea. Aseguran que solo un par de días extra en un hospital luego de una intervención es suficiente para que se reciban cuentas de miles de dólares.
En esa situación, a menos que se tenga algún tipo de seguro patrocinado por el empleador o se obtenga cobertura adicional de Medicaid, la única opción para mitigar los costos de bolsillo es una póliza Medigap.
Estas pólizas complementarias, que ofrecen compañías de seguros privadas, cubren total o parcialmente el costo compartido de algunos aspectos de las partes A y B, incluidos los deducibles, copagos y coseguros. También limitan lo que el paciente pagará de su bolsillo cada año.
Además, si bien la parte A es gratuita para la mayoría de los inscriptos, tiene un deducible de alrededor de $1,360 por período de beneficios. La parte B tiene un deducible bajo —unos $185 anuales— pero el paciente debe pagar el 20$ del gasto médico durante la internación y luego por ejemplo, si se necesita un andador.
Y cuidado, porque ese deducible puede representar mucho dinero. Una cirugía de bypass, por ejemplo, puede superar los $100,000, lo que significaría un gasto de bolsillo de $20,000 si se tuviera solo la parte B.
La decisión es crítica por la salud del paciente y de su bolsillo. Conviene consultar a un experto en este mercado, y tal vez invertir un poco más de gasto mensual para prevenir sorpresas mayores.
La población de personas elegibles para Medicare comenzó a crecer rápidamente a partir de 2011, cuando la primera generación de baby boomers (los nacidos después de la Segunda Guerra Mundial, desde 1946 a 1965) alcanzó la edad de 65 años y se incorporó al programa federal. Para 2030, cuando los boomers más jóvenes hayan cumplido 65 años, la inscripción en Medicare casi se duplicará a un estimado de 80 millones.
El gasto para Medicare totalizó aproximadamente el 3,6% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2010. Se prevé que la cifra aumentará al 5,1% para 2030.
Fuentes: CMS, KFF, medicare.gov.