La hiperuricemia es una afección que ocurre cuando existe un alto nivel de ácido úrico en sangre.
Esto puede aumentar el riesgo de padecer problemas renales e inflamación en las articulaciones. Si bien los expertos recomiendan un estilo de vida saludable para mantenerlo bajo control, existen dudas sobre algunos aspectos, por ejemplo, el ejercicio.
Puntos clave
- Si el organismo produce demasiado ácido úrico, lo que se conoce como hiperuricemia, podemos correr el riesgo de enfermarnos, sufrir inflamación crónica y daño renal.
- Realizar ejercicio es una buena forma de reducir el tejido adiposo en el organismo y prevenir la producción y acumulación de ácido úrico.
- Otra buena forma de controlar este problema es mediante la dieta, incluyendo frutas, vegetales, cereales, y legumbres.
El ácido úrico es un compuesto orgánico, formado por oxígeno, nitrógeno, hidrógeno y carbono, que se encarga de descomponer sustancias presentes en los alimentos, llamadas purinas.
Cumplida su función, se disuelve en la sangre y viaja a los riñones para ser expulsado, y así permitir un correcto funcionamiento del metabolismo.
Si el organismo produce demasiado ácido úrico (su aparición es más común cuando consumimos alimentos como anchoas, caballa, cerveza, hígado, frijoles o arvejas), lo que se conoce como hiperuricemia, podemos correr el riesgo de enfermarnos, sufrir inflamación crónica y daño renal.
Este problema también puede deberse a otras afecciones subyacentes, como alcoholismo, efectos secundarios de quimioterapia, diabetes, gota, enfermedades cardiovasculares o renales, dietas ricas en purina, hipertensión o síndrome metabólico.
El exceso de ácido úrico puede formar "cristales" en las articulaciones, causando una hinchazón dolorosa. Aunque algunas personas necesitan medicamentos para tratar estos síntomas, un estilo de vida saludable y una dieta equilibrada pueden ayudar a reducir su impacto sobre la salud.
¿Es útil hacer ejercicio?
Si algo abunda es la evidencia sobre las bondades de realizar ejercicio regularmente: reduce el riesgo de distintas enfermedades graves, como ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares, aumenta la agudeza mental en adultos mayores, ayuda a dormir mejor por la noche, y fortalece los músculos.
Prevenir la hiperuricemia también podría añadirse a la lista de beneficios de hacer actividad física, ya que, como han demostrado distintos estudios, como los publicados en Journal of Biological Chemistry o European Society of Cardiology, el exceso de grasa corporal parece ser un factor de riesgo de esta afección.
Por ello, realizar ejercicio es una buena forma de reducir el tejido adiposo en el organismo y prevenir la producción y acumulación de ácido úrico.
Sin embargo, los expertos advierten que se deben tener ciertos cuidados, ya que la presencia de los "cristales" por el exceso de ácido úrico en sangre, puede provocar dolor e inflamación en las articulaciones, afectando la forma en que se realiza la actividad física.
Si esto se sobre exige, puede llevar a realizar movimientos involuntarios o incorrectos que desencadenen en daños o lesiones a la larga.
También existe evidencia que señala que realizar ejercicio en exceso puede ser contraproducente cuando de hiperuricemia se trata. Según el trabajo publicado en The Journal of Clinical Hypertension, las concentraciones altas de ácido úrico pueden estar relacionadas con una respuesta exagerada de la presión arterial sistólica, debido al gran esfuerzo que demanda el ejercicio intenso y constante.
Por ello, lo mejor es realizar actividad física con moderación y una vez que se hayan aliviado los síntomas o dolores que causan los niveles elevados de ácido úrico en sangre. Las opciones que suelen recomendarse son caminar, trotar, nadar, montar en bicicleta, o hacer ejercicios aeróbicos, pilates, o yoga.
El rol de la alimentación
La alimentación es un factor fundamental para controlar la producción y acumulación de ácido úrico. Los especialistas aconsejan limitar los alimentos ricos en purinas, como:
- Bebidas alcohólicas.
- Carnes rojas y embutidos.
- Comidas o bebidas azucaradas.
- Mejillones.
- Pescados, como sardinas, truchas, caballa, arenque o anchoas.
Además de evitar este tipo de alimentos, puedes incluir aquellos que contienen niveles bajos de purinas, como:
- Arroz.
- Frutas y vegetales.
- Frutos secos.
- Mantequilla de maní.
- Papas.
- Productos integrales.
- Productos lácteos bajos en grasa o sin ella.
Las infusiones también pueden resultar de ayuda. Existen muchas hierbas que puedes disfrutar en forma de té, que estimulan el funcionamiento del aparato renal reduciendo los niveles de ácido úrico y evitando el riesgo de inflamaciones:
- Cola de caballo.
- Ortiga.
- Sauce.
- Té verde.
- Uva ursi.
También existen vínculos entre una ingesta regular de café y niveles bajos de ácido úrico, así como un menor riesgo de desarrollar gota. Sin embargo, se aconseja beberlo con moderación, ya que en exceso también puede aumentar el riesgo de enfermedades óseas y renales.
Cuando consultar al doctor
Tener niveles elevados de ácido úrico no representa un problema o enfermedad en sí mismo, por lo que no es necesario tratarlo a menos que se presenten síntomas.
Ten en cuenta que ciertos medicamentos, como los diuréticos, furosemida (Lasix), aquellos que inhiben el sistema inmunitario, ciclofosfamida o azatioprina, e incluso en dosis bajas las aspirinas, pueden afectar los niveles de ácido úrico.
Sin embargo, no debes modificar o dejar tus fármacos sin antes consultarlo con un profesional de la salud.
Para recordar:
Hasta contar con evidencia científica significativa proveniente de ensayos en humanos, las personas interesadas en utilizar terapias a base de hierbas y suplementos deben tener mucho cuidado.
No abandones ni modifiques tus medicamentos o tratamientos, antes habla con el doctor sobre los potenciales efectos de las terapias alternativas o complementarias.
Recuerda, las propiedades medicinales de las hierbas y suplementos también pueden interactuar con los fármacos recetados, con otras hierbas y suplementos, e incluso alterar tu dieta.
Fuentes consultadas: Base Exhaustiva de Datos de Medicamentos Naturales, Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU., Clínica Mayo, Departamento de Agricultura de EE. UU., Instituto Nacional de Medicina Complementaria y Alternativa.