¿Tienes hipertensión? Podría faltarte zinc

La hipertensión es responsable de problemas como las cardiopatías, los accidentes cerebrovasculares o la insuficiencia renal. Un nuevo estudio, encontró que esta enfermedad también podría estar relacionada con una deficiencia de zinc.

Según informa la Organización Mundial de la Salud (OMS), las complicaciones de la hipertensión son responsables de 9,4 millones de muertes cada año. Se estima que es la causa de por lo menos el 45% de las muertes por cardiopatías, y el 51% de las que ocurren por accidente cerebrovascular.

¿Tienes hipertensión? Podría faltarte zinc
Los expertos han notado una relación entre niveles bajos de zinc y la hipertensión.

En los últimos años, los investigadores han notado una relación entre los niveles más bajos de zinc y la hipertensión. Estos hallazgos podrían ayudar a los especialistas a diseñar nuevas formas de intervenir en poblaciones de pacientes en riesgo.

Sin embargo, se desconoce el rol exacto que cumple el zinc en esta enfermedad. Los científicos aún no tienen claro si sus niveles son responsables o consecuencia de la presión arterial elevada.

El zinc es un nutriente vital para el funcionamiento de nuestro organismo. Podemos encontrarlo en todas las células de nuestro cuerpo, ayudando al sistema inmune a combatir virus y bacterias.

Recientemente, un grupo de especialistas se propuso investigar este vínculo, profundizando en los mecanismos de acción. El equipo publicó sus hallazgos en American Journal of Physiology – Renal Physiology.

El papel de los riñones

La regulación del sodio juega un papel vital en la moderación de la presión arterial. El cotransportador de cloruro de sodio (NCC), reabsorbe el sodio del líquido destinado a convertirse en orina y lo devuelve al cuerpo.

Normalmente, los niveles más bajos de sodio en la orina corresponden con un aumento de la presión arterial.
Varias proteínas pueden interactuar con el NCC para alterar la cantidad de sodio que el cuerpo reabsorbe y excreta.

El zinc, influye en la actividad de una amplia gama de proteínas reguladoras, enzimas y factores de transcripción. Es por ello, que los expertos estiman que puede afectar el funcionamiento del NCC.

El zinc y la presión arterial

Durante el reciente estudio, los científicos realizaron una serie de experimentos en ratones para investigar la relación entre el zinc, la hipertensión, y observar el papel del NCC.

En primer lugar, encontraron que los roedores que comían una dieta con niveles más bajos de zinc, desarrollaron hipertensión. Luego, los dividieron en dos grupos:

  • Al primero, lo alimentaron con una dieta que contenía niveles adecuados de zinc, lo que generó que su presión arterial pronto volviera a la normalidad.
  • Al segundo, le administraron un medicamento que inhibe el NCC. La presión arterial de estos animales también volvió a la normalidad, debido a que el NCC dejó de bombear sodio nuevamente al cuerpo, y esto permitió que la orina lo eliminara.

También encontraron que la actividad del NCC aumenta cuando el zinc se encuentra en un nivel más bajo. Los científicos creen que cuando este elemento escasea, el NCC es más estable y funciona durante más tiempo.

Estos hallazgos corroboran los resultados de trabajos anteriores y confirman el papel del zinc en la hipertensión.

"Comprender los mecanismos específicos por los cuales la deficiencia de zinc contribuye a la desregulación de la presión arterial, puede tener un efecto importante en el tratamiento de la hipertensión en entornos de enfermedades crónicas", detallaron los autores.

¿Cómo obtener zinc?

Los Institutos Nacionales de la Salud (NIH), informan que el consumo de zinc que se necesita varía según la edad.

Durante la infancia se recomiendan alrededor de 3 mg. diarios, mientras que en los adultos oscila entre los 11 mg.
Podemos obtener las cantidades recomendadas mediante el consumo de una variedad de alimentos:

  • Ostras (la mejor fuente de zinc).
  • Carnes rojas.
  • Carnes de ave.
  • Cereales para el desayuno fortificados.
  • Cereales integrales.
  • Frijoles.
  • Frutos secos.
  • Mariscos (cangrejos y langostas).
  • Productos lácteos.

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