Por qué no deberías tomar calcio

Mucho se habla de la necesidad de tomar calcio, especialmente para las mujeres, cuyos huesos se deterioran más rápido que los de los hombres. Pero los hallazgos más recientes no solo contradicen esta idea, también han demostrado que hay riesgos serios al tomar estos suplementos.

El calcio es el mineral más abundante en el cuerpo humano y se almacena en los huesos y dientes casi en su totalidad (un 1% queda en la sangre, los músculos y las células). Este nutriente es vital para el desarrollo del sistema óseo, la coagulación de la sangre, las señales nerviosas, la contracción y relajación muscular, la secreción de hormonas y el control del ritmo cardíaco, entre otras funciones.

Por qué no deberías tomar calcio
| Foto: ISTOCK

Se puede obtener calcio que el cuerpo necesita a través de los alimentos. La otra manera es tomándolo en un suplemento y, con la intención de fortalecer los huesos, se consumen indiscriminadamente ignorando los riesgos.

Hay una relación entre el calcio y los problemas del corazón. Leslie Cho, cardióloga de la Clínica Cleveland explica en una publicación del hospital que la enfermedad de las arterias coronarias ataca cuando algo bloquea estas vías, por ejemplo, cuando hay ateroesclerosis (depósitos de grasa que se adhieren a sus paredes). Las placas de grasa pueden provocar infartos y accidentes cerebrovasculares.

El detalle es que el calcio también puede acumularse en las arterias y ser parte de las placas. Esto se puede encontrar haciendo una prueba de detección de calcio en las arterias, similar a una tomografía.

"El calcio se deposita en las placas de las arterias, de modo que cuando lo vemos en la exploración, sirve como marcador de la presencia de placas", dice Cho. Aunque estos depósitos de calcio son comunes en las personas de la tercera edad, en adultos de mediana edad también pueden aparecer y pueden indicar que es necesario hacer un monitoreo más cercano o un tratamiento más agresivo para la aterosclerosis.

Hay evidencias de una relación entre los altos niveles de ingesta de calcio y el ataque cardíaco, dice Cho. Un estudio encontró que las personas que tenían una ingesta alta de calcio tenían menos calcificación en sus arterias coronarias, sin embargo, se trataba de calcio proveniente de su alimentación, no de pastillas. También hubo indicios de que los suplementos podrían aumentar los depósitos de calcio en las arterias.

Para Cho los resultados aún son confusos, pero sí hay algo claro: "Es mejor obtener el calcio de los alimentos o las bebidas que tomarlo de una píldora. El cuerpo está diseñado para absorber vitaminas y minerales de su dieta".

Otros efectos adversos

El consumo de suplementos de calcio se ha relacionado a otro riesgo para la salud: la aparición de pólipos en el colon (pequeñas formaciones benignas que podrían convertirse en cáncer). Los hallazgos son resultado de un estudio que también cuestiona la capacidad del calcio para prevenir del cáncer colorrectal, cualidad que se le ha atribuido en otras investigaciones.

"Este fue un hallazgo inesperado", dijo el autor principal del estudio, Seth D. Crockett, epidemiólogo de la Escuela de Medicina de la Universidad de North Carolina. "Lo que esperábamos ver era un efecto de protección o ningún efecto... Así que nos sorprendió ver lo contrario".

Y los cuestionamientos van aún más allá. Una investigación publicada en la revista JAMA indicó que, tras revisar varios estudios, encontraron que el uso de suplementos de calcio, vitamina D o ambos no se asoció con un menor riesgo de fracturas en personas mayores.

"Los hallazgos, no apoyan el empleo rutinario de estos suplementos en esta población", dijo el director de la investigación, Jia-Guo Zhao, científico del Primer Centro Hospitalario de Tianjin, China.

El punto en el que coinciden todos los investigadores es que, para cumplir con los requerimientos de calcio y prevenir afecciones como la osteoporosis, lo mejor es tomarlo de los alimentos. Leche, yogur, queso, col rizada, las hojas de berza y otras hojas verdes, los frijoles, y el jugo de naranja, la leche de soja y los cereales fortificados son excelentes fuentes.

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