Debby Herbenick es columnista especializada en temas sexuales en Kinsey Confidential, un portal del Instituto Kinsey de Investigaciones sobre Sexo, Género y Reproducción. Ella notó que recibía muchas consultas de mujeres que revelaban tener orgasmos al hacer ejercicio en el gimnasio. Cuando quiso investigar qué podía causar esta reacción, no encontró literatura científica de referencia.
Comenzó a hacer su propia investigación, y en marzo de 2012, los hallazgos de Herbenick y su colega J. Dennis Fortenbery, ambos de la Universidad de Indiana, fueron publicados en el Journal de Terapia Sexual y de Relación.
El trabajo “Orgasmo y placer en mujeres inducidos por el ejercicio” contó con la colaboración de 530 mujeres de entre 18 y 63 años. A través de una encuesta anónima por Internet, el 10% reveló tener orgasmos al hacer ejercicio, sin distinción de edad o nivel de entrenamiento.
Muchas mujeres, con un promedio de edad de 18,9 años, revelaron tener orgasmos al hacer ejercicio. Los mismos eran más frecuentes al hacer abdominales, trepar o levantar pesas. Otro grupo reveló sentir excitación sexual pero sin llegar al orgasmo, preferentemente al andar en bicicleta, hacer spinning o hacer abdominales. En casi ninguno de los casos las personas estaban pensando en situaciones imaginarias durante el ejercicio, que podrían haber aumentado la excitación sexual.
Los hallazgos de la doctora Herbenick sirvieron como base para su libro The Coregasm Workout, donde enseña técnicas naturales, seguras y efectivas de lograr excitación sexual a través del ejercicio. "Esto ayudaría a hacer más divertido el ejercicio, y a la vez tener una vida sexual más satisfactoria", según promete la autora.
En un reportaje con la revista Cosmopolitan, Herbenick comentó que aún no se conoce una manera incuestionable de lograr la excitación sexual en la mujer. Y muchas compañías farmacéuticas han tratado de crear medicación específica para tal fin, pero ninguna ha sido aprobada hasta ahora por la FDA.
Por eso su propuesta podría ayudar a lograr la excitación en base a un entrenamiento especial, donde es necesario hacer primero un trabajo aeróbico y luego series de abdominales en un estado mental relajado. La autora admite que no se sabe qué músculo en especial dispara los orgasmos, ni a partir de qué número de abdominal, pero asegura que se deben involucrar varios músculos de la zona baja del abdomen. En esta respuesta no interviene el punto G, ya que estos orgasmos también son experimentados por hombres.
La experta aclara que el tipo de orgasmo que se consigue mediante el ejercicio es muy distinto al que llega con el sexo. Este último incluye una conexión emocional con la pareja, tibieza, intimidad y sentimientos. En el ejercicio no hay nada de esto, pero experimentarlos puede llevar a mejorar la vida sexual con la pareja.
Orgasmos atípicos
El doctor Ricardo Mamed, médico de la Universidad de Buenos Aires y sexólogo clínico de la Escuela Argentina de Sexologia, informó a HolaDoctor que en los tratados de Masters y Johnson hay trabajos sobre el orgasmo femenino en circunstancias atípicas. Y filmaciones de principios del siglo XX muestran a costureras trabajando en máquinas de coser a pedal que por momentos aumentaban el ritmo del movimiento de sus piernas como una forma de masturbarse. Estas mujeres se veían fatigadas y con un ritmo cardíaco más elevado, tal como ocurre durante el orgasmo en una relación sexual.
Orgasmos: secretos que no sabías
En su libro publicado en 1883 “Estudio médico-filosófico del onanismo en la mujer (placeres ilícitos)”, la autora francesa Thésée Pouillet menciona a ciertas costureras francesas de una fábrica de indumentaria militar, que experimentan orgasmos mientras hacían su trabajo con una máquina de doble pedal. Mientras una pierna subía la otra bajaba, causando un inevitable roce constante entre los muslos.
Estos hechos tan perturbadores para la sociedad de esa época se terminaron en 1872 con la invención de una máquina de coser con un solo pedal, al que se llamó “pedal higiénico”.
El doctor Mamed asegura que hay ejercicios que estimulan la zona rectal clitorídea o vaginal, y según las características de cada mujer, pueden o no llegar al orgasmo. Por otra parte, el ejercicio dispara la liberación de distintas hormonas en la hipófisis que dan sensación de placer, o predisponen a la búsqueda del mismo mediante la actividad física.