Ya sea a través de los alimentos, las bebidas o el aire, los microplásticos llegaron a nuestro organismo. Así lo demuestra una reciente investigación, que calculó que los habitantes de EE. UU. ingieren aproximadamente 100,000 partículas de ellos anualmente.
Los microplásticos acompañan nuestra rutina desde hace mucho tiempo, ya que se encuentran en cosméticos, ropa y, por supuesto, todo tipo de productos hechos de plástico.
Según informa la Organización de las Naciones Unidas (ONU), desde 1960 la producción de plástico aumentó en un 9% anual, llegando a producirse en 2015, 322 millones de toneladas (un elefante adulto solamente pesa 12).
De esta producción, la mayoría es desechada en el medio ambiente, que, por acción de los microorganismos, la luz solar y el agua, se erosiona hasta transformarse en pequeñas partículas o microplásticos.
En el nuevo trabajo publicado en Environmental Science & Technology, un equipo de investigadores de la Universidad de Victoria, en Canadá, calculó cuántas de estas partículas ingerimos anualmente. Para ello revisaron 26 estudios previos que estudiaron la presencia de microplásticos en casi 4,000 muestras de agua, alcohol, azúcares añadidos, miel, mariscos, pescados y sal.
Luego, evaluaron qué cantidad aproximada de esos alimentos se consumían en las dietas promedio de los estadounidenses. Sus resultados mostraron que:
- El consumo de microplásticos anual varía entre 39,000 y 52,000 partículas, solo teniendo en cuenta las fuentes alimenticias.
- Cuando se toma en cuenta los microplásticos inhalados, la cantidad de partículas se encuentra entre 74,000 y 121,000.
- Aquellas personas que solo beben agua de botellas plásticas pueden ingerir 90,000 partículas adicionales al año.
A pesar de que los investigadores admitieron que estas son estimaciones aproximadas, señalaron que los números son "drásticos". También afirmaron que no se analizó el consumo de aves de corral, carne de res, granos, lácteos, verduras o las consecuencias derivadas por los envases de los alimentos.
Según los autores esto representa una limitación, ya que los alimentos estudiados no alcanzan el 15% de la dieta media estadounidense. Por ello, planean continuar investigando los productos pendientes para obtener una cifra más completa.
Casos similares
No es la primera vez que se registra la presencia de microplásticos en nuestro organismo. Un estudio presentado en la reunión anual la United European Gastroenterology, que tuvo lugar en Viena entre el 20 y 24 de octubre del 2018, mostró que un grupo de participantes tenía en promedio 20 partículas en cada 100 gramos de heces.
El Dr. Philipp Schwabl, autor del trabajo, señaló "El plástico es sin duda un material muy útil y tiene muchas aplicaciones ingeniosas. Pero quizá debamos replantearnos la necesidad de un uso abundante y buscar alternativas ecológicas y sostenibles".
Otro informe que arrojó luz sobre el tema, publicado National Geographic, analizó muestras de sal de 21 países de Europa, América del Norte y del Sur, África y Asia, encontrando que 36 de las 39 marcas evaluadas contenían microplásticos.
Aún no existen estudios con humanos que muestren cómo los microplásticos podrían afectar a la salud. Sin embargo, distintas investigaciones con animales encontraron que sus partículas son capaces de ingresar al torrente sanguíneo, el sistema linfático, el hígado y afectar las vellosidades que recubren la pared intestinal.
Por este motivo, muchos organismos internacionales plantean la posibilidad de eliminar o prohibir este material. Por ejemplo, Illinois fue el primer estado de EE. UU. en prohibir los cosméticos que contienen microplásticos.
Si bien aún se desconoce como librar la "guerra" contra los microplásticos, muchos profesionales recomiendan disminuir el consumo de alimentos preenvasados y bolsas plásticas, con el objetivo de reducir la contaminación ambiental.
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