Cada año, aproximadamente 550 millones de personas sufren enfermedades diarreicas por consumir alimentos insalubres.
Entre los principales responsables de esta contaminación se encuentran las bacterias del grupo Salmonella. Aquí te contamos cómo se transmiten, qué síntomas provocan y cómo prevenir las infecciones.
Puntos clave
- La salmonelosis es una enfermedad provocada por Salmonella, un grupo de bacterias que está muy presente en animales domésticos y salvajes.
- Entre sus síntomas se hallan fiebre brusca, dolor o calambre abdominal, diarrea, escalofríos, náuseas y vómitos.
- Para prevenir este afección los expertos recomiendan lavar bien las manos, los alimentos que se vayan a consumir, y los utensilios que se usan para cocinar.
- También es importante separar los alimentos que se consumen crudos de aquellos que se deben cocinar, cocer los alimentos a la temperatura correcta y refrigerar lo que no se consuma.
La salmonelosis es una enfermedad provocada por Salmonella, un grupo de bacterias que está muy presente en animales domésticos y salvajes, como perros, gatos, pájaros, reptiles, aves de corral, cerdos y vacas.
Por este motivo, su transmisión suele estar asociada al consumo de alimentos de origen animal contaminados. Sin embargo, también puede encontrarse en ciertas hortalizas contaminadas por el estiércol de esos animales.
También puede trasmitirse entre personas, por vía fecal-oral, o por el contacto con mascotas infectadas, las cuales no presentan signos de enfermedad.
La salmonelosis se caracteriza por los siguientes síntomas:
Estas señales pueden manifestarse entre 6 y 72 horas tras la ingesta de Salmonella (aunque generalmente lo hacen luego de 12 a 36 horas).
Los síntomas suelen ser leves y los pacientes se recuperan sin tratamiento, aunque existen casos de riesgo, como los niños, ancianos o personas con su sistema inmuitario comprometido, ya que la deshidratación que provoca esta enfermedad puede poner en peligro sus vidas.
Si el episodio de salmonelosis es grave, los profesionales de la salud pueden recomendar el uso de antibióticos, en los casos moderados o leves se busca evitarlo, ya que estos fármacos podrían no eliminar por completo la bacteria y seleccionar cepas resistentes, con lo cual el medicamento se volvería ineficaz.
Cómo prevenirla
Como señalamos en otro artículo de HolaDoctor, para prevenir la transmisión de Salmonella son necesarias medidas de control en todas las etapas de la cadena alimentaria, desde la producción y elaboración, hasta la fabricación y preparación de alimentos, tanto en establecimientos comerciales como en casa.
Otros aspecto para tener en cuenta, es que, a simple vista, no es posible detectar un alimento contaminado con Salmonella, ya que la bacteria no afecta su sabor, apariencia, textura u olor. Por esta razón es necesario seguir una serie de normas de higiene:
Lavado
- Recuerda lavar tus manos por 20 segundos con agua y jabón, antes, durante y después de preparar los alimentos, y antes de comer.
- Las frutas y los vegetales, en especial los que están en contacto con la tierra, deben lavarse y refregarse antes de consumirse.
- Los utensilios, en especial las tablas de picar y cuchillos, se deben lavar usando agua caliente con jabón. Es importante mantener limpio el área de cocina.
Contaminación cruzada
La contaminación cruzada es el proceso por el cual los alimentos entran en contacto con sustancias ajenas, causando normalmente problemas para la salud.
Para evitarla, separa la carne, pollo, mariscos y huevos de otros alimentos, como los vegetales, que pueden comerse crudos. Usa diferentes tablas, utensilios, y recipientes al momento de manipularlos o alojarlos.
Temperatura adecuada
La seguridad alimentaria es básica para evitar una contaminación. Al cocinar es necesario someter a temperaturas adecuadas a los alimentos para una lograr una buena cocción, de lo contrario, la Salmonella puede sobrevivir.
Sólo necesitas un termómetro de alimentos para medir las siguientes temperaturas internas:
- Carne de res o puerco, pescado y jamón crudo: 145 °F o 63 °C.
- Carne molida de res o puerco: 160 °F o 71 °C.
- Pollo o pavo, guisos y recalentados: 165 °F o 74 °C.
También existe lo que se conoce como "zona de peligro de la temperatura" (entre 40 °F o 4 °C y 140 °F o 60 °C), donde las bacterias encuentran condiciones propensas para multiplicarse rápidamente. Por ello, evita dejar tus preparaciones a esa temperatura por más de 2 horas.
Refrigeración
Una vez que tu preparación enfríe (puedes acelerar este proceso colocando las preparaciones calientes en un recipiente en baño maría con hielo y agua fría), refrigéralas rápidamente, para evitar su exposición a la "zona de peligro de la temperatura". Mantén tu refrigerador a menos de 40 °F o 4 °C, y el congelador a 0 °F o -18 °C.
Descongela en forma segura los alimentos en tu refrigerador un día antes, al chorro del agua o en microondas.
Otros consejos
Evita el consumo de carnes, pescados o huevo crudos, como ceviche, sushi, mayonesa y ensalada césar, entre otros.
Tampoco se aconseja el consumo de leche cruda y productos elaborados con la misma, en su lugar, recurre a la leche pasteurizada o hervida.
Si el agua es de salubridad dudosa, hiérvela, y evita consumir hielo a menos que sepas que están hechos con agua potable.
Fuentes consultadas: Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU., Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, Organización Mundial de la Salud.