Las dietas tradicionales para adelgazar que se basan en reducir la cantidad de calorías que se consumen, están dejando paso al nuevo concepto de reducir el azúcar agregado, los granos refinados y los alimentos altamente procesados y reemplazarlos por verduras, frutas y alimentos integrales, sin preocuparse por contar las calorías o limitar el tamaño de las porciones.
Quienes lo hacen, pierden cantidades significativas de peso en el transcurso de un año, y lo mantienen: ese es el resultado de un estudio dirigido por Christopher Gardner, del Stanford Prevention Research Center sobre más de 600 personas. Muchos nutricionistas ya vienen trabajando con este criterio para ayudar a sus pacientes a perder peso.
Contar calorías es incómodo, y reducirlas en exceso puede dañar tu salud. “Tu cuerpo necesita energía para potenciar sus funciones biológicas, como la digestión, la respiración y el bombeo de sangre, junto con la actividad que realiza a lo largo del día. ¿Sabías que tu tasa metabólica en reposo (la cantidad de energía que tu cuerpo usa en reposo) constituye la mayor parte de tu gasto total de energía?
Es importante consumir suficiente energía de los alimentos para mantener el cuerpo funcionando normalmente. Si comes muy pocas calorías, arriesgas tu salud de 4 maneras, explica la Dra. Caroline Kaufman en este informe de la Academia Americana de Dietética y Nutrición.
1. No satisfaces tus necesidades de nutrientes
Es fácil subestimar la importancia de algo que no puedes ver o sentir, pero las vitaminas, los minerales, la fibra y otros nutrientes son tan importantes para su bienestar a largo plazo como el número de la báscula, es decir, tu peso.
Por ejemplo, el calcio en la dieta es importante tanto para la salud ósea como para las funciones corporales, como el control muscular y la circulación.
Durante los primeros 30 años de vida, el cuerpo almacena el exceso de calcio en los huesos. Después de los 30, dejas de ganar masa ósea y dependes de las reservas existentes para mantener tus huesos fuertes por el resto de tu vida. Si no puede satisfacer sus necesidades de calcio, tu cuerpo se ve obligado a "abrir el grifo" y recuperar de los huesos este mineral crucial. Este proceso aumenta el riesgo de osteoporosis (adelgazamiento de los huesos y pérdida de densidad ósea) y fracturas de cadera.
Además, si la dieta es muy baja en calorías, puede ser difícil obtener suficiente vitamina E (que se encuentra en alimentos como nueces y aceites). La vitamina E es un refuerzo inmunológico y antioxidante que protege del deterioro producido por los radicales libres, un tipo de daño que puede causar cáncer y enfermedades crónicas.
2. Ralentizas tu metabolismo
Cuando no comes lo suficiente, tu cuerpo entra en modo de supervivencia y comienza a descomponer los músculos para liberar la glucosa almacenada en tu interior, que puede usarse como energía. Debido a que no consumes suficientes calorías, tu cuerpo ralentiza el metabolismo en un esfuerzo por conservar energía. Puedes sentirte lento, tener frío y padecer anormalidades gastrointestinales, como estreñimiento.
3. Pierdes tu capacidad mental
Tu cerebro funciona con glucosa, al igual que un automóvil funciona con gasolina, y por lo tanto necesita un suministro constante para desempeñarse sin problemas. Si tienes hambre todo el día, tu cerebro no puede trabajar a la capacidad máxima.
4. Podrían formarse cálculos biliares
Las dietas muy bajas en calorías (alrededor de 800 por día) provocan una rápida pérdida de peso pero aumentan el riesgo de cálculos biliares, que pueden causar dolor abdominal y requerir cirugía.
¿Cómo saber si consumes pocas calorías?
Depende de muchos factores que varían entre las personas. Consulta con un nutricionista registrado que tenga la experiencia para diseñar un plan de nutrición adaptado a tus necesidades, concluye la Dra. Kaufman.
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